«Cuando llegó a Caravaca llevaba locas a las chicas, pero a partir del segundo mes decidió una noche salir vestido de mujer. Todo el mundo pensaba que se le había ido la cabeza, pero la realidad es que se había liberado», cuenta Jesús León, quien en 2009 era vicepresidente del club caravaqueño que militó en la Superliga masculina y que llegó a jugar una Copa del Rey, del brasileño Rodrigo Pereira de Abreu. Unos años después, en Caravaca han vuelto a saber de 'Pará', que era como se le conocía deportivamente, un jugador de 1,94 metros y potente remate. Pero Rodrigo es ahora Tiffany Abreu, jugadora de un conjunto de la segunda división femenina italiana, el Palmi, con el que debutó hace una semana. Su estreno ha generado mucha controversia y las protestas de los rivales pese a que en 2004 la Federación Internacional de Voleibol declaró que no haría contoles de sexo en los equipos.

Rodrigo llegó a Caravaca a través del director deportivo brasileño que tenía el club: «No lo conocía nadie y realizó aquí una temporada espectacular. Nos metimos en la Copa del Rey y era un jugador como la copa de un pino. De hecho, en diciembre quisieron llevárselo varios equipos y a la siguiente temporada lo fichó un conjunto de París, que le pagó 60.000 euros, que es un muy buen contrato en el voleibol», explica Jesús León, quien admite que supieron de su homosexualidad al poco tiempo y que «tenía una relación con un jugador de Puerto Real que también era homosexual». De hecho, León recuerda que «en el penúltimo partido de liga, que ganamos aquí, en Caravaca, en lugar de quedarse a celebrarlo con lo compañeros, se fue rápidamente a su piso para conectarse a Skipe y ponerse en contacto con su pareja. En el equipo lo sabía todo el mundo y los compañeros lo aceptaron muy bien, aunque lógicamente se gastaban bromas», recuerda el directivo de un club caravaqueño que tuvo que desaparecer poco después «porque vino la crisis y la situación se complicó. Nos engañaron políticamente y tuvimos que dejar el club por falta de recursos», explica.

Rodrigo, que ahora tiene 32 años de edad, siguió su carrera en Bélgica, Holanda e Italia, buscando siempre países donde fuera más aceptada su homosexualidad. En Bélgica, cuando jugaba en un equipo masculino, decidió cambiarse de sexo y se sometió a una operación.

Hace una semana debutó en Italia, donde recibió el visto bueno de la Federación Internacional para poder actuar como mujer en un conjunto de segunda categoría. «El talento no entiende de sexo», ha comentado Rodrigo, ahora Tiffany, a varios medios de comunicación italianos, un país donde incluso ha ocupado portadas de divesas publicaciones. «En esencia soy una mujer y el voleibol es mi trabajo», añadía. En su estreno con el Goldem Palmi fue la máxima rematadora de su equipo, un hecho que ha encedido la polémica en el campeonato, ya que el presidente del Brescia Milenio, Roberto Catania, conjunto que junto con la formación de la exjugadora del Caravaca está luchando por un puesto en los play off, ha elevado una protesta formal y ha pedido que no se le deje jugar, puesto que hace muy poco tiempo estaba en un conjunto masculino en Bélgica. En cualquier caso, Tiffany ha roto barreras en el deporte, evitando la exclusión de los transexuales. «Las chicas me han recibido muy bien, como si fuese una hermana», ha manifestado una mujer en un cuerpo de hombre que está dispuesta a llegar hasta el final para cumplir sus sueños y seguir jugando al voleibol pese a la oposición que ha recibido.