¿Qué tipo de discapacidad padece usted?

Los médicos me decían al principio que tenía polio, pero cuando fui a un Campeonato del Mundo de natación, pasé revisión médica y me dijeron que yo no tenía polio, sino una parálisis cerebral que me había afectado a la pierna izquierda. Eso fue cuando tenía ya 21 años y después de haber pasado previamente un examen cuando empecé a nadar.

¿Cuándo empezó a hacer deporte?

Mi madre, que me llevaba a todos los médicos habidos y por haber, decidió apuntarme a la piscina después de verme disfrutar un día en la playa. Yo le decía que no quería ir y lloraba cada vez que iba, pero empecé a hacer cursillos y un monitor me vio y se fijó en mí. Entonces me ofrecieron ir a un Campeonato de España en Murcia, pero dije que no, y al poco tiempo me presenté a otro en Elche, donde batí tres récords de España y la seleccionadora me dijo si tenía que hacer algo ese verano, que me llevaba al Campeonato del Mundo. Y así empezó todo hasta el punto de que me clasifiqué para la Paralimpiada de Barcelona.

Menuda experiencia debió ser la Paralimpiada.

Fue muy buena pero muy dura. La gente piensa que para las personas con discapacidad es más fácil conseguir buenos resultados en el deporte porque hay menos gente que lo practica. La mayoría cree que por ir a una competición ya te dan una medalla, pero no es así, porque pasamos veinte mil cribas; y las superé, pero mucha gente se quedó en el camino. Me costó un hígado llegar a las Paralimpiadas de Barcelona.

¿Ha evolucionado el deporte para discapacitados?

Vaya que sí. En mi época era el único deportista discapacitado de Murcia, el único al que daban becas. Recuerdo incluso que en las Paralimpiadas, siendo presidente de la Comunidad Carlos Collado y estando en la Villa, se presentó allí medio Gobierno regional y municipal para verme, pero se fueron sin saludar a una chica ciega de Murcia que también participaba. Yo tuve muchas con Collado e incluso me negué a coger una beca de alto rendimiento. Le dije que la donara a una ONG porque no quería limosnas, ya que Antonio Peñalver se llevaba un millón de pesetas y a mí me daban 300.000 pesetas, cuando los dos éramos deportistas y hacíamos el mismo esfuerzo. Mucha gente aún me recuerda por eso. Pese a todo a mí se me trató muy bien, porque una año antes de las Paralimpiadas pedí una piscina para entrenar y me dejaron el Murcia Parque, pero después de aquello se me dejó en el olvido.

¿Y después siguió haciendo deporte?

En 1993 fui a un Campeonato de España en Tenerife, donde me dieron por todos lados porque venía mucha gente joven apretando fuerte, y en 1995 dije que se acabó. Tenía trabajo y no me quedaba tiempo para entrenar, me tenía que levantar a las cinco de la mañana para ir a nadar porque no había otra posibilidad.

¿Cuándo se metió en el baloncesto?

Cuando terminé de nadar quería hacer un deporte de equipo. Un amigo de Guadalupe me avisó de que habían creado un club de baloncesto en silla de ruedas y un día me presenté allí. Primero estuvimos en Murcia, pero como no nos daban nada, nos fuimos a Molina. Empezaron a decirnos que nos iban a dar sillas muy buenas, que no pesaban nada, pero solo apareció una por casualidad y después de esa ya no vimos ninguna más. Nos tiramos un año yendo a todos sitios con unas sillas que pesaban una enormidad y entonces fue cuando dije que se acabó. Pero hace unas semanas, gracias a que el concejal Felipe Coello subió una foto al Facebook del equipo de baloncesto en silla de ruedas que se ha creado en Murcia, conocí el club, me presenté allí y me ofrecieron una silla para poder jugar.

¿Cómo se encuentra en su regreso al deporte?

Últimamente no estoy muy allá, pero es que el deporte en equipo es bastante complicado, sobre todo cuando vienes de una modalidad individual, donde lo que valen son tus marcas. Estoy acostumbrándome, pero yo tengo mucha paciencia para estas cosas.

¿Y en qué trabaja?

Trabajo en la ONCE, vendiendo cupones, y el tiempo libre hago mucho deporte para estar bien de las piernas, que me viene muy bien.

¿Ha dado algún premio importante?

Di un premio bastante importante hace años, cuando todavía había pesetas, pero después de eso nunca más se supo de los premios. Ya la gente me dice que me compran cupones por amistad, no porque tengan esperanzas de conseguir un premio, y muchos me comentan en tono de broma que no saben si comprarme o adoptarme.

Ahora hay mucha más gente discapacitada que se atreve a hacer deporte.

Es cierto, pero en Murcia tenemos un problema, porque las únicas personas que tienen descuento en las instalaciones deportivas, deben tener reconocida una discapacidad del 65%, que fue una norma que impuso el anterior concejal de Deportes, Miguel Cascales. No me parece ni lógico ni normal porque el ISSORM reconoce que una persona es dicapacitada con un 33%. Por ello la facilidad para hacer deporte en Murcia es cero, porque si bajaran al 33% habría mucha más gente discapacitada que lo haría. Fíjate que hasta las familias numerosas tienen más descuentos que nosotros.

¿Y en las barreras arquitectónicas hemos mejorado o solo se han hecho cosas de cara a la galería?

En las barreras arquitectónicas hemos mejorado mucho en las instalaciones deportivas públicas, pero si quitas las barreras, lo pones todo a pie llano y tienes el problema de que si no eres un trapo no puedes acceder a ellas, ¿cómo vamos a hacer deporte? ¿Quién va a ir a nadar con un 65% de discapacidad? Es imposible si no tiene a alguien quien lo lleve. No hemos caído aún del burro y es algo inexplicable. No sé por qué no se ha modificado eso en algún Pleno municipal.