Apenas hubo tiempo de sentarse cuando Chus Hevia hacía el 1-0 a los cinco minutos. Segundo gol del asturiano en una semana, que además puso en relieve los primeros síntomas del Cacereño: equipo con muchísimas complicaciones en defensa. Error enorme de los centrales, que pierden el balón en la frontal del área y ponen el gol en bandeja. Hevia, mano a mano con Vargas, anotaba con un disparo cruzado al palo largo del portero.

Minutos después, el propio Vargas llamaba a las asistencias médicas tras chocar con Carlos Martínez. Momento de respiro el que concedió el cancerbero al Cartagena, por entonces ordenado en un claro 4-2-3-1. El equipo de Palomeque, sorprendentemente, retrocedió líneas, se escondió y concedió la posesión al conjunto cacereño. Pero aquello apenas ocasionó un peligro excesivo en la portería de Limones, salvo un disparo muy desviado de Carreño y un par de centros de Palero desde el costado izquierdo. Pero el equipo albinegro pudo sobreponerse con orden y concentración en defensa. Realmente nunca hubo aproximaciones realmente preocupantes.

A base de balones largos, ato os zo lo que quiso con Toni, el lateral izquierdo, y además se encontró conmones, salvo un disparo muy desviado de Carreño Gato terminó por domesticar a Toni, lateral izquierdo, además de encontrar regalos de Salva y Toto, los centrales. La defensa del Cacereño explica el motivo por el que son el segundo peor equipo del grupo IV fuera de casa: la zaga era un flan y eso Gato, siempre veloz, no va a dejar de aprovecharlo. Primero el extremo albinegro sirvió a Luque un balón que el capitán cabeceó al lateral de la red; luego, Chus Hevia robó de nuevo a Salva y se plantó ante Vargas, que solventó sin problemas. También a balón parado hubo de opción de aumentar el marcador, pero Ángel Marcos tiene un portero concentrado que reacciona incluso en el área pequeña.

Mereció el Cartagena irse a los vestuarios con más renta: obtuvo el premio a los cinco minutos, aguantó los arreo es del Cacereño con orden y fortaleza en defensa y, ante el panorama que se le podía presentar, adelantó líneas y puso a trabajar a Vargas hasta en cuatro ocasiones. Ya en los segundos 45 minutos, Carlos Martínez dejó con 10 al Cartagena. El ex de La Hoya se suicidó al cometer una falta absurda: agarrón innecesario en el centro del campo que le costó la segunda tarjeta amarilla.

"¡Palomeque, Palo, Palomeque!"

Animaba como nunca antes lo había hecho la afición, consciente de la necesidad de sumar tres puntos. Lejos de arrugarse, el Cartagena exprimió a Chus Hevia y Gato con envíos directos a la portería. Con la marcha de Pallarés y la lesión de Ribas, el dúo Gato-Chus es la principal arma con la que cuenta Palomeque, homenajeado en varios ocasiones por la grada. "¡Palomeque, Palo, Palomeque!", gritaban ciertos sectores. Los cambios y las continuas paradas en el juego favorecieron al conjunto albinegro, puro compromiso en la recta final del partido.

Pero la mala suerte se ha hecho de notar en el equipo. Cuando todo hacía indicar la victoria, cuando quedaban cuatro minutos para el final, el Cacereño, que no había tirado entre los tres palos en todo el encuentro, empató por medio de Carreño. El ariete visitante, en un lío de piernas, metió la pelota en la portería de Limones. El Cartagena ocupa puestos de descenso a Tercera y el destino, que esta vez parecía girar hacia el lado albinegro, se la volvió a jugar a los chicos de Palomeque. El Cartagena anda metido en una espiral de resultados de la que siempre sale mal parado, como ocurrió en Marbella, Villanueva y Melilla. Las jornadas pasan y el tiempo se agota.