Falta poco más de un mes para que se cumpla un año de Guillermo Martínez Abarca como presidente del Real Murcia tras el fallecimiento de Jesús Samper y será casi con toda seguridad dentro de cuatro días, probablemente el próximo lunes, cuando el abogado murciano tenga que decidir en una junta extraordinaria acompañado de los siete consejeros restantes de la entidad cuánto poder se le va a otorgar al empresario extremeño Raúl Moro, quien desembolsó 400.000 euros en el último día de la ampliación de capital, una cifra que le permite ser el segundo máximo accionista, pero en ningún caso el propietario del club.

A excepción del vicepresidente Miguel Martínez, quien también es el presidente de los peñistas y el único miembro del consejo que conoce personalmente a Raúl Moro, existe mucho escepticismo entre casi todos los miembros por los motivos que propician la llegada de un empresario que, en lugar de depositar 400.000 euros y ponerse entonces a negociar la compra de la entidad, podría haber optado por desembolsar dos millones de euros y hacerse, entonces sí, con el paquete accionarial completo que le daría plenos poderes en todos los despachos del estadio Nueva Condomina.

Aunque todavía no está anunciado de manera oficial, ya se conoce que el lunes por la tarde en la Nueva Condomina se pondrá sobre la mesa una votación que puede ser crucial para el futuro del club. Las personas más cercanas a Raúl Moro esperan dimisiones en el actual consejo para que entre gente de su confianza, pero en teoría nadie del consejo va a presentar su dimisión hasta la junta de accionistas del 28 de diciembre. De hecho, el lunes no está previsto que nadie del entorno de Moro esté en un consejo del que todavía no forman parte. Más bien la reunión del lunes está enfocada a que cada uno de los miembros del consejo ofrezca su punto de vista sobre la llegada y cuánto poder se le permite a un inversor que, por muchos pasos rápidos que quiera dar, sigue teniendo por ahora cerradas las puertas de la sala noble debido a que no va a ser fácil conseguir el paquete accionarial completo que deben ceder los herederos de Jesús Samper, que no están por la labor de dar ningún paso en falso.

Así, de los ocho miembros actuales del consejo, contando que uno de ellos es el presidente, Martínez Abarca, hay algunos que sí tienen opciones de entrar a formar parte del nuevo organigrama.

Por ejemplo, es casi seguro que alguno de los miembros de la Asociación de Accionistas Minoritarios del Real Murcia (AAMRM) siga manteniendo alguno de los dos sillones que tienen en la figura del alemán Stefan Settells y de Enrique López. Aunque los minoritarios entraron al club 'vendiendo' que la ampliación de capital y la «atomización» del capital era la única vía para salvar la entidad, hace ya unos meses que han pegado un volantazo sumándose al barco de la llegada de un Raúl Moro que sigue planteando incógnitas, salvo que los comentarios sobre el extremeño salgan de la boca de su círculo más cercano.

Las figuras del disputado popular Juan Guillamón y del cardiólogo Domingo Pascual están un poco ligadas a la llegada de Martínez Abarca a la presidencia, por lo que se trata de casos que se presupone que estarán ocupando su hueco hasta que el veterano letrado murciano tome una decisión final sobre la entrada de un Raúl Moro que ha llegado buscando plenos poderes y que todavía puede encontrarse con la negativa de un consejo en el que, salvo la figura de Miguel Martínez por tratarse de uno de los valedores de su llegada, nadie conoce todavía al hombre que parece dispuesto a coger las riendas de la entidad deportiva más importante de la Región.

En apenas un año en el cargo, el presidente Abarca está visiblemente cansado tras solventar la gran papeleta de modificar el concurso de acreedores evitando la liquidación del club, pero ahora tiene delante una decisión que no esperaba. Primero escuchar a sus consejeros y después decidir entre todos, si se le otorga más o menos poder a un empresario que ha generado la misma ilusión en un lado que desconfianza en otro.