Jesús Samper decía el pasado 9 de septiembre, en su última intervención pública, que no conocía «a ningún empresario de Singapur» interesado en comprar el Real Murcia. Y, por ahora, el presidente grana seguirá sin conocerlo. Porque la película dirigida y protagonizada por el archenero Antonio Perea, que en julio se acercaba de nuevo al madrileño para intentar hacerse con su paquete accionarial, ha sido pura ficción. Tal y como ha venido informando este diario desde septiembre, el intermediario no tenía ni la capacidad económica ni los contactos necesarios para poder convertirse en el dueño del palco de NC.

Lo único con lo que ha contado Antonio Perea, que, pese a anunciar una rueda de prensa, no ha dado la cara desde que LA OPINIÓN publicó el pasado 24 de octubre que Jesús Samper había roto cualquier tipo de negociaciones harto de la informalidad de su interlocutor, ha sido con el apoyo de varios medios de comunicación que incluso llegaron a dar por cerrada la venta de la entidad murciana para un día después justificarse afirmando que «tenemos tantas ganas de que se vaya Jesús Samper», tal y como se escuchó en uno de los programas de deportes de Onda Regional.

Cuatro meses después de que Antonio Perea se sentase con una persona del entorno de Jesús Samper para mostrarle su interés por hacerse con el Real Murcia, algo que ya intentó hace un año cuando quiso convencer al presidente murcianista de que conocía a varios jeques que podrían estar interesados en su paquete accionarial, el archenero no ha parado de añadir excusas y plantones a su historial. El último, que ya cierra el «cuento callejero», tal y como calificó la historia el dueño de la entidad murcianista, ha ocurrido esta misma semana. Aunque visto lo visto en las fechas anteriores, salvo para la asociación minoritaria de pequeños accionistas, era un secreto a voces.

El domingo, como ya publicó esta redacción, era el día anunciado por Antonio Perea para la llegada de sus presuntos socios singapureños, quienes además de aprovechar su estancia para «conocer el club, la ciudad y sus gentes» también acudirían -en teoría en el día de ayer- a una notaría de Las Rozas para cerrar todo el traspaso de poderes y pasar a ser los nuevos dueños del Real Murcia. Esa era la excusa utilizada por el archenero para suspender por segunda vez una cita ante notario fijada para el 27 de octubre y que provocó que Jesús Samper, harto de tanta informalidad y de un tema que no iba a ninguna parte, tal y como le venía insistiendo su círculo más cercano, cortase por lo sano en un mail en el que el presidente grana calificaba la actuación de su interlocutor de «jocosa» al tiempo que hablaba de una «locuacidad interesada e infantil». «Hasta aquí llegó. Deje de molestarme más», concluía el madrileño en unas palabras que también publicó este diario.

Una decisión que no pudo ser más que acertada después de ver que llegada la fecha prevista los singapureños, pese a lo dicho por el archenero y a la carta que aportó para convencer a Samper de que siguiese alargando la negociación, no han aparecido por ningún lado ni se les ha visto recorriendo Murcia y conociendo a sus gentes, ni ayer se presentaron en la notaría de Las Rozas. Lo que confirma por enésima vez que en esta historia solo existe una persona y esa es Antonio Perea, quien ha jugado con unos y a otros para que su nombre aparezca una y otra vez ligado al Real Murcia. Una teoría que desde el entorno de Jesús Samper se ha barajado desde el primer día y por la que insistían al archenero en la necesidad de dar pasos importantes, porque para ellos era la única forma de quitar la careta al intermediario. Tal y como finalmente ha sucedido. Porque el plantón de ayer es el cuarto. Primero suspendió una cita en la Notaría alegando que estaba de viaje, posteriormente canceló a última hora una reunión en las oficinas del abogado madrileño y en octubre aplazó otro encuentro en el notario.

El «hasta aquí llegó» de Jesús Samper y todos los datos que han confirmado que todo esto es un cuento dirigido por Antonio Perea han llevado al archenero a dejar de aparecer en los medios de comunicación. Incluso a finales del mes de octubre utilizaba su cuenta de Twitter para señalar que «sus asesores le habían aconsejado salir de todas las redes sociales». Otra decisión más para no responder a los aficionados murcianistas a los que había convencido con sus palabras y entre los que se encuentra el máximo responsable de la asociación de accionistas minoritarios. Y es que Pablo Baeza, que no tuvo bastante con quedar retratado y ser ninguneado en la primera vez que el archenero intentó acercarse al Real Murcia con un cuento protagonizado por jeques árabes, ha sido uno de los que apostaba por el intermediario y sus socios singapureños. El 24 de octubre, cuestionando la decisión de Samper de romper el contacto con Perea, escribía en Twitter que «primero el problema era que Perea no acreditaba su solvencia y ahora el problema es esperar al día 10 a que vengan a firmar los que la tienen». Tampoco dudó en acompañar al presunto comprador a las oficinas de Felipe Coello, concejal de Deportes. Incluso días después señalaba en una emisora de radio que había que confiar en estos empresarios y que si luego no salían las cosas bien pues ya se darían explicaciones. De momento la asociación que preside no ha hecho ningún comunicado como tampoco lo hizo cuando nada más se supo de los jeques que también iban a comprar el club.