«La vida sigue igual». Lo cantaba un jovencísimo Julio Iglesias y le sirvió ayer al Cartagena para alzar la Carabela de Plata y vencer al Al-Rayyan, gris campeón de Qatar, por un cómodo dos a cero. Empleó el conjunto albinegro las mismas armas que le sirvieron para finiquitar la temporada pasada con un gran sabor de boca: la posesión, la velocidad en la circulación y el acierto de Juanlu y Hevia, a los que el verano no les ha hecho efecto para faltar a su cita con el gol. La victoria, una carta de presentación a los aficionados, fue el último test de pretemporada. El sábado, a la nueve de la noche, los de Monteagudo estrenarán la liga ante el Linares.

Habían pasado tres meses de la última cita del Cartagena con su afición. Aquello fue en mayo, en la última jornada de una temporada de transición, marcada por la tardía destitución de Víctor Fernández y el sensacional sprint final de Alberto Monteagudo. Ese último curso le ha servido al Cartagena para coger fuerzas, para reponerse de las heridas de los últimos gestores e iniciar de nuevo el campeonato con vistas a regresar a los puestos de ascenso a Segunda.

Mucho ha cambiado el club desde que está entre los brazos de los directivos, Paco Belmonte y Manuel Sánchez Breis: económicamente no hay riesgo alguno de desaparición, pues toda deuda quedó aplazada gracias al convenio de acreedores. No muchos clubes de Segunda B pueden presumir de gestión y masa social: los abonados, hasta el momento, son más de cinco mil.

Como decíamos, en el apartado deportivo pasó el tiempo, pero no se perdieron las buenas costumbres de juego. La Carabela de Plata, el trofeo veraniego por excelencia en la ciudad portuaria, sirvió ayer por la noche para confirmar varias cosas: el equipo no ha perdido el gusto a tener la posesión; Jesús Álvaro tiene el depósito de gasolina lleno; Sergio Jiménez es un muro de cemento en la medular; y la marcha del central Ayoze Placeres no es tan dramática como se hacía pensar.

Al Cartagena le quedaba por delante un último test de preparación antes del inicio liguero, un examen exigente ante su afición (unos 2.500 espectadores, de las entradas más altas en el trofeo) y ante el campeón qatarí, un Al-Rayyan al que supo amarrar desde el primer minuto. El equipo del uruguayo Fossati, de gira por España desde el mes de julio, posee personalidad y orden, pero demasiada imprecisión en la salida de balón, carencia que fue bien aprovechada por Sergio Jiménez, pura colocación y experto en adueñarse del balón suelto.

Uno de los deberes a los que ha sabido poner solución Monteagudo es al ataque. Con tanta variedad de herramientas en la parte ofensiva, seleccionar solo alguna de ellas era una de las grandes decisiones que debía tomar. Contra el Al-Rayyan, y a falta de seis días para recibir al Linares en liga, el técnico de Valdeganga apostó por Cristo y Óscar Rico en las alas, Juanlu en la media punta y Arturo de nueve. Martín sigue siendo el mismo de siempre, esto es: incisivo en ataque e implicado en tareas defensivas. No está de más que exista esa disciplina.

También se mantuvo en las mismas Óscar Rico, reconocido asistente de goles. En la primera parte colgó un par de centros al punto de penalti, uno de ellos a punto de embocarlo Arturo, que una vez más demostró su estupenda movilidad por el perímetro del área; en cambio, no ha conseguido ver puerta en la pretemporada. El que sí los marca es Juanlu Hens, todo un descubrimiento detrás del punta: hacía goles en el tramo final de la pasada temporada y ayer lo volvió hacer, después de dejar atrás a tres defensas y cruzar el balón al palo largo.

El Al-Rayyan, esforzado y bravo, estuvo reducido a los galopes de su delantero, el espigado Farahan, y a las acciones aisladas de Pascal, el único capaz de superar la defensa albinegra y probar a Limones en un potente disparo al primer palo. El saque de esquina posterior, al borde del descanso, lo cabeceó el central Vifera. Un testarazo potente, pero demasiado centrado, fácil de cobijar entre los brazos del guardameta albinegro.

Tras el descanso llegó el carrusel de cambios y las carreras de Sergio García, tan o más habilidoso que la temporada pasada. El zamorano se ubicó en la banda derecha, y viendo la variedad de atacantes del Cartagena parece complicado que pueda volver a jugar de delantero centro, posición en la que rindió de maravilla en el tramo final de liga y sumó un puñado de goles. También dispuso de minutos el goleador Fernando, pero el 2-0 lo hizo Chus Hevia a la salida de un córner, en los últimos minutos, ya sin reacción visitante. Han pasado los meses, ya se acaba el verano, pero la vida de este Cartagena sigue igual: gestión, masa social y juego que levanta aplausos.