Tras una semana movida por las dudas respecto a la continuidad de Víctor en el banquillo albinegro y los cambios en el vestuario con la llegada de Indiano y la salida de Palau, el FC Cartagena encaraba un encuentro complicado ante el Sevilla Atlético -ahora segundo clasificado- y que de ganar hubiera servido para calmar las aguas en un ambiente muy enrarecido por los malos resultados. Pero este equipo está condenado, como ya ocurrió la pasada campaña, a luchar por metas mucho más bajas de lo que se preveía en un principio. La derrota ante el Sevilla Atlético (0-2), hace que la distancia entre el equipo y la afición sea mayor y que los adeptos al sistema del entrenador empiecen a caer, rendidos ante la evidencia de las pruebas.

Tres derrotas consecutivas y siete partidos sin ganar es un balance muy contundente para defender a nada ni a nadie. Los dueños retocan el equipo, pero la esencia sigue siendo la misma. Este FC Cartagena carece de alma, de ímpetu, carácter, entrega, lucha o llámese como se quiera, pero lo cierto es que es incapaz de remontarle a nadie.

Ayer ante el Sevilla Atlético el bloque cartagenerista se vio impotente tras el gol de los visitantes en el minuto 44. Fue incapaz de reaccionar y cuando el enfrentamiento caminaba sin goles tampoco vio portería cuando tuvo la ocasión.

Lo del Cartagena en la primera parte fue un ejercicio de impotencia, porque llegar al último instante encajando un gol casi sobre la bocina es una losa demasiado pesada para tratar de levantar con ánimos y refuerzos positivos en el vestuario. Los albinegros se esforzaron en esos primeros minutos, no solo por llegar a la meta de José sino también de intentar hacerlo con criterio, sentido del juego colectivo y cierta dosis de responsabilidad.

Víctor había introducido algunas variaciones en el once inicial. La más llamativa fue la suplencia de Juan Carlos Menudo quien dejaba su puesto por Indiano, el recién llegado a la plantilla cartagenera. El nuevo centrocampista estuvo presente en el juego de creación de los locales, aunque se le notaba falto de rapidez en sus acciones. El preparador acompañó a Indiano con dos jugadores justo por detrás de él. Luque y Sergio Jiménez ocuparon la parte ancha del campo y ambos ofrecieron un nivel más que aceptable.

En los carriles Sergio García aprovechaba cada vez que podía su punta de velocidad para competir con el lateral en llegar al balón y mandarlo al área, pero aunque destaca sobremanera en esa faceta física, luego no suele resolver bien cuando tiene ganada la posición.

En la otra banda Cristo Martín suele meterse para adentro, dando la oportunidad al lateral Álvaro de doblarle y dar más profundidad en ataque.

Ambos estuvieron más presentes en esta banda que el tándem Sergio-Mario en la otra, pero todo quedaba casi siempre en un centro sin rematador aparente.

Hevia asistía, por su parte, con su fútbol a veces anárquico, pero la dosis de calidad que atesora lo convierte en un jugador imprevisible a la vez que peligroso cuando ronda el área contraria.

Los albinegros jugaron en determinados momentos demasiado fútbol vertical, algo que no suponía nada de riesgo para la joven defensa sevillista. Cuando el balón circulaba a ras de césped era cuando el FC Cartagena tenía verdadero peligro.

Cumplido el primer cuarto de hora Sergio García avanzó con el balón controlado tras pase de Hevia y se plantó en el área con tan sólo el cancerbero rival por delante. Elevó en exceso el esférico y éste se marchaba alto en una perfecta oportunidad para haber anotado el primero.

Fue en los últimos veinte minutos del primer periodo cuando mejor se pudo ver la vocación ofensiva de los locales con un fútbol de toque y pase. En el minuto 28 llegó la acción más peligrosa, con un chut de Cristo Martín al borde del área que describió un ángulo peligroso para José.

El portero sevillista tuvo que estirarse para desviar el balón, que entraba como una flecha en la portería visitante.

En el minuto 41 Limones efectuó una doble intervención que evitaba el tanto de los sevillistas. Primero despejó un fuerte disparo de Curro y luego, en el rebote, Carlos Fernández lo intentaba escorado a la izquierda, pero el portero local lo evitaba mandando con la mano a línea de fondo.

Un instante después era el equipo albinegro el que trató de hacer gol, con una bonita combinación entre Sergio García y Chus Hevia. El segundo, a la media vuelta, se iba de su marcador y encaró al meta hispalense, pero remató demasiado alto cuando tenía toda la portería para él.

Cuando quedaban unos segundos para el final de la primera parte, Curro recibía al borde del área una gran asistencia de Carlos Fernández y de disparo flojo pero colocado puso el balón en el ángulo inalcanzable para Limones. El FC Cartagena se iba al vestuario con un 0-1 y la moral por los suelos.

Si esperaba alguien un revulsivo nada más salir de los vestuarios, se equivocó porque el FC Cartagena navegó en medio del mar desorientado y sin ideas. Si antes había resultado complicado acercarse con claridad a la meta de José, ahora con el 0-1 en contra todo se hacía mucho más cuesta arriba.

Además, los albinegros se quedaron con uno menos en el minuto 70 por expulsión del central Moisés, con lo que las pocas esperanzas de haber achuchado al Sevilla Atlético y haberlo puesto en apuros se difuminaron de un plumazo. Menudo entró por un Indiano que se quejó de unas molestias -ojo, podría ser lesión grave- y Laens quiso azuzar a la defensa visitante, pero lo único que ocurrió es que Carrillo, en una contra, hacía el 0-2 al final y sentenciaba el choque.