­

El entrenador del FC Cartagena, Alberto Monteagudo, se marchó el pasado domingo de El Ejido bastante cabreado con la imagen que había visto de su equipo sobre el terreno de juego. Independientemente de que además el bloque albinegro cayera en su primer encuentro de liga ante un rival menor, lo que más disgustó al preparador albaceteño es el comportamiento de sus jugadores sobre el césped del Santo Domingo.

Desde la pretemporada, el técnico ha insistido que con la posesión de balón y el fútbol de toque no se ganan los partidos, que a un equipo en esta categoría, en Segunda División B, hay que pedirle otras muchas cosas, entre las más importantes concentración, actitud e intensidad y madurez. Esas fueron, probablemente, las cualidades que no exhibió el equipo cartagenerista en el choque de El Ejido y por ello es por lo que Monteagudo explicó al término del encuentro que su equipo no se pareció ni a la sombra del que hemos visto habitualmente con él.

Cree el entrenador que hay que ser capaces de leer los encuentros lejos de casa cuando las circunstancias no se adaptan al estilo del equipo -el FC Cartagena no fue capaz de entender ni manejar bien el enfrentamiento ante El Ejido-, de ahí que pida más físico e intensidad, armarse bien en defensa, salir a la contra, aprovechar el balón parado y todo tipo de recursos cuando la posesión y el dominio no son suficientes para crear ocasiones de gol.

Choca mucho que este mismo conjunto compitiera a un nivel muy alto en la eliminatoria de Copa del Rey frente al Hércules, y cuatro días más tarde esos mismos jugadores estuvieran completamente desconocidos en un partido en el que se jugaban mantenerse en segunda posición con los mismos puntos que el líder.

Si bien la calidad individual de todos y cada uno de los futbolistas que forman parte de esta plantilla está por encima de la de los jugadores de El Ejido, no fue así con la actitud con la que unos y otros afrontaron el encuentro, lo que derivó en un equipo, el albinegro, incapaz de generar ocasiones de gol e impotente para remontar el tanto que encajó en la primera parte y otro, el almeriense, que suplió su falta de calidad con trabajó, concentración y mucha disciplina defensiva.

Sobre estos pilares quiere Alberto Monteagudo sustentar su idea de conjunto, a sabiendas de que cuando estos factores están equilibrados en un duelo liguero todo se puede decantar a su favor con la capacidad de los miembros de su plantilla, gracias a la calidad que atesoran en sus piernas.

El preparador advertía de esta circunstancia en la charla que mantuvo con sus futbolistas en la mañana de ayer, justo antes de empezar el entrenamiento. No quiere que el hecho de haber ganado tres partidos consecutivos en jornadas anteriores provoque la relajación de un plantel que está llamado a dar grandes alegrías a su afición. Monteagudo no quiere que se le escape de las manos y de ahí que trate de advertir de este peligro a sus jugadores, a los que les va a exigir el máximo compromiso en todos los partidos. Les dijo que no solo vale con decir que son los mejores, sino también que hay que demostrarlo en el campo tal y como hicieron en partidos precedentes. También lanzaba un mensaje a los que salían desde el banquillo, pidiéndoles que el tiempo que estén sobre el campo se dejen la vida, porque ésta será su carta de presentación para poder tener más minutos en las siguientes jornadas.