Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), ´voluntario´ significa, en su cuarta acepción, «persona que, entre varias obligadas por turno o designación a ejecutar algún trabajo o servicio, se presta a hacerlo por propia voluntad, sin esperar a que le toque su vez». Esta figura, la de la gente que colabora desinteresadamente en la realización de cualquier actividad, adquiere una mayor dimensión en el Triatlón Nacional Villa de Fuente Álamo, una prueba que desde la primera edición se ha caracterizado por su elevado número de colaboradores. Este año, coincidiendo con la celebración del vigésimo séptimo cumpleaños de la carrera, se repite la historia y son 250 las personas que ayudarán con su esfuerzo a que todo se desarrolle de la mejor manera posible.

Mucho ha llovido desde la aportación de los primeros voluntarios en 1990, que, como recuerda Ginés Bermúdez -director técnico de deportes del ayuntamiento de Fuente Álamo- fueron los jóvenes de las peñas. En aquella ocasión no dudaron en responder a la llamada del alma máter de esta competición para cumplir con su cometido a pesar de no haber dormido la noche anterior. Casi tres décadas después, este grupo funciona de forma coral y armónica, rozando la perfección en su funcionamiento.

Poco importan los obstáculos que puedan situarse en el camino de estos jóvenes imprescindibles, cuya presencia siempre se cuantifica en cifras que están por encima de los 200 efectivos. Este dato habla muy a favor de un colectivo cuyo espíritu se encarga de transmitir a la perfección Marisa Cifo, concejala de Deportes del ayuntamiento de Fuente Álamo, que desde su experiencia como voluntaria asegura: «Queremos ser protagonistas de la historia de este Triatlón y ayudar a los participantes en lo posible, aunque sea dándoles una botella de agua o animándoles».

Cada año se suman caras nuevas a lo que se define como una familia, en la que todos reman en la misma dirección para que los deportistas que se inscriben en la carrera se sientan como en su propia casa. El trabajo que lleva a cabo cada voluntario no se limita exclusivamente a la labor propia del día que se celebra el Triatlón, sino que participa en las diferentes reuniones que se convocan con carácter previo. Entre las actividades que realizan a lo largo del exigente día de la competición se encuentra la carga de bicicletas, la preparación de las comidas para los avituallamientos, la pegada de carteles, la colocación de vallas en el recorrido y la contribución al mantenimiento del orden en cada uno de los cruces y avenidas que atraviesan la carrera, desde que comienza en la playa de Rihuete de Mazarrón hasta que toca a su fin en el Paseo Ronda de Poniente de Fuente Álamo.