El UCAM Murcia consigue el primer objetivo de la temporada. Tras un extenuante curso regular en el que los universitarios se han mantenido casi siempre como segundos, una racha de ocho partidos consecutivos sin perder y los necesarios 'pinchazos' del Real Murcia han posibilitado el culmen a una temporada de ensueño. El UCAM, gracias a su victoria en el Carranza ante el Cádiz por 0-2, y la derrota por 3-4 del Real Murcia frente al Granada B, se proclamó ayer de forma magistral y merecida campeón del Grupo IV de Segunda División B a falta de una jornada para la conclusión del campeonato.

Este triunfo y su consecuente liderato final ofrecerá una opción gigantesca al UCAM para conseguir el ascenso a Segunda, el siguiente objetivo marcado a fuego por los pupilos del técnico José María Salmerón. Dentro de dos semanas, el UCAM Murcia se batirá a otro campeón de los otros tres grupos restantes en una eliminatoria a vida o muerte que podría concluir con el ansiado ascenso de categoría. En caso de no refrendar el objetivo, el UCAM dispondría de otra ocasión ante el resto de conjuntos, pero perdería una ocasión de oro para subir a Segunda por la vía rápida.

La victoria en Cádiz fue un excepcional resumen al trabajo efectuado por el UCAM a lo largo de toda la temporada: excepcional trabajo defensivo, actuación superlativa del guardameta Biel Ribas, presión elevada para complicar la producción ofensiva del rival, y efectividad goleadora. El UCAM volvió a ser capaz de marcar más de un tanto en su victoria, gracias sobre todo a la conexión Pallarés-Góngora, que sigue produciendo a niveles desorbitados, y una genialidad del centrocampista bullense Manolo, que hizo alarde de una zurda exquisita. No obstante, el triunfo fue un ejercicio de merecimiento tras un despliegue defensivo brutal, y es que el Cádiz, pese a no jugarse nada y tener finiquitada la cuarta plaza a su favor, trabajó incansablemente para no dejar su portería a cero.

Otra portería a cero

La victoria por dos tantos de diferencia se vio posibilitada ampliamente por la gran actuación del guardameta del UCAM, Biel Ribas, y el trabajo defensivo del equipo en todas las líneas de su esquema.

Yendo por partes, el partido ofreció muchas variantes en la primera mitad, aunque fue el UCAM el que se mostró más solidario y trabajador y supo aprovechar las pocas ocasiones de las que dispuso para crear peligro. La fiabilidad defensiva y bajo palos fue una constante durante todo el encuentro, pero en la primera mitad el UCAM sufrió bastante menos en ese sentido.

El Cádiz, tras unos primeros quince minutos de parsimonia, fue despertando de su letargo gracias al gran trabajo efectuado por sus laterales, los murcianos Juanjo y Andrés Sánchez. Ambos trajeron de cabeza a los costados universitarios, enviando una importante cantidad de centros hacia el área que no encontraban rematador. Sin embargo, cuando más consistencia ganaba el Cádiz en el partido, aparecieron los protagonistas del curso universitario.

Góngora colgó con su guante izquierdo un saque de esquina con rosca y muy cerrado hacia el área pequeña. Alberto Cifuentes, guardameta del Cádiz, no atinó a despejar, se 'comió' el balón y la dejó franca para que Pallarés en el segundo palo enviase hacia el fondo de las mallas.

El UCAM rugió y se creció sobre el césped. Los pupilos de Salmerón se enchufaron en el aspecto posesivo y resguardaron el esférico con mayor criterio, buscando rápidas triangulaciones en las inmediaciones del área. Sin embargo, siempre faltaba ese último pase que posibilitara alguna ocasión más de gol.

Tras el descanso, el Cádiz arreció con fuerza, buscando ofrecer una mejor imagen a su público antes del play off. Los cadistas, que llegaban al encuentro tras una racha de seis partidos sin ganar aunque con el billete para las eliminatorias en su bolsillo, lucharon por encontrar el empate antes de que el UCAM reaccionase a su vendaval inicial tras el hemisferio.

Nada más reanudarse el partido, en el minuto 50 Biel Ribas efectuó una parada de mérito. Servando, tras un saque de esquina botado desde la parte izquierda por Salvi, remató a bocajarro totalmente solo hacia la portería del UCAM. Ribas, muy bien situado, actuó con reflejos hacia abajo para blocar el esférico y desviar el peligro.

Sin embargo, Manolo, que repetía titularidad por segunda semana consecutiva, apareció para dar el broche de oro a la temporada regular. El de Bullas recibió un balón que le llegó botando suavemente en la frontal del área, y con una precisión quirúrgica, la picó por encima del portero Alberto Cifuentes para clavarla en la escuadra izquierda de la portería cadista. Una genialidad a la altura de las circunstancias.

El abrazo de los jugadores sobre el césped delató lo que se avecinaba: un gol vital para refrendar el campeonato. A partir de ahí, el UCAM se olvidó de atacar, el carrusel de cambios sirvió para calmar los ánimos durantes unos instantes vitales, y los últimos diez minutos supusieron una importante vorágine de acercamientos del Cádiz. Ya en la recta final del choque, Checa y Marcelo Djalo desviando el esférico con su cuerpo cuando iba en dirección hacia la portería, y el guardameta Biel Ribas con una sensacional estirada tras remate de cabeza, evitaron tres goles cantados.

Esa parada del arquero universitario, una bella acción, precedió al pitido final que inició la vorágine de celebraciones y cánticos sobre el césped de un equipo campeón, un bloque feliz con la moral por las nubes.

El UCAM, que celebrará este primer 'punto' clave la próxima semana ante su afición frente al Linense, espera rival en las eliminatorias. El campeón del Grupo IV ya está aquí.