Uno de los testigos del panel de mandos del vehículo conducido por José Manuel Aira viene iluminándose desde hace varias semanas. El técnico grana ya mostró su preocupación el pasado domingo. Ayer, los síntomas se alargaron, y el motor del coche murcianista no reaccionó ni con el paso de los minutos, firmando finalmente un empate en el campo del Betis B. Un resultado que, teniendo en cuenta la racha que lleva el Real Murcia y su superioridad en la tabla frente a sus perseguidores, debería quedar como algo anecdótico, pero que analizando la imagen ofrecida, la pérdida de identidad de centro del campo para adelante, la ausencia de ocasiones y que algunos de esos detalles negativos se vienen repitiendo desde hace ya algún tiempo, casi con total seguridad que esta semana José Manuel Aira tendrá que ponerse el mono de trabajo para someter a la plantilla a una revisión intensiva que le permita conocer los síntomas que se están dejando entrever en la evolución murcianista.

Y es que ayer el Real Murcia no fue el superlíder que ha acumulado miles de elogios. A una primera parte horrorosa, en la que solo la defensa respondió, se unió un segundo periodo en el que los granas, ni con los cambios, fueron incapaces de superar a un Betis B que se impuso en todas las batallas. Tocó mejor el balón, corrió muchos más kilómetros y a más velocidad, no dejó de mirar el área de Fernando ni cuando jugaba con un futbolista menos y peleó como si no hubiera mañana.

Mientras que los de Aira parecían un niño pegando a un adulto; los chavales entrenados por Gustavo Sánchez, con muchas novedades en su once después de los fichajes en el mercado invernal, golpeaban con tanta fuerza que cada uno de sus intentos dejaba una grieta en un centro del campo en el que el Real Murcia no dio señales de vida. Armando se veía superado por todos los frentes y Chavero, el único que intentaba hacer de guía, era incapaz de hacer entender a sus compañeros que cuando el esférico está de tu lado el sufrimiento es mayor. Las ayudas de Germán y Sergio García, por su parte, no ayudaban a dar un respiro a la línea defensiva capitaneada por Satrústegui y Tomás Ruso.

Los centrales, secundados por un José Ruiz muy activo y por un Hostench que sufrió excesivamente por la verticalidad de Navarro y Aitor, fueron los ángeles de la guarda de sus compañeros. Tanto Satrústegui, que va recuperando su mejor versión, como Ruso conseguían evitar las continuas llegadas de los escurridizos atacantes locales, permitiendo a los murcianistas llegar con esperanzas al segundo tiempo, donde todos esperaban una reacción que en esta ocasión no llegó.

Y es que el Real Murcia lo pasó bastante mal en los primeros cuarenta y cinco minutos. El reloj no marcaba ni el primer minuto cuando un centro de Navarro encontró en la situación ideal a un Aitor cuyo control fue bastante defectuoso, permitiendo a Fernando reaccionar y abrazar el esférico aunque para ello necesitase hacerlo en dos tiempos.

El líder estaba desconocido. Las imprecisiones impedían un juego continuado, y por tanto que jugadores importantes como Germán y Sergio García, quien ayer no aprovechó su vuelta a la titularidad, apenas entrasen en contacto con el esférico, lo que les convierte en piezas mal utilizadas. Azkorra y Carlos Álvarez, por su parte, se desesperaban viendo cómo toda la emoción estaba en el otro lado. Solo Chavero intentaba tirar de inteligencia, frenar el encuentro cuando las cosas se ponían feas y controlando el balón para avisar a un Betis B que se sentía demasiado cómodo y que solo necesitó un cuarto de hora para subirse a las barbas del líder. Pero el catalán no encontraba el camino. Había demasiado minas a su alrededor, y el césped se convertía en dunas de arena en las que el Real Murcia se sentía tan perdido que por minutos el 0-0 era un marcador de lujo.

Hinojosa, tras una buena jugada de Aitor, disparaba a la izquierda de Fernando en el 14, mientras que unos minutos después el ´8´ bético se encontraba con un despeje del meta murcianista, pero cuando ya iba a celebrar el gol vio como Tomás Ruso aparecía de la nada para enviar con todo su cuerpo el balón a córner. A la insistencia del gaditano se unieron las ganas de agradar de Narváez, colombiano que se estrenaba con la elástica verdiblanca y que también intentó hacer de las suyas en el área grana.

El partido dejaba sensaciones encontradas. Daba la impresión de que el balón iba a cámara rápida cuando estaba en las piernas de los de Gustavo Sánchez, mientras que, si llegaba al bando contrario, todo se detenía. Los movimientos eran tan lentos, que los locales no tenían ningún problema en recuperar demasiado rápido. Hubo que esperar al minuto 38 para ver la primera aproximación de los granas. El balón no fue entre los tres palos. El meta Pedro López pudo ver con toda la calma del mundo el disparo de Germán que se marchaba alto.

Lo mejor que podía pasar al Real Murcia era que el colegiado señalase el túnel de vestuarios y que José Manuel Aira tirase de sus ya conocidos trucos mágicos para que los murcianistas se convirtieran en auténticos superhéroes. Pero todos los domingos no son fiesta, y ayer, pese a contar con un jugador más durante los últimos cuarenta minutos, el conjunto grana no fue capaz de poner en aprietos a un Betis B que incluso se atrevió a estirarse para buscar mayor premio cuando tuvo la oportunidad.

A los cinco minutos de la reanudación, el Real Murcia recibió la primera señal de que de nuevo se le ponía todo a favor para mantener su racha victoriosa. Madrigal fue expulsado por roja directa después de dar un codazo a José Ruiz. Con un futbolista menos y con la desconfianza que genera estar en la cola de la clasificación y solo tener 19 puntos -30 puntos menos que los murcianistas-, el panorama cambió de repente. El Real Murcia pasó a dominar y el Betis B se conformaba con aguantar como fuese el marcador. José Manuel Aira también entró en acción. Isi y Arturo saltaban al terreno de juego para encontrar el camino del ataque y dar una alegría a Azkorra y Carlos Álvarez, inéditos durante demasiado tiempo.

Pero una vez más se demostró que no por tener más hombres de ataque las ocasiones son mayores. Y es que el problema del Real Murcia no estaba arriba sino en el centro del campo, donde los granas eran incapaces de encender la mecha. Solo Arturo, en una jugada de estrategia, intentó sorprender desde fuera del área, pero su disparo, demasiado blando, fue enviado a córner por Pedro López en la que se convirtió en su primera intervención del partido. La salida de Javi López en el minuto 81 puso fin a la poca esperanza que ya quedaba en los aficionados murcianistas de conseguir los tres puntos.

Tampoco ayudaba la ´inteligencia´ de Fernando. El meta murcianista, pese a saber que los balones largos no solucionaban absolutamente nada, se empeñaba una y otra vez en evitar cualquier intento de buscar a sus compañeros del centro del campo, golpeando el balón con tanta fuerza que más que ayudar parecía querer quitarse de encima un esférico que durante muchos minutos había estado demasiado cerca. Ni en una sola ocasión fue capaz del meta murciano de que sus pelotazos encontraran a un amigo, lo que no evitó que repitiese su tontería hasta la saciedad.

Las ideas no llegaban al portero ni al centro del campo, y así el Betis B, con uno menos, salvó un partido demasiado plácido, y el Real Murcia se conformó con un punto que, a la conclusión de la jornada, le permite mantenerse líder, con los mismos siete puntos de colchón que tenía hasta ahora.