Javier Marco ha vivido un año en Cartagena que, probablemente, no olvidará nunca. En estos diez meses que ha permanecido al frente de la entidad, su buena sintonía con la afición, jugadores y hasta políticos se fue tornando en escepticismo al principio y desconfianza al final. El letrado valenciano trata de defender su gestión ahora que ya ha abandonado el club y desde la distancia asegura que «sin haberme llevado ni un euro, se me ha tachado de ladrón y sinvergüenza». «En Cartagena no se reconoce nada y todo han sido malas palabras. Lo mejor es que nos quitáramos de encima cuanto antes», añade el expresidente del consejo de administración de la entidad.

No obstante, Marco quiere hacer hincapié en que gracias a su gestión y a la de Javier Martínez el club ha conseguido encauzar una deuda galopante, que llevaba camino de mandar al club a la liquidación por inasumible. Es consciente que la manera de llevar el club, los impagos a los jugadores, administrativos y el trato con todos ellos ha dinamitado definitivamente todo, hasta el punto de que alguno de los jugadores le mandó callar si no era capaz de cumplir sus promesas de pagos.

A pesar de que ya no tienen nada que ver con la entidad, son ellos los que mantienen activos todos los recursos del concurso de acreedores y los que han hecho el trabajo para que la entidad se haya podido ahorrar en los últimos días más de 300.000 euros.

«Nosotros metimos al club en el concurso de acreedores y el juez ha visto que se puede hacer frente a ese dinero en estos momentos. Si no hubiéramos tomado esta decisión el verano pasado todo sería mucho más grave, con una deuda enorme y pocas posibilidades de que nadie se quisiera quedar con el club», esgrime Marco.

En los últimos días las alegaciones presentadas por Marco ante el Juez de Lo Mercantil han facilitado que éste solicite a la RFEF que exima al club albinegro del pago de los 200.000 euros que pedía como pago inexcusable para poder competir. Además, el juez ha aceptado los razonamientos expuestos por el mismo abogado para que el club no esté obligado a pagar a la AFE los 108.900 euros que deben a dos exjugadores, ya que esta deuda está metida en el concurso de acreedores.

Por otro lado, dice el exmandatario albinegro que ha sido muy importante el hecho de que Belmonte y su grupo vieran que los dos millones de euros que reclamaba la Agencia Tributaria -que causaron aquella controversia y estuvieron a punto de dejar fuera a los actuales propietarios en la compra de la entidad-, eran completamente recurribles. A día de hoy, la Agencia Tributaria ha reconocido que la notificación de la sucesión de empresas no lo transmite de forma correcta a Sporto Gol Man «alegamos que no lo habíamos recibido, por lo que se le comunicó a la junta anterior y la culpa es de Hacienda, no de nosotros».

De esta manera, los cerca de dos millones de euros que excedían el presupuesto preparado por Paco Belmonte, podrían quedarse ahora en un millón de euros porque dicha deuda se ha convertido en subordinada en el concurso de acreedores, lo que supone que se le pueda hacer una quita del 50% de la misma y además se pagaría lo último dentro del concurso de acreedores».

«Después de todo lo que ha sucedido no me merece la pena ni luchar ni colaborar más con el club», añade Javier Marco, quien aún lleva el concurso de acreedores, aunque en unos días pasará la venia del mismo a los abogados del grupo de Paco Belmonte para que sean ellos los que continúen con el trabajo empezado por él y Javier Martínez hace meses.