El murcianismo aplaude estos días la modificación del convenio de acreedores que dará al Real Murcia un respiro de cinco años. Aunque todavía falta el visto bueno del Juzgado Mercantil número 1 de Murcia, tanto los responsables del club como los aficionados dan por hecho que el trabajo realizado en los últimos dos años para conseguir el 60% de las adhesiones que exigía la Ley dará sus frutos en las próximas semanas, cuando la magistrada María Dolores de las Heras publique la sentencia definitiva. Nada más conocerse el pasado lunes que la firma del representante uruguayo Paco Casal ya estaba en Nueva Condomina, el nerviosismo de los días anteriores prácticamente desapareció entre los que defienden los colores de la entidad.

Uno de los que primero se desahogó en las redes sociales fue Pablo Baeza, presidente de la Asociación de Accionistas Minoritarios. El grupo, que tiene a dos de sus integrantes -Stefan Settels y Enrique López- dentro del consejo de administración del Real Murcia, celebraba la noticia a través de su máximo responsable.

«Sacar adelante esta modificación del convenio era vital», explicaba Baeza en su cuenta de Twitter, para en una serie de puntos ir desarrollando sus impresiones de un aplazamiento que da oxígeno al club para los próximos cinco años. «Este consejo transitorio ha salvado escollos tremendos, que posibilitan un escenario de futuro más asequible dentro de la dificultad». «Si no se modificaba el convenio, era la liquidación del club», decía el propio Baeza en una entrevista en la Cadena Cope.

Ni una palabra negativa ha escrito Pablo Baeza sobre la modificación de un convenio que permitirá el pago de la deuda incluida en el concurso en cinco años más y que, además, da la posibilidad de no hacer ningún desembolso mientras el club grana esté en Segunda División B. Un dato curioso teniendo en cuenta la opinión que tenía del mismo proceso hace justo un año, cuando Jesús Samper estaba al frente de la entidad centenaria.

Sorprendentemente, los elogios actuales del presidente de la Asociación de Accionistas Minoritarios contrastan con las duras críticas que, sobre el mismo tema, pronunciaba hace doce meses (25 de septiembre de 2015) en un medio regional. En aquel momento, en el que Jesús Samper, como máximo accionista y presidente del Real Murcia, había puesto sobre la mesa un convenio en el que desaparecía la quita al ser rechazada por los propios acreedores, Baeza, el mismo que ahora ha hablado de «un hito fundamental, que da esperanza para los próximos años», no dudaba en afirmar que la propuesta «es una patada hacia adelante de Samper». «Le soluciona la papeleta a corto plazo, pero solo se la soluciona a él -en referencia al madrileño-», continuaba hace un año.

Las contradicciones se van desarrollando una tras otra. Si ahora habla de «esperanza» y «un escenario de futuro más asequible», en aquel septiembre de 2015, el representante de los Accionistas Minoritarios atacaba el trabajo planteado por Samper al considerar que «es una pésima solución para el futuro del Real Murcia». Tampoco coincide a la hora de referirse a la posible llegada de un nuevo dueño una vez se aprobase el convenio. Con Samper al frente, el aplazamiento de los pagos solo servía para que el madrileño se aferrase a la entidad, mientras que ya con Guillermo Martínez Abarca como cabeza visible del nuevo consejo de administración, el accionista minoritario considera que una vez que la juez apruebe el convenio, el escenario que se abre «es menos tortuoso para aquel que quiera emprender la aventura de ser máximo accionista».

Una de las ideas más repetidas por los 'enemigos' de Jesús Samper y que en su momento tampoco faltó en la boca de Pablo Baeza es que con el nuevo convenio, en el que no hay que pagar mientras se esté en Segunda B, al madrileño le interesaría más mantenerse en la división de bronce, una condena para los aficionados. «A Samper, por las nuevas condiciones, siempre le interesará que el club esté en Segunda B», defendía el accionista minoritario. Sin embargo, ahora mismo, esa condición es la más celebrada por el murcianismo, porque ayuda a centrarse en la planificación deportiva «para conseguir el salto al fútbol profesional». «Esa es la panacea de la salvación», defiende el máximo responsable de una asociación que en los últimos tiempos parece haberse vuelto bipolar.