Si el lunes por la noche llegaba a Nueva Condomina la última firma que se resistía, la del agente uruguayo Paco Casal, para que el club reciba la aprobación de un nuevo convenio que garantiza la supervivencia inmediata de la entidad, en el consejo de administración grana parecen no fiarse del todo de una Agencia Tributaria que no va a liquidar al Murcia en ningún caso, pero sí que pidió comenzar a recibir ingresos lo más rápido posible como una de las condiciones para no 'enfadarse'. Y es que uno de los objetivos que se han marcado los consejeros granas en el corto plazo es el de tener un «gesto» con la Agencia Tributaria, siempre que la propuesta que ayer se entregó en el juzgado de lo Mercantil reciba el espaldarazo que todos esperan por el bien del club.

Según se ha deslizado desde el propio consejo, la mayoría de directivos confían en la ampliación de capital que concluye el próximo 15 de noviembre para recibir una inyección económica que, por otra parte, según han confirmado públicamente algunos dirigentes granas, no va a cumplir las expectativas generadas por los consejeros en algo que se presentó como una tabla de salvación para la entidad y que tiene toda la pinta de que va a terminar en chasco.

En cualquier caso, será complicado, teniendo en cuenta la delicada economía grana, que se pueda reunir una cantidad considerable, por lo que la liquidez obtenida por la campaña de abonados y los diferentes ingresos publicitarios son ahora mismo los pilares fundamentales con los que se trabaja para que la plantilla y empleados estén al día en sus cobros. Por lo tanto, si parte del dinero que ha entrado en la cuenta corriente de Nueva Condomina está ya prácticamente invertido con los gastos propios de un club de Segunda B, todo se queda a expensas de una ampliación de capital que nació con el objetivo de reunir más de cinco millones de euros por parte de los abonados y seguidores murcianistas en forma de acciones y de la que nadie quiere hablar en las oficinas del estadio debido a que la teoría de que la masa social del Murcia iba a acudir al rescate de la entidad en el momento que hubiera un cambio en la propiedad, lleva camino de quedarse en un comentario que puede terminar cayendo por su propio peso.

En cualquier caso, al margen de que la hoja de ruta que se ha marcado el consejo que preside Guillermo Martínez Abarca tiene como punto principal conseguir la aprobación en el juzgado de un convenio que garantiza que el Murcia no tenga que devolver ni un euro de su deuda mientras compita en Segunda B, algo que ya estaba contemplado en la primera propuesta del desaparecido Jesús Samper, el siguiente reto no es otro que agradar y mostrarse agradecidos en la medida de lo posible a una Agencia Tributaria a la que solo le vale ir recuperando parte de lo que se le debe para seguir mostrándose sensible con un Real Murcia que tiene una deuda con la Seguridad Social que ronda los diez millones de euros.

Por otra parte, según pudo conocer este diario, dentro de la documentación que presentó ayer el Murcia en el juzgado Mercantil número 1, también se incluyó finalmente la adhesión de la empresa de representación de jugadores Bahía, que al parecer también se resistía a darle el 'sí' a la entidad murcianista.

Estando así las cosas, a pesar del esfuerzo de unos y el trabajo de otros para mantener el Real Murcia a flote, todo el consejo de administración grana tiene sobre sus hombros cierta preocupación por el mal inicio del campeonato liguero, algo que se consideraba clave y fundamental para incluso haber mejorado las cifras de una campaña de abonados que al final supera ligeramente los 7.000 carnés despachados. Desde Martínez Abarca hasta el último de sus consejeros saben de antemano que la viabilidad del Murcia, ahora más que nunca que no existe la figura de un propietario que asuma de su bolsillo los descuadres presupuestarios, pasa únicamente por conseguir unos éxitos deportivos de los que ahora mismo ningún aficionado prefiere hablar, después de ver cómo su equipo cuenta por derrotas los cuatro partidos celebrados lejos de Nueva Condomina, lo que todavía no ha permitido, salvo la jornada inaugural, ver a un Murcia más suelto y relajado ante una afición local que no está para bromas y que, en cierto modo, está mostrando mucha más paciencia con el proyecto de Paco García que con otros técnicos que tampoco arrancaron como soñaban.