Francisco Belda, médico, Especialista en Medicina de Familia que trabaja en Alquerías, fue de los primeros en saltar al campo del Sánchez Luengo cuando vio que Rafael Lorente, Rafa para los amigos, caía desplomado al suelo víctima de una arritmia que le provocó una parada cardíaca. Estaba cerca del joven futbolista que disputaba con El Algar la fase de ascenso a Tercera frente a la Minerva cuando presenció lo sucedido. «Se me encendió el chip cuando la gente de su banquillo se fue rápidamente a él. Sabía que algo grave estaba sucediendo y salté al campo», relata Belda, también entrenador de fútbol.

Su asistencia, junto a la de otros dos enfermeros y una cuarta apersona fue básica para que Rafa esté ahora con vida y hospitalizado en el Santa Lucía de Cartagena. Ayer tenía cientos de llamadas y mensajes en su móvil y en las redes sociales se erigía casi como un héroe. Él, más sereno, decía ayer a esta Redacción que «solo cumplí con mi obligación. El trabajo que hicimos las personas que estuvimos allí fue fantástico. No nos conocíamos pero nos sincronizamos a la perfección y actuamos rápidos para salvar a Rafa», añade Belda.

A pesar de ser un profesional de la medicina y haber trabajado en urgencias del hospital Virgen de la Arrixaca, dice que lo que vivió el domingo en el campo de fútbol no se parece a nada de lo experimentado antes. «No tiene nada que ver a las urgencias de un hospital. Allí tienes todo el material y estás preparado para lo que venga. Pero lo que sucedió en el campo te coge como espectador y no sabes lo que te vas a encontrar cuando saltas al campo. Actúas como un profesional, pero en tu conciencia sabes que las estadísticas de mantener al paciente con vida son escasas, aunque soy de los que siempre pienso en positivo», relata el médico, que añade que «los 15 minutos que lo estuvimos reanimando fueron fundamentales para mantenerlo. Los cuatro trabajamos en equipo y fue una ventaja. Si estoy solo no hubiera podido hacerlo todo», apostilla Belda.

Dice que muchos entrenadores y árbitros ya saben de su profesión, por lo que no es la primera vez que salta a un campo o atiende alguna petición. «He tenido que asistir rotura de algún hueso o el choque de jugadores que se quedan tendidos en el campo, pero no algo tan grave como esto. De todas maneras, las posibilidades de que me pasen estas cosas es alta, porque veo muchos partidos», añade.

Destaca el hecho de que la instalación deportiva tuviera un desfibrilador -en el campo desde 2014-, básico para poder reanimar al jugador Rafa en ese mismo instante y a que además se le pudiera aplicar la cánula de Guedel (dispositivo que se introduce en la boca para evitar la obstrucciónde la lengua haca la vía aérea).

Paco Belda recibe con alegría y satisfacción las buenas noticias que llegan desde el hospital y espera que el joven jugador se recupere pronto y no sufra ninguna secuela. Quizá su intervención y la del resto de personas que ayudaron la eviten.