El UCAM Murcia CF se abonó el pasado curso al fútbol profesional. Pero hasta ahora, tanto en Liga como en este caso en Copa del Rey también ha incluido su nombre en otros aspectos más dolorosos: el sufrimiento y la tortura.

Si en Liga ya vio como el Córdoba le privaba de su primera victoria con un tanto en el minuto 92, ayer fue el Real Oviedo el que puso a los universitarios con la soga al cuello. No obstante, la Copa del Rey, una competición que solo conoce el ´gana o a casa´, permitió a los universitarios enmendar su nefasto final de partido en la prórroga y conseguir el pase a la tercera ronda del torneo del KO. Y con varios nombres propios a resaltar, unos por su gran labor sobre el césped como Tekio, Nono o Vicente, y otros por una desafortunada actuación, como fue el caso del guardameta Fernando, con una sola parada en cuatro remates recibidos.

El UCAM Murcia, con un once inicial planteado por Salmerón muy distinto al de Liga, aconteció sobre el césped con hasta ocho caras nuevas. También rotó mucho Fernando Hierro, técnico del Oviedo, que vio como el UCAM le superaba ampliamente en muchas fases del partido. Pero la pólvora de los onubenses en su lanza de ataque, representada por Michu especialmente, casi consigue obrar la machada.

El partido ofreció emoción, goles, y mucha velocidad especialmente por parte del UCAM a lo largo de todo el partido. De una jugada sin aparente peligro podía llegar cualquier atisbo creativo o incluso alguna segunda jugada que generaba ocasiones de gol.

El UCAM de ayer, el de los jugadores menos habituales hasta la fecha, no dudó en demostrar que es posible ganar y cosechar puntos jornada tras jornada atacando con fiereza y, sobre todo, con convicción. El primer cambio, en el esquema, y es que del trivote se pasó a un 4-4-2 con Nono rompiendo líneas, Jona recibiendo de espaldas a portería, y Collantes y Vicente abiertos en las bandas.

El UCAM de la Copa destacó a hombres como Nono, Vicente o Juande, que pusieron un especial énfasis en demostrar a su técnico, José María Salmerón, que ellos son los que pueden llevar al UCAM a cumplir los objetivos de esta temporada lo antes posible.

Lo de Nono, todo casta, velocidad, regate y pundonor, ya se sabía desde hace unos cuantos años. Pero el desparpajo, el sprint y la precisa zurda de los que goza Vicente, aun no se tenían noticias en La Condomina.

Sin embargo, pese a que los primeros minutos trajeron un carrusel de oportunidades de gol para el UCAM, la más clara, un disparo de Albizua dentro del área tras córner que se estrelló en el travesaño, fue el Oviedo el que se adelantó en el marcador en su primera aproximación.

Un disparo mal ejecutado y mordido desde fuera del área de Óscar Gil se convertía en la mejor de las asistencias para Linares, que dentro del área de castigo, batía a Fernando con una tranquilidad pasmosa. Asimismo, el UCAM no se arrugó y siguió insistiendo.

Parecía que necesitaba un pequeño bofetón para afinar la puntería, y ahí fue cuando Nono, el mejor de la primera mitad, puso la igualada tras ejecutar un rechace dentro del área. La parada precedente de Esteban, por cierto, fue espectacular.

El UCAM seguía demostrando como se puede hacer daño a un equipo que quiere el balón: líneas muy juntas, espacios achicados que permitían recuperar el esférico, y mucha velocidad en el ataque. Sin embargo, un arma que siempre funciona a los universitarios no fue menos en Copa del Rey.

Vicente, desde el córner izquierdo, ponía el balón medido en la cabeza de Juande. El centrocampista apareció en el punto de penalti para rematar picado, un bote que descolocó a Esteban y sirvió para firmar el 2-1.

Los de Salmerón estaban cómodos sobre el campo; los de Fernando Hierro, sin profundidad y sin ideas. Tras el descanso, la tónica no varió, e incluso permitió al UCAM despegarse aun más en el marcador. Y de nuevo, gracias al balón parado.

Vicente dio su segunda asistencia tras botar una falta lateral desde la izquierda de forma magistral. Tito, el otro centrocampista que conformaba el doble pivote titular en la noche de ayer, apareció como un obús para rematar con potencia a media altura y batir de nuevo a Esteban. El UCAM lo hacía todo a la perfección.

Pasaban los minutos sin ocasiones reseñables -debutó el último fichaje, Juanma Delgado-, pero Michu, que al igual que el Oviedo no había lanzado a puerta a excepción del tanto de Linares, apareció para dar suspense a la eliminatoria. Un disparo lejano de Susaeta, aunque muy potente, era rechazado al frente por el guardameta Fernando, que la dejó mansa para que Michu de primeras enviase hasta el fondo de las mallas a placer. Fernando, en su segundo acercamiento, recibía su segundo gol.

Pero ahí no quedó la cosa, porque en el 93, a un minuto del final, una falta botada por Susaeta y cabeceada de manera imperial hacia la escuadra de nuevo por Michu colocaba la igualada y, por consiguiente, enviaba el partido a la prórroga. Michu fue demasiado, y la capacidad goleadora del Oviedo, destrozó las buenas expectativas generadas por el UCAM.

Tenía que decidir Vicente

La prórroga ofreció un partido de treinta minutos de ida y vuelta, salidas rápidas hacia la portería rival que invitaban a pensar que la clasificación podía ser para cualquiera de los dos equipos.

Pero Vicente no dudó en convertirse en el auténtico protagonista. En el 111, recogió el esférico en banda izquierda, se vio con espacio para adentrarse, y desde unos 22 metros con la zurda, disparó con mucha potencia. Y también con fortuna, porque el chut fue desviado en su trayectoria por Fernández, despistando a Esteban y enviando el cuero hacia la portería. El UCAM, esta vez sí, ofreció una alegría a sus aficionados y se planta, de forma martirizadora, en la tercera ronda de Copa del Rey.