­Doce y cuarto de la mañana. Jardín de Floridablanca. Laura Gil acude puntual a la cita con LA OPINIÓN. Desde un balcón cercano, un aficionado observa la imagen. «Es la murciana del baloncesto», dice. Se viste rápidamente, baja y cuando acaba la entrevista, emocionado, con las manos temblorosas, le pide una foto. La imagen se repite más veces con diferentes vecinos del barrio del Carmen que pasan a esa misma hora por el lugar. Así es la vida esta jugadora de 24 años y 1,91 metros desde que aterrizó en España el pasado martes. Por su altura nunca ha pasado desapercibida. Ahora tampoco por la plata que cuelga de su cuello.

¿Ha aterrizado ya?

Sí, ya he aterrizado y tengo los pies en el suelo, pero creo que todavía no soy consciente de lo que hemos hecho este verano.

No sé si se han dado cuenta, pero es que ustedes han logrado lo mismo que la generación de Epi, Fernando Martín y Corbalán en Los Ángeles 84.

La verdad es que no sé cuándo tendremos la dimensión real de lo que hemos logrado, pero sí es cierto que nada más llegar a España nos encontramos un boom, con mucha gente esperándonos, y también el apoyo recibido a través de las redes sociales. Te haces una idea, pero no lo sé. Ahora entro a los restaurantes y la gente se levanta y me aplaude.

Una situación nueva para usted, que siempre le ha gustado pasar desapercibida.

Bueno, ahora toca disfrutar del momento y seguir viviendo esta experiencia maravillosa.

¿Alguna vez había soñado con hacer ese robo de balón que fue determinante en el partido de cuartos de final?

Desde pequeñita había soñado con poder disputar unos Juegos Olímpicos. Sí que es cierto que no he tenido un rol todo lo importante que una quiere, pero estaba preparada para el momento, ese era mi momento y lo aproveché.

¿Qué le dijo el seleccionador cuando le mandó al campo a medio minuto del final y con posesión en contra?

Estábamos todas en el banquillo mirándonos para ver a quién le tocaba salir y de repente dijo «Gil». En ese momento no pensé en nada, solo en salir a darlo todo.

Y menudo momento con la canasta de Anna Cruz.

Yo creo que Anna aún cierra los ojos y sigue viendo ese momento, pero al igual que ella, todas las compañeras.

¿Cuál fue el momento en el que más disfrutó?

El momento de mayor adrenalina fue el partido de cuartos de final contra Turquía, porque nos daba la opción de jugar por medalla. Después, en las semifinales, tuvimos un partido bastante tranquilito, y en la final tratamos de disfrutar, pero Estados Unidos nos pasó por encima casi sin sudar. Pero el momento en el que subes al podio y te ponen la medalla te quedas sin palabras.

Hace unos años me dijo en una entrevista que su sueño era llegar a la selección absoluta y estar en unos Juegos. Ya ha superado esa expectativa. ¿Y ahora qué?

Seguir porque siempre hay margen de mejora. Soy muy joven todavía y tengo ganas de demostrar que puedo dar mucho más.

¿Este año va a ser diferente por lo que ha ocurrido este verano?

Sí, pero no he tenido el rol importante que sí han disfrutado otras jugadoras, y este año me lo tomo para demostrar y dejar claro que yo también estoy ahí. Esta temporada voy a jugar Euroliga y Liga española en Salamanca y mi idea es hacer un buen papel.

¿Este éxito puede cambiar algo el baloncesto femenino español?

Yo espero que sí, pero no solo para el público, sino también para la gente que tiene dinero y que no apuesta lo suficiente por el baloncesto femenino. Se ha demostrado que cuando dan nuestros partidos por televisión, la gente se engancha y lo vive con nosotras. Quizás si en España se invirtiera un poco más, como hace unos años, que nuestra liga era muy potente, en vez de estar cuatro jugadoras en aquí, habría más y no se tendrían que ir al extranjero.

¿Lo más triste es eso, ver que ahora muchas se tienen que ir al extranjero para ganarse la vida?

Sí, pero es que esto al final es un trabajo y la gente tiene que comer. Es una pena porque España es una potencia y cada verano se ganan medallas. Espero que se le abran un poco los ojos a la gente que tiene que apoyarnos.

¿Cuántas fotos con deportistas famosos guarda en su móvil?

Un montón. Coincidí con Usain Bolt y Michael Phelps en el comedor de la Villa Olímpica, pero la gente les agobiaba tanto que daba cosa pedirles fotos. Pero tengo fotografías con Carla Suárez, Muguruza y Rafa Nadal, que es una persona muy normal, muy humilde.

¿Desde tan lejos notaban a través de las redes sociales el calor de los españoles?

Sí que se notaba porque cada vez que abría el twitter me encontraba mensajes diciendo «desde Murcia estamos muy orgullosos de ti». Era un gustazo.

Ahora tendrá más seguidores en Twitter.

Sí, es cierto, unos dos mil seguidores más. Era de las que tenía poquitos y ahora tendré 5.000.

¿Teme que se lse pida a partir de ahora que siempre estén en el podio, como pasa con los chicos?

Creo que nosotras nos vamos a exigir más. Una vez llegados a este nivel, hay que, como mínimo, mantenerlo. Es muy difícil porque parece fácil conseguir medalla cada verano y estar ahí, pero al final hemos demostrado que podemos.

Es que ustedes son las primeras del resto del mundo.

Como decía Cruz, somos las primeras de las mortales.

¿Y las inmortales son inalcanzables?

Para estar más cerca de las estadounidenses hay que hacer un partido perfecto y que ellas no tengan su día bueno, pero creo que esto es muy largo y así como hace unos años jamás nos imaginaríamos que la selección española femenina estaría en una final contra Estados Unidos, pues quién sabe dentro de cuatro u ocho años.

Además, el relevo está asegurado.

Las nuevas generaciones son cada vez más competitivas y todos los veranos están luchando por estar en lo más alto. Creo que la mezcla entre veteranía y la gente joven que sube es muy buena.