¿Cómo empezó en el mundo de los caballos?

Mi padre fue mozo de cuadras de Pedro Sánchez Alemán [olímpico en Seúl 88 y Atlanta 96], aunque cuando vivió en Francia ya estuvo en una hípica. Hace unos 40 años se vino al Club Hípico de Murcia y yo me crié en la hípica de Sánchez Alemán hasta que éste dejó la alta competición.

Entonces empezó a montar de niño.

Pues la verdad es que empecé a montar tarde, con once años, pero antes había echado de comer a los caballos y había hecho de todo. Empecé a montar cuando mi padre daba clases en Campoamor.

¿Alguna vez practicó algún otro deporte?

No, solo hice un poco de motocross porque el padre de un amigo tenía motos, y ciclismo.

Pero usted no solo es jinete, también prepara caballos. ¿La gente entiende su oficio?

Una vez que explicas a qué te dedicas, pocos lo entienden. Yo digo que soy jinete profesional, aunque no suena como ser jugador de fútbol. Soy profesor de hípica, doy clases y me dedico a montar caballos de otros propietarios y a venderlos.

¿Y no le da lástima desprenderse de un caballo?

Claro que da, pero me dedico a esto y me pagan por preparar los caballos, que se los llevan cuando mejor están, pero ese mi trabajo. Hay mucha gente que en lugar de invertir 100.000 euros en un caballo ya formado, se gasta 20.000, me lo manda a mí, que le cuesta 500 euros todos los meses, y en dos años tiene uno de 100.000.

¿Hay muchos caballos preparados por usted repartidos por España?

Sí que los hay. Por ejemplo, la yegua con la que gané el concurso de Aros es de un alumno mío, que compré yo con cinco años y ya ha corrido un Campeonato de Europa y ha sido campeona de España.

¿Cómo se rueda un caballo?

Llevándolo a concursos, trabajando en casa, domándolo y musculándolo, haciéndole una preparación como a un futbolista, pero después tienes que hacer una trayectoria de concursos para que se acostumbre a otros escenarios y no se asuste de todo. Hay que rodarlos en muchas pistas diferentes. Ahora tengo un caballo, ‘Quick Silver’, que estaba un poco desorientado y no había hecho muchos concursos, pero que va a ser una bomba. El mantenimiento de los caballos es muy caro y tiene que ser muy bueno para que te compense.

Pero su trabajo debe ser muy esclavo.

Sí, 24 horas al día, yo vivo en la hípica. Llego a las ocho de la mañana y me voy a las once. Gano bien y vivo bien, pero si contara las horas que echo, no me compensaría, lo que pasa es que hago lo que me gusta.

¿No termina saturado?

Cuando echas un mes largo de tres o cuatro concursos, sí que tienes ganas de llegar a casa, pero soy joven y lo pillo con ganas. La verdad es que estoy un poco loco porque hago muchísimos concursos al año.

A mí me aseguran que un caballo tiene sentimientos. ¿Es eso así?

El caballo conoce todo. Si te subes cabreado, el caballo se estresa, y si lo haces relajado, también. Como son herbívoros, todas esas pequeñas cosas las sienten. La hípica es un deporte de pequeños detalles.

¿Su oficio tiene fecha de caducidad?

Es un deporte longevo, puedes tener 60 años y montar mejor que con 30. Hombre, el ritmo que llevo ahora mismo, que en Aros llevaba 25 caballos entre los míos y los de los alumnos, no se puede llevar con 50 porque te vuelves loco. Imagino que algún día tendré que aflojar el pistón.

¿Cuánto cuesta mantener un caballo mensualmente?

Un pupilaje en Murcia es barato, en torno a 250 euros al mes, pero si quieres clases, yo cobro entre las dos cosas a los clientes 500 euros al mes con tres semanales.

Imagino que habrá notado la crisis.

Bueno, se ha notado a nivel de los clientes con poder adquisitivo medio y bajo, pero el cliente rico sigue estando e incluso ahora vive mejor que antes, le da igual ocho que ochenta.

¿Ha avanzado o se ha estancado este deporte?

Ha avanzado mucho. En Murcia hemos tenido buenos jinetes, y el nivel de caballos y profesores ha crecido y ha mejorado. Ahora mismo tengo más alumnos que hace diez años y clientes de toda España.

¿Nunca se ha planteado prepararse para ir a unos Juegos Olímpicos?

Mi vida está enfocada de otra manera, eso ni lo pienso porque tienes que ser millonario para poder hacerlo. Si no eres multimillonario, es imposible prepararte para unos Juegos Olímpicos. Es un circo, como la Fórmula 1, formado por 25 ricos que se dedican a tener 30 caballos. Tienes que dejar de dar clases y dedicarte a otro nivel. El mismo caballo con el que yo corrí en Aros vale 100.000 euros, pero si salta a la misma altura en otros concursos de ese circo al que me refiero, se puede ir a los 300.000. Ni siquiera correr Copas de las Naciones es rentable para una persona como yo que se dedica a preparar caballos.

¿El hijo de un obrero no puede ser olímpico?

Qué va, eso es como encontrar una aguja en un pajar. Solo puede pasar si te coge un multimillonario y se empeña en llevarte a una Olimpiada, pero eso no es algo normal que ocurra habitualmente.

En cualquier caso, entonces su caso es atípico.

Soy hijo de un mozo de cuadras, con seis hermanos y en mi casa, el día 25, ya no había para comer y teníamos que ir a casa de la abuela. Con 14 o15 años, cuando regresé a Murcia, era el hijo del mozo que ganaba a los ricos; no era la peste, pero casi. Como no tenía para pagar un camión para llevar el caballo a los concursos, entonces me iba desde Carrascoy hasta el Tiro de Pichón por el camino de los leñadores para participar en los concursos. Y después me volvía con mi trofeo por la carretera debajo del brazo y con mi caballo.