¿Cuándo, cómo y dónde le dio por correr en moto?

Dede niño me había gustado siempre correr en moto, pero la oportunidad me la dio el Moto Club Costa Cálida en 1989. Hicieron una prueba y me eligieron para correr el Campeonato Regional y el Criterium.

Pero usted ya le daba al gas antes, ¿no?

Los vecinos de La Palma saben lo que es estar oyendo las motos hasta la madrugada cuando tenía 15 años.

¿Antes había más oportunidades que ahora?

No, ahora hay más opciones porque hay más equipos en España que necesitan pilotos y todos llegan desde las fórmulas de promoción. Entonces había pocas opciones, tan solo el Criterium, de donde salieron Carlos Checa, Sete Gibernau y Borja, entre otros.

¿Cuándo dio el salto de amateur a profesional?

En 1991 empecé a correr el Campeonato de Europa, que fue cuando me dediqué plenamente a este deporte.

Pero con un equipo de palicos y cañicas.

Claro, con mi hermano, que me apoyó siempre, y Rafa Hernández, que ya me ayudaba anteriormente.

Después de muchos esfuerzos llegó al Mundial, pero tuvo una carrera muy corta. ¿Qué pasó?

  • En 1994 quedé segundo en el Open Ducados tras Luis D´Antín en un campeonato donde también corrían Sete Gibernau, Carlos Checa o Kenny Roberts Junior. El problema fue que tras firmar el contrato para correr el Mundial, decidí que era el momento de operarme de una molestia que tenía en el antebrazo derecho. La mala suerte fue que salió mal la operación y quedé prácticamente inválido del brazo. Todas las posibilidades que tenía de estar en el Mundial se fueron al traste.

¿Era el síndrome compartimental del que hoy en día están operados todos los pilotos?

Sí, y eso fue lo que marcó mi vida, porque con 25 años tuve volver atrás, a buscar una profesión. Corrí ese año el Mundial intentado que la recuperación fuera rápida, pero fue un calvario y nunca llegó la recuperación. Posteriormente me operaron en Barcelona, donde me recuperaron el brazo para hacer una vida normal, pero lejos del nivel de élite del motociclismo.

¿Ha pasado muchas veces por un quirófano?

Sí, varias. Estoy operado de la pierna, el brazo derecho e izquierdo, y después he tenido que volver a entrar para quitarme las placas.

¿Le quedan muchos tornillos dentro?

No, ya he conseguido quitármelos todos.

¿Cómo le afectó psicológicamente la retirada?

Me hundió. Yo había dedicado toda mi juventud a las motos y no me había formado, no tenía estudios. El hecho de que esa puerta se cerrase me dejaba sin nada. Además, el brazo lo tenía maltrecho, no tenía claro ni que hubiese podido hacer ninguna otra actividad. Tuve el apoyo de mi mujer, Lola, y de Clemente Cano, un fisioterapeuta que me dedicó cinco horas diarias durante año y medio para hacer de mi brazo algo útil. Me afectó tanto que me hubiese gustado hacer un paréntesis en mi vida y no haber conocido las motos.

Pero se reinventó, sacó su oposición de bombero y montó una escuela de conducción.

Fue duro, no fue de un día para otro todo. Entonces me planteé ser profesor de autoescuela y lo de bombero me hacía mucha ilusión, pero lo veía muy complicado por las pruebas físicas. Pero aprobé a la cuarta vez y la escuela de conducción es la que me ha permitido seguir montando en moto. He rehecho mi vida y ahora no miro atrás con pena, sino con alegría por las experiencias acumuladas. Me quedo con lo bueno, la cantidad de carreras que corrí, lo que disfruté ganando y las personas que conocí.

¿Cuántos años lleva con la escuela de conducción?

Este año se cumplen 20, porque la montamos justo después de dejar el Mundial. La pusimos en marcha y poco a poco hemos visto que hay una cantidad de gente importante que quiere montar en moto por la calle y le gusta conocer técnicas de conducción para hacerlo con más seguridad. No es una escuela de pilotaje para pilotos, sino para que la gente que va con moto conozca las técnicas que utilizamos.

¿Conducimos muy mal?

La gente conduce como sabe. En las autoescuelas enseñamos a pasar una prueba que se hace a muy poca velocidad, que no es real. Después, en la vida diaria, es donde tienes que aplicar técnicas de conducción.

¿Cuántas veces le decía su madre «no corras» cuando se iba a disputar una prueba?

La frase de mi madre era ´corre despacio, hijo´. Era propia de una madre, pero nos reíamos siempre porque ir despacio en competición...

¿Hoy en día sigue el Mundial de motos o no?

Sí lo sigo, me encanta ver las carreras y disfruto viendo cómo evoluciona la tecnología, es apasionante.

¿Usted es de Rossi?

Siempre he sido de Rossi y creo que le queda un poquito de cuerda. Pedrosa, Lorenzo y Márquez son el relevo generacional y en este momento convergen estas dos generaciones a la vez. Rossi y Márquez son muy parecidos, se ganan el cariño de la gente y conducen al límite.

¿Vio patada de Rossi a Márquez?

Personalmente pienso que no existió ninguna patada, fue que se le echó encima de la moto, Rossi abrió la rodilla y Márquez se fue al suelo. Eso lo hemos visto en muchas carreras, pero en el momento que alguien se va al suelo, buscamos un culpable. Tras ver las imágenes no hubo patada, sí que lo sacó de la trazada, pero es algo normal en las buenas carreras. Es un deporte de riesgo, aquí te puede caer de la moto y en los toros te puede pillar el toro. No deberían haber sancionado a Rossi.

Ahora le hemos visto hacer el Maratón de Murcia y la Ruta de las Fortalezas. ¿Le ha dado por el running?

Me gustan los retos personales, es muy bonito competir con los demás y con uno mismo. Este año me retiré en el maratón en el kilómetro 35, pero en el anterior hice 3 horas y 58 minutos. La Ruta de las Fortalezas la hice en 5 horas y 49 minutos. Pero no solo me gusta correr, también hago vela y estamos compitiendo en el Mar Menor con el barco ´Eco´. He encontrado otras cosas que me gusta, aunque las sensaciones que obtienes pilotando, aún no las he encontrado en ningún otro deporte.