El césped del Cartagonova se va a convertir de aquí a final de año en terreno casi prohibido para los jugadores del FC Cartagena, debido al especial cuidado que se tendrá por parte de los técnicos y operarios municipales para que el campo esté en las mejores condiciones en la segunda vuelta de la competición.

Resulta, no obstante, paradójico que se esté hablando de la segunda vuelta cuando tan sólo se han jugador dos jornadas en el estadio de la primera, pero es que la pradera del recinto deportivo municipal no está como todo el mundo desearía, por lo que la atención va a ser máxima las próximas semanas. Muchos han sido los factores que han influido para que la superficie del terreno de juego no presente su mejor cara. Las altas temperaturas del pasado verano impidieron que la semilla creciera a su debido tiempo y con la suficiente fuerza. Además, cuando lo ha hecho le ha afectado la lluvia, como la del pasado fin de semana que coincidió justo con el día en el que el FC Cartagena tenía que jugar su encuentro de competición liguera contra la Balompédica Linense. Esto hizo que parte del trabajo efectuado con anterioridad tuviera sus efectos negativos.

El equipo apenas se ha podido ejercitar en el estadio porque hubiera supuesto ralentizar un poco más la puesta a punto del campo. El entrenador albinegro ha sido desde el primer momento muy consciente de que forzar allí las sesiones de entrenamiento supone tener el campo mal durante más tiempo, de ahí que el club haya buscado otras alternativas. En pretemporada se entrenó en Nueva Cartagena, La Manga Club y Pinatar Arena. Hace unas semanas se llegó a un acuerdo con Hacienda del Álamo para que los futbolistas cartageneros se ejerciten durante dos días a la semana en este complejo turístico-deportivo, por lo que al menos pisan césped natural la mitad de las sesiones semanales.

El próximo mes de octubre se producirá la plantación de semilla, algo que es habitual todas las temporadas, por lo que durante un mes y medio el uso del campo debe verse limitado de nuevo para que el verde encuentre tiempo para crecer sin complicaciones.

De esta manera, Víctor Fernández va a trabajar única y exclusivamente las sesiones de los sábados en el Cartagonova, donde podrá hacer un trabajo mínimo sobre el escenario en el que los jugadores tienen que disputar sus encuentros cada domingo.

El año pasado se programó de otra forma el trabajo sobre el césped, con la plantación de semilla de verano, que aguanta mejor el calor, lo que supuso que en el mes de septiembre presentara un magnífico aspecto y no hubiera ningún tipo de dificultad para hacer uso del campo.

Algunos técnicos consultados por esta redacción explicaban que uno de los principales hándicap que tiene el campo albinegro es que la semilla tiene muy poco agarre, porque no goza de demasiado fondo para crecer -una capa de arcilla se lo impide-, por lo que no coge la fuerza suficiente para aguantar la climatología o los embates del juego. Así pues, la solución pasa por levantar todo el terreno y aportar más tierra de crecimiento del césped, una inversión que sobrepasaría los 300.000 euros de coste y que parece que ningún equipo de gobierno en los últimos años ha estado dispuesto a asumir. Mientras tanto, los trabajos específicos van dando su rendimiento, pero su efectividad no es suficiente para toda la temporada.