La novedad que dejó el partido de ayer reside en el nuevo triunfo que el UCAM Murcia cosechó ante el Recreativo de Huelva. Lo que no es sorprendente es que volviera a ser gracias al balón parado, arma fundamental en la Segunda División B y de la que el UCAM abusa en exceso, pero que le da, hasta la fecha, muchos y grandes resultados. Algo que tampoco implica novedad alguna es el marcador, con otro nuevo triunfo por la mínima: diez en total, y siete con el luminoso en 1-0.

El UCAM empieza a plasmar una idea de conformismo y resultadismo que asusta, pero que a fin de cuentas, es lo único que importa a finales de temporada. Este triunfo, en adición, insufla moral debido al fallo de los perseguidores de los universitarios, ya que Cádiz y Sevilla Atlético empataron ayer y los universitarios amplían su diferencia con ellos. Además, meten presión al líder, al Real Murcia, al que vislumbran a dos puntos a expensas de lo que hagan hoy los granas en Linares.

A continuación, el partido. Primeramente se extraen las conclusiones positivas, y es que la racha de tres triunfos consecutivos o la de seis choques sin perder confirman al UCAM como el conjunto más regular del Grupo IV. En cuestión de sensaciones y, especialmente, vistosidad, el resultado es otro.

Poco fútbol en general sobre el césped de La Condomina, algo que comienza a añorarse con insistencia desde las gradas del feudo universitario. El equipo, que la pasada semana mostraba mejor cara cosechando un gran triunfo a domicilio ante el Real Jaén, volvió por sus fueros y jugó, simplemente, dejándose llevar. El UCAM no ofreció vestigios de su calidad, ni insistencia, ni desborde, y si me apuran, tampoco buscó el gol. Prueba de ello, los dos únicos disparos a puerta, y ambos tras jugadas a balón parado: el tanto obra de Pallarés tras una falta lateral, y un golpe franco directo de Góngora en las postrimerías del encuentro.

El Recreativo, que bastante tiene con lo que tiene fuera del campo, puso, pese a sus bajas, mucha casta y un par de bemoles. La entrega fue total, y se convirtió en otro equipo que ganó la batalla del medio campo al UCAM. Solo Checa, multiplicado infinitamente en labores defensivas y de descongestión, sigue dando el callo jornada sí y jornada también. Y que no deje de hacerlo, ya que ese pundonor se refleja en pocos futbolistas de la plantilla.

En el primer tiempo, el UCAM se vio superado por el planteamiento recreativista. Ninguno de los dos equipos generó peligro real, pero el Recre incomodó de tal manera a los universitarios que nadie daba crédito al espectáculo resultante: sopor y estupor a raudales.

El juego físico e intenso anidaba en el 'verde' de La Condomina, y solo un jugador, al que se le presuponen grandes virtudes, daba el callo en labores de elaboración: Nono Delgado, o Nono II, dio vestigios de la calidad que atesora, provocando que el UCAM mejorase con el paso de los minutos. Apareció por banda izquierda, se ofreció en el medio, buscó pases a la espalda de la zaga onubense, y probó suerte con un par de disparos, aunque sin fortuna, desde fuera del área. También se asoció mucho, y bien, con Nono I, que fue un extremo quisquilloso y difícil de controlar.

Los universitarios daban algo que llevarse a la boca a su afición, pero con esas se llegaba al descanso: sin ocasiones, con poca circulación, y asfixiados en los costados por las ayudas de los extremos del Recreativo. Sentó mucho mejor al Recreativo de Huelva, que enchufó el motor, recuperó energías y prosiguió con su rigor táctico incandescente. En esas, Nono II se quedó sin fuelle, secado por el plan de asfixia del medio campo onubense. Edu Moya y Manu Molina contenían a Manolo y Nono II, y el Recre no se complicaba lo más mínimo en su idea: debía luchar con insistencia para obtener premio en La Condomina.

Prueba de ello fueron las dos grandes jugadas de peligro que se cuajaron primeramente en la segunda mitad. La primera, tras un carrerón de Waldo por banda derecha que fundió a Robles en velocidad para llegar a línea de fondo, servir a Núñez en bandeja, y que el extremo recreativista se adornase con un taconazo. Biel Ribas (quinta actuación imbatido de seis posibles), como está siendo habitual, atrapó con seguridad. En el ecuador del segundo tiempo, Tekio no llegó a despejar un envío hacia su banda que permitió a Waldo , de nuevo, internarse en el área. Ésta vez, fue la solvencia de Fran Pérez la que desvió el peligro.

El carrusel de cambios surgió efecto en ambos equipos. Al que más resultado le dio fue al UCAM, ya que Pallarés, que volvía a ser suplente tras serlo la pasada semana en Jaén, conseguía marcar tras siete jornadas sin hacerlo. Salmerón pareció cansarse de su poca efectividad y le relegó al banquillo, y el delantero valenciano, gracias a su especialidad, ha vuelto a recuperar crédito.

Una falta lateral, otra más, botada por Góngora desde el costado izquierdo, servía al UCAM para inaugurar (y zanjar) el marcador. Pallarés se antepuso a la línea defensiva para batir, con un gran testarazo, a Rubén Gálvez. El remate desde la frontal del área grande, que pilló a media salida al meta recreativista, se fue para adentro y supuso un bálsamo para Pallarés y una amplia relajación para el equipo, que vio como de nuevo el balón parado le podía otorgar los tres puntos.

No obstante, el poco ímpetu a la hora de sentenciar es tan grande como la regularidad mostrada por el UCAM en esta liga. Góngora pudo hacerlo en el minuto 90 con un lanzamiento magistral de falta desde unos 28 metros de distancia que provocó la estirada de Rubén Gálvez. El guardameta se adornó ante un nuevo golpeo exquisito del lateral universitario.

Sin embargo, antes de esto el Decano del fútbol español metió miedo, pero dejó patente su terrible falta de gol. Dos jugadas pudieron significar el empate visitante: una de Miguelito, que desbordó en triple ocasión a la zaga universitaria, sirvió en la frontal a un Zambrano que jugó a gran nivel, y éste disparó ajustado a la base del palo. No obstante, Biel Ribas no descansa y volvió a estirarse para atajar el peligro. Justo después, Rubén Mesa, que salió en el minuto 81, se fabricó dentro del área un disparo demoledor que, por muy poco, se marchó fuera rozando el palo.

Y con esos sustos, el UCAM Murcia CF solventó la papeleta en casa ante un rival correoso. Lo mejor: unas victoria más, una jornada menos.