Sergio Krésic, un entrenador de los muchos que utilizó Jesús Samper como apagafuegos, es croata, nacido en Split cuando era Yugoslavia y ahora reside en Marbella. Es el mismo que afirma que las guerras sí que son un drama verdadero. La eliminación del Murcia puede que para algunos se pueda motejar de drama, olvidando que no deja de ser precisamente un juego. Fracaso tampoco, porque no existe ninguna duda razonable sobre la honradez de esta plantilla, confeccionada en una semana, con palicos y cañicas, comprando en saldo múltiples retales, y si en cambio se puede tildar como frustrante, con desilusión añadida, en su intento de ascenso por caer en la primera eliminatoria. En nuestra revisión anual presentamos los números de los futbolistas utilizados por José Manuel Aira y no pueden ser de más relieve con la frialdad de las matemáticas sobre los actores.

Guardametas: falta de ritmo. La calidad de los guardametas que ha ido teniendo el Real Murcia ha sido alta en los últimos tiempos. La personalidad de Alberto Cifuentes, Javi Jiménez o Casto fueron evidentes. Este año, con dos porteros similares, José Manuel Aira, ya anunció que no habría portero titular y que pretendía, con la rotación de los mismos, mantener el ritmo de la competición. Posiblemente porque al leonés no le debían convencer ninguno de los dos, porque el meta Camacho, del Racing de Ferrol, el año pasado jugó 31 partidos de los 38 de la competición. Los dos jugaron prácticamente igual número de partidos, son muy similares aunque el entrenador se decidió por el veterano en el play off.

Defensa: la mejor línea, aunque algo lenta. Aira apostó sin ninguna duda por una línea de cuatro con Jaume y David Prieto, mientras que las bandas la ocuparían José Martínez y Pumar. Como defensa que fue durante su etapa de jugador, apenas cambió, entre otras cosas, porque Satrústegui, que estaba llamado a ser polivalente, se lesionó de gravedad. Nadie, salvo al final Víctor Ruiz, parecían apostantes seguros a algunos de los puestos. Fue la mejor línea con dos defectos graves, como fue una zaga, que no se caracterizaba por su rapidez, lenta por lo que pocas veces se arriesgaban a dejar espacio por detrás de los mismos. Y cero patatero en goles a balón parado, porque un solo gol (David Prieto) conseguido es vergonzante.

Centrocampistas con equilibrio y escasez de trabajo. Acciari es el mejor centrocampista de la plantilla, quien le daba equilibrio al que tanto suplican los entrenadores, contundente y agresivo, que no destaca por su velocidad y técnica, pero que este año tenía un imán en las jugadas al balón parado. Acompañado en la mayoría de partidos por Armando, que es el que más se parece al gaucho, pero al que en los últimos partidos incrustó a Garmendia, en jugada desesperada del leonés, por imprimir algo de talento al medio campo. El vizcaíno es un témpano, con una lentitud que amanera mucho más al equipo. Engastar en esa zona a futbolistas finos, como Arturo o Saura, no le convenció casi nunca. En este aspecto, todos los nombrados menos Garmendia y Saura, ocupan los primeros puestos.

La mediapunta y las bandas. Ya está dicho que Aira jugó de defensa, lateral, central y libre. Por eso debe estar obsesionado con los medias puntas y los extremos, como hoy juegan la mayoría de los equipos. Dos extremos y un futbolista detrás del ariete. Por eso ficho a Álvaro Rey, que llegó sin preparación alguna y tarde, después de los 60 minutos que jugo en Alicante y ni lo seleccionó el domingo siguiente. El Murcia en cambio tuvo siempre bandas y nunca el segundo punta necesario. Inicialmente las bandas las ocuparon Jairo, Albiol, Rubén Sánchez y a Javi Flores con Arturo de mediapunta. Y cuando llegó, por fin, Isi desde el Imperial, le dio gol que ninguno de los nombrados tenían. Jugando en el centro Javi Flores fue un regalo para la vista en la mayoría de los partidos, pero ha sido muy reacio a entrar en diagonal y muy inocente ante la puerta contraria. De todas formas, el chicharrero y el cordobés son de los más destacados del grupo.

Delanteros sin referencia. Se han visto delanteros sin referencia en ataque. Carrillo, en los inicios, Gerard Oliva siempre y Carlos Álvarez, desde el mercado de invierno, debieron ser la referencia del equipo a nivel goleador. El murciano en su primera vuelta no lo hizo mal, con cinco goles, dos de ellos al Gijón bellísimos, pero al que su autoexpulsión le condenó, nunca mejor dicha la frase, ante su técnico. Oliva es el mejor empleo como la generosidad y esfuerzo, sin otra cualidad futbolística apreciable, puede ser premiado por un entrenador y sumar más partidos que muchos otros. El guaje, con una preparación ínfima con la que llegó, es un buen delantero a quien le tapó su mala suerte en la finalización.

Cantera desaprovechada. El técnico leonés ha empleado a Fernando, Pibe, Javi Saura, Arturo, Carrillo, Álvaro Marín, Javi Muñoz e Isi, con dispar resultado y actuaciones también muy dispares. En realidad Armando, que es murciano y salió de la cantera, Isi y Arturo son los únicos aprovechados.

Manías del entrenador. Trabajador con manías y terquedades. Aira es el entrenador educado, tranquilo y apuesta por el buen rollo. Afortunado, conocedor del Grupo I, manejó bien el plantel que le tocó lidiar y convencido tras haber perdido, demasiado pronto, de haberse marchado el Oviedo, se empeñó en recuperar futbolistas olvidados y hacerle perder el ritmo al equipo. Hoy nadie puede defender su continuidad.