Fecha: 23 de junio de 1991. Lugar: estadio Las Margaritas de Getafe. Hechos: a falta de escasos segundos para la conclusión del partido, que enfrentaba a Getafe CF y Racing de Santander, el defensa madrileño Luis Pombo materializaba lo único que podía impedir la celebración cartagenera. Batir a su propio portero. El Cartagena FC, una vez más, se quedaba con la miel en los labios y sin el ascenso a Segunda División.

Era la temporada 1990-91, la primera de José Luis Belda como presidente del Efesé, y la plantilla albinegra estaba compuesta en un 70% por jugadores de la tierra; entre los que destacaban Paco Sánchez, Pedro Cordero, Sebas, Palomeque, Rai, Alfonso, Ángel o Manolo Requena. Junto a los foráneos Raudona, Queco o Trigueros y la guinda de los delanteros Naixes y Boria, ambos venidos de superior categoría una vez iniciada la competición, se completaba el plantel. El director de orquesta para aquellos jugadores comenzaría siendo Francisco Parreño, que continuaba de la anterior campaña. Aquel año, el presupuesto total del club rondaba los 130 millones de pesetas y el objetivo no podía ser otro que lograr el ascenso al fútbol profesional.

Encuadrados en el Grupo IV de 2ªB -por entonces destinado a la zona levantina, en vez de a la andaluza- a los albinegros les iba a tocar medir sus fuerzas con los Barcelona B, Alcoyano, Hércules, Sant Andreu, Manlleu, Gandía o Benidorm. Rivales muy fuertes en la época.

El inicio liguero del equipo fue malo y la primera victoria no llegaría hasta la Jornada 6, en la que se ganó 0-1 al Torrent con gol de Naixes. Posteriormente el rumbo se enderezaría, lo que unido a la trayectoria en Copa del Rey -donde se llegó a 3ª ronda ante el Real Valladolid de Primera División- extendieron la confianza depositada en el técnico cordobés.

Pero todo cambiaría finalizando la primera vuelta. El Cartagena viajaba a Mallorca para enfrentarse al filial bermellón y salía goleado 3-0, en un polémico partido con cuatro expulsiones albinegras. Parreño dimitía tras dicho encuentro y la directiva contrataba en su lugar a un tal Voltaire García. Un exótico uruguayo que había jugado a finales de los 70 en el CD Málaga y que llegaba avalado por su compatriota Víctor Espárrago, entrenador del Valencia CF en ese momento. No mucho más se conocía de él.

En su aterrizaje, a Voltaire se le propuso la posibilidad de fichar refuerzos e intentar pelear el play off hasta el final. El Efesé era undécimo. Pero el charrúa declinó el ofrecimiento como maniobra de motivación a la plantilla y, después de unos primeros partidos de resultados discretos, los albinegros finalizaron la temporada con diez victorias en doce jornadas, culminadas en el recordado 0-3 en casa del Hércules. El Cartagena acabó el campeonato en segundo lugar y en la liguilla de ascenso tocaban por sorteo Córdoba, Getafe y Racing de Santander.

Cosechando una sola victoria y cuatro empates, los albinegros llegaron a la última jornada del play off igualados en puntos con Getafe y Racing, que se enfrentaban entre sí. El Cartagena, por su parte, visitaba El Arcángel de Córdoba sabiendo que los locales no se jugaban nada.

El que partía con ventaja era el equipo cántabro, que contaba con un golaveraje de +4, mientras que el de madrileños y cartageneros era de +1. Si ganaba el Racing de un gol, los cartageneros debían hacerlo por cinco. Si el que ganaba era el Getafe, los cartageneros debían hacerlo por un gol más que ellos. Y si empataban en Las Margaritas, al Efesé le bastaba con ganar en Córdoba. Simple.Así se llegó al citado día, 23 de junio de 1991. Los de Voltaire hicieron pronto su trabajo en El Arcángel. Quizá demasiado pronto. A los treinta minutos ganaban 0-3, con dos goles de Rai y otro de Naixes. Por lo que todo se iba a decidir en el encuentro de Getafe.

En Las Margaritas se había adelantado el Racing nada más comenzar el partido, aunque los azulillos empatarían en la primera parte. Al descanso, el marcador reflejaba un tanteo de 1-1 y el de Córdoba era de 0-3 favorable al Cartagena. La única manera de que el Getafe ascendiese era que ganara por los mismos goles de diferencia que los albinegros. Una quimera, a priori. No obstante, marcaron el 2-1 a la salida de vestuarios.

Después fue el Racing el que daba la vuelta al resultado, con dos goles en cinco minutos, y tenía el ascenso en su mano. Sin embargo, a falta de diez minutos para el pitido final, Rivera volvía a empatar el marcador y hacía el 3-3. El ascenso era del Efesé. Dando por hecha la victoria en Córdoba, toda Cartagena quedaba a la espera de la conclusión del partido en Getafe.

Pero no pudo haber peores y más crueles noticias. Pasado el minuto 90, un córner botado por el Racing era rematado en el primer palo por Pombo, en propia puerta. Aquel remate de cabeza, que hubiera firmado el mismísimo Santillana, suponía el definitivo 3-4 y la alegría para los cántabros.

La acción olió a chamusquina. Tanto es así que, esa misma noche, fue la noticia con la que abrió su programa radiofónico José María García. Incluso, al día siguiente, el diario Marca, entre sus informaciones se hacía eco de una «visita sospechosa» en el descanso, por parte del santanderino Marquitos -padre de Marcos Alonso- al vestuario del Getafe, en la que ofreció «entre 25 y 30 kilos». Aunque los azulillos no aceptaron el trato, o al menos eso dijeron.

Para los más curiosos, buceando por internet existe la posibilidad de visionar el resumen de aquel funesto partido en Las Margaritas. Y, sinceramente, los dos últimos goles racinguistas son más que dudosos en lo que respecta a la actitud de algunos jugadores locales. Un cuarto de siglo ha pasado, pero en Cartagena no se ha olvidado todavía.