Tenía el Real Murcia en Granada una nueva final. Un punto separaba a los granas de los tan ansiados puestos de play off. Pero, un nuevo empate a domicilio, dejó las cosas igual. Pase lo que pase en los partidos de hoy, los murcianistas dormirán toda la semana lejos de la zona importante. Incluso, si sus rivales hacen los deberes, el quinto puesto que tiene ahora -está igualado a puntos con el Jumilla, que es cuarto- se esfumará en apenas unas horas.

Ante un rival que se encuentra en una zona intermedia de la tabla en donde no puede dormirse para caer en la zona baja, ni tampoco renunciar definitivamente a alcanzar al cuarto clasificado, el Real Murcia volvió a ser incapaz de hacer bien las cosas a domicilio, donde no gana desde diciembre y donde se ha convertido en uno de los equipos que más puntos se deja por el camino.

Lluís Planagumá, técnico de los locales, recuperaba a Pawel, Yeray, Estupiñán y Aly Mallé, que regresaba tras sus convocatorias con el cuadro entrenado por Lucas Alcaraz para este importante encuentro. Por otro lado, Paco García, sin Golobart, Pumar y Sergi Guardiola, apostaba por guardar la ropa en el centro del campo con Armando y David Sánchez, y por Rubén Ramos como sustituto del delantero murciano. Pero la sorpresa estuvo en la portería, Simón se mantenía en el once y Diego Rivas, de vuelta tras cumplir un partido de sanción, veía el choque desde el banquillo. Además, Borja Gómez debutaba en el centro de la defensa y Pablo Aguilera disfrutaba de sus primeros minutos en la segunda parte.

El choque fue intenso pero carente de acciones peligrosas y que mantuvieran una cierta regularidad de cara al espectador. Mucho trabajo sobre el césped y más tesón y empuje de un Real Murcia que comenzó adelantándose en el marcador y que vio como Aly Mallé igualaba antes del descanso. Tras esto dominio murciano pero sin la profundidad y el acierto necesario para sacar los tres puntos en juego.

En una primera mitad igualada con un gol para cada escuadra, el cuadro grana fue el primero en comenzar a llevar peligro sobre el área rival al echar a rodar el esférico sobre el césped de la instalación nazarí. Entre Rubén Ramos y Víctor Curto generaron un acercamiento que finalmente acabó con la bola en posesión de los locales pero que puso a las claras que lo murcianos no venían a especular ni a dejar jugar cómodo a su oponente. Los locales reaccionaron a esta primera llegada y los pupilos de Planagumá mandaron el cuero por línea de fondo.

El choque se abría y los acercamientos se daban en ambas áreas sin que se produjeran disparos realmente peligrosos, siendo el cuadro local el que a balón parado obligó a Simón a intervenir en un saque de esquina.

Ambos conjuntos jugaban de tú a tú sin esconder sus cartas ni amilanarse en ataque y el que golpeó primero en este intercambio fue el conjunto visitante. Y lo hizo tras una acción personal de Víctor Curto. El delantero pimentonero robó el esférico a Navarrete en la zaga nazarí y disparó a bocajarro sobre el marco de Pol Ballesté, que poco pudo hacer por evitar el tanto recibido.

El filial dejó atrás los escasos complejos demostrados y se marchó con descaro a por la igualada. Sergio Peña estuvo muy cerca de batir a Simón, pero el arquero estuvo fino para evitar el tanto.

Sin embargo, con el viento a favor, el equipo de Paco García controlaba mejor a su rival y no daba concesiones a un Granada B, que una vez perdido el dominio y la presión en la salida de balón de los murcianos, apenas inquietaba a su oponente y le costaba mucho ganar metros.

Pese a todo, el filial rojiblanco es el cuadro más goleador de la categoría junto al Lorca y este hecho indica que no necesita de muchas ocasiones hacer tantos. Y así fue. Aly Mallé consiguió hacerse con el cuero en una acción a balón parado y de disparo cruzado pudo perforar la meta murciana para devolver el empate al luminoso en los compases finales del primer periodo, alcanzándose el tiempo de descanso con la igualdad momentánea.

La reanudación arrancó con polémica. En la primera llegada pimentonero al área granadinista un integrante nazarí pareció tocar la bola con la mano, pero las protestas locales quedaron en nada al no señalar el trencilla la pena máxima.

A balón parado el cuadro visitante no generaba el peligro suficiente y los minutos avanzaban con tensión e intensidad pero sin oportunidades para dos contendientes muy concentrados en destruir el juego rival. El dominio murcianista continuaba en el centro del campo y las escasas llegadas que se producían tenían a los granas como protagonistas, pero faltaba claridad en el juego y mayor profundidad.

Ni siquiera a balón parado se contabilizan remates y el filial rojiblanco por su parte de mostraba incapaz de llevar peligro no tan siquiera a la contra.

Isi probó fortuna pero se topó con Pol Ballesté, que no concedió nada al recién incorporado delantero grana al terreno de juego. El posterior acercamiento fue una vez de color murcianista y en esta ocasión Josema con un potente testarazo estuvo a punto de transformar el segundo para el Real Murcia si Pol Ballesté no hubiera estado con reflejos felinos sacando el esférico sobre la misma línea en la jugada más flagrante de los murcianos para llevarse el triunfo en la segunda mitad.

Los cambios introducidos por parte de ambos técnicos apenas alteraron la decoración del encuentro y se podría decir que tal y como estaba el partido, llegaron incluso tarde. Los de Paco García continuaron con su acoso sobre la meta granadinista, pero de nuevo cualquier llegada quedó en nada en el tramo final del encuentro, quedando finalmente un punto para cada conjunto que en el caso de los visitantes supo a bastante poco tras el dominio desarrollado en el segundo tiempo.

Un punto que sigue dejando dudas en un Real Murcia que tira otra jornada a la basura. Y es que después de 26 jornadas, los granas siguen sin saber lo que sienta al dormir entre los cuatro primeros puestos. Ahora mismos son quintos, con los mismos puntos que el Jumilla, cuarto, aunque si gana hoy, la distancia se ampliará. También tendrán que estar los murcianos atentos a lo que hagan Mérida, Melilla y Villanovense, que pueden superarles en la clasificación.