El Real Murcia camina firme en el Grupo IV de la Segunda División B y ayer dio un paso más en su objetivo por acabar al frente de la clasificación. Los granas, que el sábado veían como el UCAM se les acercaba a dos puntos, volvieron a golpear la moral de sus rivales con un triunfo en el que se fueron combinando muchos ingredientes, entre ellos una mentalidad ganadora que vuelve a convertir a los de Aira en un equipo imposible de batir.

Después de un partido muy igualado, la emoción quedó para el final. Un gol de Armando, en el minuto 82, permitía a los murcianos empezar a saborear el éxito y a alargar a dieciséis las jornadas sin perder, pero para hacerlo realidad hubo que sufrir y mucho. Sobre todo porque nadie esperaba que en el minuto 89 la expulsión de Fernando estuviese a punto de cambiarlo todo. Como ya se habían completado los tres cambios, el Real Murcia afrontaba una situación difícil de creer. Habría que defender los últimos minutos con un jugador de campo bajo los palos. Y el elegido fue Carlos Álvarez, quien cuando se puso los guantes no se imaginaba que todo sería más sencillo de lo esperado. Porque pese a que el Linares apretó, los jienenses fueron incapaces de generar una ocasión en esos siete minutos que se alargó el el partido.

En definitiva, el Real Murcia, como ya se vivió en Granada, por poner un ejemplo, demostró una vez más que está tocado por una varita mágica, posiblemente la del esfuerzo y el trabajo, que le guía cada semana hacia el play off de ascenso a Segunda División.

Los locales plantearon un partido serio que originó que el Real Murcia se tuviera que poner el mono de trabajo y pelear en cada jugada debido a la intensidad que le puso el Linares. A la excelente respuesta local, el cuadro de la Nueva Condomina opuso un esfuerzo solidario en torno a un objetivo común: no dar ventaja a sus adversarios en la lucha por ser campeón de grupo.

En la primera mitad el conjunto local gozó de dos ocasiones de gol para batir al meta Fernando por medio de dos de sus hombres más en forma, el delantero Rafa Payán y el centrocampista Corpas. El portero y la defensa solventaron el trabajo, mientras que el resto de compañeros trataron de asegurarse la posesión del balón para generar opciones de peligro. En este periodo, el Real Murcia apenas creó situaciones comprometidas para el portero Lopito. Algunas acciones de Azkorra y Carlos Álvarez llevaron peligro, pero no para concretarse en goles. La decisión de José Manuel Aira de apostar por Arturo para sustituir al sancionado Alejandro Chavero tampoco ayudó. El canterano, que se colocó en la mediapunta y obligó a Carlos Álvarez a trasladarse a la banda, no aprovechó el regalo del técnico, y los murcianistas sufrieron para tener el balón y poner en aprietos a los jienenses.

Así las cosas, el duelo llegó a su entretiempo con empate a cero en el electrónico y sin apenas aproximaciones de mérito en una y otra portería.

En el segundo periodo, el Real Murcia trató de imponer su superioridad en el campo. Arturo obligó a trabajar a Lopito en la primera acción de los segundos cuarenta y cinco minutos, pero el balón lo salvó con facilidad el cancerbero local, bien ubicado en su parcela. No fue hasta la hora de juego cuando llegó la acción más clara del primer clasificado. El tiro de Germán lo desvió un inspirado Lopito, que mandó el balón a saque de esquina tras tocar el esférico en el larguero. Los murcianos, volviendo a demostrar que el paso por el vestuario siempre les da alas, se acercaban al gol que les pusiese por delante en el marcador.

El Linares en este periodo tuvo menos llegada y se dedicó más a guardar su portería, viendo que estaban siendo capaces de controlar al todopoderoso líder. En el minuto 68 el centrocampista Fran Moreno, exjugador del Linares, reapareció tras lesionarse hace tres meses en un partido con el Real Jaén en el mes de noviembre. Aira, al que por segunda semana consecutiva le tocó vivir el choque desde la grada al estar sancionado, buscó más llegada y ese premio tuvo como recompensa el gol de Armando en el minuto 82. El centrocampista murciano, que ayer por decisión técnica siguió en la en un centro de la defensa al que volvía Tomás Ruso -se quedó fuera Satrústegui-, culminó una acción de estrategia del Real Murcia a la salida de un córner, marcando un tanto vital para su equipo y que a la postre daría el triunfo al líder del Grupo IV.

Los minutos seguían avanzando y al Real Murcia solo le quedaba esperar a que el colegiado señalase el final del partido. Pero todo se complicó en el minuto 89. Fernando, que ya la pasada jornada tuvo una mala tarde 'regalando' un gol al San Roque de Lepe, volvía a hacer una de las suyas en una salida innecesaria en la que acababa derribando a un jugador local. El árbitro no se lo pensó. Señaló la falta y sacó roja al meta grana. Ahí no acababan los problemas. Con los tres cambios ya realizados, un jugador de campo tenía que ponerse los guantes para intentar salvar un triunfo que ya nadie veía claro. Aunque todos miraron a Armando, finalmente fue Carlos Álvarez el que tuvo que cambiar de área. El asturiano se colocó la camiseta con el número '1' y se concienció para detener la falta que a punto estuvo de lanzar el Linares. No fue necesario. Como tampoco tuvo que realizar ninguna parada. Porque los locales desaprovecharon los siete minutos de alargue, no rematando ni una vez entre los tres palos.

Con el obstáculo de la portería superado, a los jugadores del Real Murcia solo les quedó festejar a lo grande su nuevo triunfo -el decimoséptimo de la temporada-, y para ello contaron con la colaboración del centenar de aficionados que se desplazaron ayer a Linares para vivir unos minutos finales que posiblemente nunca olviden.