Nacido en Mula un 17 de abril de 1993, Patric Gabarrón Gil se crio en un entorno hostil plagado de buenas compañías. Tras muchos años de esfuerzo pudo alistarse la cantera blaugrana y el resto de la historia ustedes ya lo conocen. Ahora, tras registrar grandes actuaciones en los ocho encuentros que ha jugado con la Lazio, el muleño solamente piensa en seguir mejorando como futbolista. Ya han pasado tres años de su debut en Champions frente al Ajax, en cambio, él sigue siendo aquel chaval que soñaba con ser feliz gracias a su amigo, el balón.

¡Vaya temporada!.

Pese a que el último partido lo perdimos, creo que las sensaciones son positivas. A la vista está que estamos muy contentos con los resultados. De todas formas también te digo que esto es muy largo y para nada hay que confiarse. El equipo suma 34 puntos y queremos que esta dinámica siga porque la afición se lo merece.

¿Se sigue acordando de sus raíces?

Por supuesto que sí, Mula está muy presente en mí día a día porque es donde nací y estoy orgulloso de ello. Siempre es importante recordar de dónde vienes para decidir a dónde vas.

¿Cómo define a sus habitantes?

Es un pueblo en el que vive gente muy cercana y humilde, lo que tienen es porque se lo han ganado a base de muchísimo trabajo. Cuando vengo soy muy feliz porque recuerdo grandes anécdotas de cuando era pequeño.

¿Cómo cuáles?

Sobre todo me acuerdo que todo el día era fútbol y más fútbol, pero no me cansaba nunca, al final eres un niño y solamente piensas en disfrutar.

15 años después ¿qué le suelen decir sus paisanos?

Todo son alabanzas. Ese apoyo es muy importante para que yo pueda seguir creciendo como jugador y como persona. Un municipio tan cercano como Mula transmite positividad, suena raro pero es así.

Para colmo, su primer equipo fue el Muleño.

En aquella época también fui muy feliz, nunca olvidaré esos días tan futboleros. Pese a ser un crío, esa ilusión de la que te he hablado antes era sinónimo de aprendizaje y de estar contento las 24 horas del día.

Después le fichó el Murcia, ahí dio el salto de calidad, ¿verdad?

Sí, tendría 13 años y fue un paso importante. Siendo sincero en esa etapa eché mucho de menos a la familia porque llegaba a casa muy tarde y coincidía muy poco con ellos. Después, cuando fiché por el Villarreal, maduré muchísimo y es donde crecí de manera descomunal tanto en lo personal como en lo profesional.

Por cierto ahora que hablamos de dicha entidad, ¿cree que retornará a Primera?

El Murcia es un equipo que tiene todos los alicientes para subir a Segunda División, además de jugar en un gran estadio también cuenta con una afición muy calurosa. Seguro que pronto este club conseguirá estar en lo más alto, pase lo que pase yo siempre le voy a desear lo mejor del mundo.

¿Qué me cuenta de La Masía?

Se aprende muchísimo, siempre lo he dicho y lo seguiré manteniendo allí pasé ocho grandes temporadas. Ya no solo eso, sino que también hice grandes amistades y fui muy feliz. Sin, duda ha sido una etapa imborrable.

Una última pregunta. ¿Cuál cree que es su límite futbolístico?

Tengo 23 años y solamente quiero seguir mejorando como profesional, no pienso en otra cosa. A día de hoy estoy muy feliz por estar en la Lazio y hay que disfrutar del presente lo que tenga que venir ya vendrá.