Durante los años 2006 y 2007 el Real Murcia vivió un auténtico 'baby boom'. Los protagonistas no fueron los jugadores que vistieron de grana en esa época. Tampoco los empleados del club. La explosión de natalidad la sufrió directamente la Federación de Peñas, que vivió una época dorada en la que era raro la semana que no anunciaban el nacimiento de una nueva asociación. Así, si en 2001, según la Memoria Anual publicada por el Real Murcia, solo existían la Peña Pimentonera, Papelillos Granas, Frente Grana y Peña Pinatarense; en diciembre de 2011 la FEPEMUR festejaba la creación de su agrupación número 100. Pero el éxito no se puede achacar al buen hacer de los responsables de la Federación ni al abrir de ojos de los aficionados murcianos respecto al Real Murcia, el 'boom' coincidía con el lanzamiento por parte de Jesús Samper de un abono peñista a precio mucho más reducido que los establecidos en la tarifa general. A ello hay que sumar el traslado al nuevo estadio y la época de vino y rosas que vivía una entidad con presupuestos millonarios.

Fue en el verano de 2006 cuando los dirigentes murcianistas incluían por primera vez en su campaña de abonos el carné exclusivo para peñistas. Por solo cien euros, los asociados de la FEPEMUR podrían disfrutar de toda la temporada en Segunda. Y esa simple decisión, que venía a completar las intenciones iniciales de un Jesús Samper que ya en el año 2001 hablaba de que «una de las grandes apuestas de su consejo de administración era la creación y la legalización de las peñas», permitió a la FEPEMUR crecer un 682%, pasando de los 337 peñistas que tenía en la 05-06 a los 2.637 que en la 06-07 acudieron a ver los partidos en el fondo sur de NC, un fondo que, en otro gesto de la entidad, pasó a ser de uso exclusivo de la agrupación, algo que ha perjudicado a muchos abonados que en su momento decidieron abandonar las peñas al no estar de acuerdo con la gestión de sus responsables y que también se vieron obligados a cambiar su zona en el estadio.

Pero ese salto se quedó en nada comparado con lo que ocurriría un año después. El ascenso a Primera División y una tarifa más que interesante (175) hicieron que se desbordaran todas las previsiones, hasta el punto que los responsables de los peñistas tuvieron que cerrar el grifo al alcanzar la cifra de 6.709 peñistas. Desde ese momento de éxtasis y de colas para lograr un carné de la Liga de las Estrellas por solo 175 ? han pasado siete temporadas. El período suficiente para demostrar que esos números fueron totalmente ficticios, que los que se subieron al carro de la FEPEMUR no lo hicieron por los sentimientos hacia el escudo grana sino por disfrutar de las estrellas y de los equipos que visitaban Nueva Condomina.

Tres meses después del descenso a Segunda ya eran 1.390 los peñistas que habían huido. Una espantada que se hizo más notable tras la campaña de abonos de la temporada 09-10, y eso que el Real Murcia decidía congelar el precio de los carnés, dejando el exclusivo para peñas en 135 euros. De 6.709 se pasó a 3.530 (3.179 menos que en Primera). La decisión de bajar más los precios -100 euros en 10/11- tampoco obtuvo la respuesta en los asociados de la FEPEMUR, a los que ya el sabor de la máxima categoría les quedaba tan lejos que habían olvidado por completo el club al que se sumaron un día del verano de 2007 y que en 2010 les necesitaba más que nunca para salir de la Segunda B. Solo 2.962, y eso que la campaña de captación de aficionados había sido diseñada por la propia FEPEMUR, compraron su butaca en el fondo sur.

Con la vuelta a Segunda por la vía rápida, la zona de las peñas volvió a tener más animación. Pero esa crecida (se alcanzaron los 4.133 peñistas) fue efímera. Ni con carnés a 120 y 100 euros logró la Federación de Peñas, que según ha insistido una y otra vez su presidente son los que mejor entienden a la afición, rozar los tres mil abonados. Sería tras el verano de 2012, en el que 1.259 peñistas habían abandonado, cuando Jesús Samper, en una entrevista a este diario publicada en octubre, habló por primera vez de «decepción» con un movimiento que él mismo había impulsado. «Un peñista tiene que estar a muerte con el Real Murcia, no me vale que tras un resultado negativo o un partido perdido ya no vuelva más».

Algo de eso ocurrió en la última jornada de la temporada 12-13 cuando los granas se jugaban la permanencia ante Las Palmas. Además de convocar una protesta antes del choque, los peñistas también sacaron una pancarta durante el encuentro en la que se podía leer 'Nuestros sueños e ilusiones os los pasáis por los cojones'. Uno de los futbolistas de aquella plantilla, que estaba en la grada al no poder jugar por lesión, no podía creerse lo que estaba viendo, afirmando en privado que «no es el momento. Nos estamos jugando la vida y ellos parecen no entender nada».

El divorcio entre el Real Murcia y sus peñistas no ha parado de agravarse, llegando a su número más bajo en la temporada 13-14, cuando la FEPEMUR solo retiró 2.452 carnés, un número insuficiente para los responsables del club, que aquella campaña ya criticaban que Miguel Martínez apareciese todos los días dando lecciones en los medios y que no supiese mantener activa a su gente.

Lo que eran comentarios en privado volvió a ser público hace unos días cuando Jesús Samper ponía otra vez en el disparadero a los responsables de la FEPEMUR. «La mitad de los peñistas no son abonados y los que son no acuden», decía, para decirle a Miguel Martínez que toca «ponerse las pilas», porque «confío en que el número de peñistas aumente». En la pasada campaña el Murcia contó con 2.796 abonados por parte de las peñas.