Veintiséis días han transcurrido desde que José Manuel Aira fuera destituido como entrenador del Real Murcia, después de una sucesión de malos resultados y cuando todavía quedaba un partido para finalizar la temporada en el Grupo IV de Segunda División B. Tras casi un mes de silencio, el técnico leonés habló ayer en Cope Murcia y lo hizo sin rehuir asuntos como los motivos que precipitaron su adiós.

«El equipo se mantuvo en una dinámica tan positiva porque a nivel mental éramos un grupo muy fuerte y eficaz en las dos áreas. Me remito a esa eficacia para analizar ese bajón que se llevó todo el proyecto por delante», reconoció el extécnico murcianista, que se refirió a dos derrotas concretas, las sufridas contra el UCAM Murcia y el FC Cartagena en el tramo final del curso, como los resultados que más «daño» provocaron en el seno del vestuario «por la forma en la que se produjeron». «No conseguir esos dos marcadores positivos desencadenó esa falta de fortaleza mental necesaria para afrontar lo que ha venido después», explicó en este sentido.

Aira, que admitió haber aprovechado las semanas posteriores a su marcha de la entidad para seguir formándose «asistiendo a congresos y cursos», «disfrutar» de su familia y ver competir en gimnasia a su hija, se queda con la «parte positiva» de todo lo que ha vivido durante casi dos años en el Real Murcia. «Haberme ganado la confianza de mis jugadores es lo más importante», asegura, al tiempo que quita hierro a las opiniones que se hayan podido verter sobre su persona: «Ni me duele ni me deja de doler».