Vítor Luiz Faverani Tatsch (Sao Paulo, 5 de mayo de 1988) ha vuelto a ser feliz en Murcia, la misma ciudad a la que llegó en 2009 como un joven prometedor y donde regresó tras brillar en el Valencia Basket, jugar 37 partidos en la NBA con los Boston Celtics y pasar por el Maccabi de Tel Aviv. Muchos se preguntan en la Liga ACB qué hace aquí este pívot de 2,12 metros. Él lo tiene claro. «Aquí los jugadores somos personas», dice con una sonrisa dibujada en su rosto. Ayer fue el protagnista del encuentro digital que realiza todos los años LA OPINIÓN previo al inicio de la temporada, en el que respondió a todas las preguntas planteadas por los lectores a través de nuestra página web (www.laopiniondemurcia.es).

El pívot del UCAM Murcia CB tiene muy claros sus planes. Después de jugar en la mejor liga del mundo, ahora sus prioridades son otras: «Yo creo que uno no puede decir no a nada, pero no es mi primera opción volver a la NBA. Ahora mismo lo importante es mi equipo, el UCAM Murcia, y solo pienso en ganar el domingo», dijo el jugador, quien se encuentra muy cómodo en la ciudad, donde este año, además de la compañía de su mujer, tiene a su hermano, Abraham Faverani, escolta del filial de la Liga EBA, al que describió como un jugador «muy trabajador, que tiene mucha ilusión porque es realmente la primera oportunidad en serio que tiene en su vida de jugar baloncesto. Tiene las manos grandes, los pies grandes, mucho físico, corre mucho, salta bien, tira... Es duro, según me dicen sus compañeros», explicaba.

La lesión de rodilla que cortó su carrera en la NBA cambió la vida de Faverani. «Tuve que perder peso por la rodilla, que es muy importante, lo que me ha llevado a cuidar más la alimentación, lo que como a diario. Aprendí a saber dónde está mi propio límite, ya que soy muy burro y trabajo hasta caerme. Sobre todo eso, saber controlarme. Y también he aplicado una frase que me dijo una vez un entrenador: 'El descanso es igual o más importante que el trabajo'», relataba el jugador, quien recuerda que durante toda la recuperación le surgieron dudas lógicas, «porque no sabes si vas a volver y si lo vas a hacer bien. Era mi primera lesión y estaba asustado», recodando que todo cambió cuando se puso en manos del doctor Francisco Martínez y se operó en Murcia. De hecho, el pívot dijo que para renovar al final de temporada su contrato con el UCAM solo pone tres condiciones: «Que no me quiten al doctor, Francisco Martínez, que también siga nuestro fisioterapeuta, 'El Pulpo' Rogelio Diz, y que por supuesto en la oficina esté Alejandro Gómez», expuso.

El brasileño está muy ilusionado con la temporada que comienza este domingo en el Palacio (12.30 horas) con el Joventut como rival: «Sería muy ilusionante poner al equipo en la Copa del Rey por primera vez en su historia sin ser el anfitrión, y los play off ya sabemos lo bonito que es jugarlos. Este año queremos llegar a más», declaraba el jugador, quien también destacó las virtudes de sus nuevos compañeros. «De Soko, el físico; de Pocius, la experiencia y el tiro; de Delía, las ganas; de Baron, la ilusión por volver a jugar bien; y de Llompart, la tranquilidad y el control del juego». Además, de su entrenador, Óscar Quintana, con quien trabaja primera vez, que es «un técnico que entiende y sabe premiar al jugador cuando se lo merece. Sabe decir las cosas y que las entendamos sin tener que gritar. Muchos deberían aprender de él», terminó diciendo.