A este Cartagena de Alberto Monteagudo le chifla la sangre, le gusta poner contra las cuerdas a sus rivales hasta derrumbarlos. Ayer era el turno del Mancha Real, un equipo sin grandes nombres pero con mucho esfuerzo y sacrificio. El equipo de Arsenal es como un roedor: se arrincona en una esquina y sale a toda velocidad cuando no ve peligro. No lo pone fácil a quien intenta cornearlo, sea quien sea. Eso le honra, pero no le fue suficiente contra el Cartagena, que no cesa en su empeño de hurgar al adversario hasta hacerle herida. Cuando eso pasa, cuando ve la sangre, emplea a Sergio García para dejar finiquitado el partido. La fórmula ya le ha funcionado en estas tres jornadas, en las que suma pleno de victorias. El miércoles recibe al Hércules, un hueso para empezar la Copa.

A la tercera fecha del campeonato llagó al Cartagonova el Atlético Mancha Real, novato en la categoría de bronce y con un ejército apenas sin renovar. Hasta 13 jugadores siguen tras el histórico ascenso en Zamora. En cambio, sí entrena a los jiennenses una persona con currículum en Segunda B: Juan Arsenal, reconocido por su paso por Lucena. «Estamos muy ilusionados. Somos pequeños en infraestructuras y presupuesto, pero grandes en ilusión», dijo el técnico, resumiendo la identidad de un club aparentemente timorato pero acostumbrado a los grandes escenarios. El ascenso, de hecho, lo logró ante 5.500 espectadores.

Así las cosas, la historia reciente del Mancha Real queda marcada por el ascenso, y esta temporada se agarrarán a la experiencia de Arsenal y a los goles de Elady, autor de los dos que sentenciaron la eliminatoria en Zamora y, como no podía ser de otra manera, el de la primera diana de los jiennenses en Segunda B, en el empate de la primera jornada en Granada (1-1). Arsenal no revolucionó demasiado su once, pese a la abultada derrota de hace unos días en la Copa del Rey: el Extremadura, otro equipo de bienvenida, le endosó un 5-0.

No es un equipo de grandes estrellas, no tiene un presupuesto holgado, pero el Mancha Real no ha venido a la categoría de paso: como mínimo va a dar guerra, va a hacer sudar a sus rivales hasta que no le quede energía. Y eso hizo ayer en el Cartagonova, sacar de quicio al Cartagena: arrinconado en el área con una muralla de cinco defensas, los de Juan Arsenal aguantaron las embestidas con tesón y abrieron las alas al galope de Airam Benito, un chico velocísimo y con facilidad para hacer sangre por los costados.

El Atlético Mancha Real puso a remangar a todos los futbolistas albinegros, pero Jaun Arsenal no había caído en el detalle de que a este Cartagena de Monteagudo no hay nadie que lo desespere: tozudo como el solo, el más paciente de todos, el conjunto albinegro tiró de artillería ofensiva para remover la zaga visitante: centros por las dos alas, internadas a diestro y siniestro y hasta intentos de gol olímpico, como el que lanzó Quique Rivero. Antes lo ya lo habían intentado Cristo y Fernando, primero juntos y luego por separado: combinaron a la perfección y el canario tiró una vaselina. Emilio hizo la estatua y el balón rozó el palo izquierdo.

A Fernando solo le salen jugadas calcadas a las de su gol al Barcelona: balón al espacio, carrera a fondo y mano a mano con el portero. El pileño avisó dos veces sin sacar petróleo, pero a la tercera encontró el oro: Emilio apresuró su salida y el delantero albinegro se deshizo de él con un quiebro. A veces los hombres que viven del gol no necesariamente necesitan estrellas a su alrededor, tan solo un ambiente idóneo en el que estar a gusto. Ese es el caso de Fernando, que ve la luz al final del túnel cuando viste la camiseta del Cartagena.

Ante este panorama el Mancha Real no iba a tirar la toalla, ni mucho menos. El equipo de Juan Arsenal no se caracterizó ayer por bajar os brazos: no tiene armadura pero sí pone convicción en cada jugada. El delantero Ángel echó por la borda un mano a mano, pero a lomos de Airam encontró el camino del gol: un libre directo lo clavó el ex del Lorca al otro extremo de la portería, lejos de las manos de Limones. Benito es el líder y encima es el máximo goleador del equipo jiennense.

Bajo el sonido del descanso fue capaz el Cartagena de hilar una réplica que levantó a la gente de sus asientos. Una chilena de Cristo tropezó con el larguero, pro al rechace acudió Juanlu, que olfatea y olfatea hasta dar con el gol. Hens es como Medusa: en vez de en piedra convierte en dianas todo lo que toca. Su momento goleador ya se prolonga a las tres jornadas de liga: Linares, Córdoba B y Mancha Real.

La historia de la segunda parte siguió el mismo guión y no cambió de protagonistas. El Cartagena se ensañó con la portería de Emilio, no sin antes recibir un último aviso del Mancha Real: un nuevo pase de Airam lo recibió Elady, que no supo definir ante Limones.

Ante esas, Monteagudo volvió a utilizar la solución a todos sus problemas: cuando el partido se atasca y no hay manera de cerrarlo, el de Valdeganga gira la cabeza, mira a Sergio García y resuelve la incógnita. El jugador zamorano no canta 'Puede ser mi gran noche', de Raphael. Él no lo duda: siempre es su gran noche, siempre zanja los encuentros con un par de esprints. Sergio García es como el aire: lo escuchas, pero no lo ves. En una de esas carreras participó en la jugada del 3-1 definitivo, obra del cántabro Quique Rivero.

El triunfo albinegro de ayer en el Cartagonova sirve para compartir el liderato con el Marbella, que obtuvo los tres puntos con idéntico resultado y sigue liderando la clasificación del Grupo IV de la Segunda División B.