La rocambolesca situación del Lorca Fútbol Club no pasa desapercibida, sobre todo, para uno de sus empleados, el utillero, José Antonio Sansegundo, más conocido como Lajarín. Es el único lorquino del plantel y bien que lo está pagando. La plantilla, casi en su totalidad, fijó su residencia en las localidades limítrofes a San Pedro del Pinatar, tras conocer que el cuadro de Xu Gembao realizaría por allí el trabajo diario.

El empresario chino, consciente de la dificultad para realizar el trabajo de Lajarín, compró una furgoneta y una lavadora industrial para intentar facilitarle sus tareas.

Laja realiza a diario unos doscientos cincuenta kilómetros. «Sobre las siete de la mañana voy al Artés Carrasco, cargo la furgoneta con el material de trabajo del día y salgo para el lugar de entrenamiento, Pinatar Arena, Pilar de la Horada o Dolores de Pacheco. Una vez terminado el mismo, vuelvo a cargar con la ropa sucia y para Lorca. Todo a la lavadora, secadora, doblado y organizo para el día siguiente. A veces no me da tiempo ni a comer», relata el utillero.

Lajarín tiene cuarenta y dos años, está casado y es padre de una adolescente de dieciocho años y dos niños, uno de siete años y otro de cuatro meses. Lleva siete años de utillero entre Lorca Deportiva, La Hoya Lorca y Lorca FC. «Es lo que peor llevo. Veo muy poco a mis niños, pero soy un privilegiado porque tengo trabajo y estoy en un club donde Xu Gembao me trata muy bien, aunque tampoco tengo queja de cómo me trataron antes cuando era La Hoya. Xu Gembao entró un día a la lavandería, vio las lavadoras viejas que tenía y decidió comprar una industrial a la que he bautizado 'Margarita' porque es como mi familia. Así se trabaja mucho mejor», cuenta Lajarín con su particular humor.

Pese a la odisea diaria, Lajarín no decae: «Espero que pronto el Lorca FC pueda entrenar en su casa y en su pueblo. Cada jugador es un mundo y yo intento que todos estén felices en el vestuario. Están muy lejos de su casa y procuro, en momentos emotivos, alegrarles la estancia. Me visto de Papa Noel o de Rey Mago, echamos unas risas y se lleva mejor», confesó. Laja confía en el ascenso a Segunda más que nadie: «Me gustaría ser utillero de un equipo de Segunda División A y creo que este año lo vamos a conseguir.