¿A usted cuándo y cómo le dio por el fútbol sala?

Yo jugaba en la escuela de fútbol de San Javier y cuando llegué a la edad en la que las chicas no pueden jugar con los chicos, me llamaron de Roldán. Al principio no estaba muy convencida porque a mí me gustaba el fútbol once, pero al final, viendo que no había otra salida ni otra opción, decidí irme al fútbol sala.

¿Y quién le indujo al fútbol?

Es que he hecho un montón de cosas. Al principio jugaba al tenis, también hice taekwondo y al final me decanté por el fútbol. Estuve jugando al tenis y al fútbol sala a la misma vez, pero las dos cosas y los estudios no las podía compaginar y tuve que dejar una.

Pues lo del fútbol sala se le ha dado bastante bien.

Bastante mejor de lo que yo me pensaba. Llevo tres años jugando en Primera División con el Roldán.

¿Siempre ha sido goleadora?

Sí, siempre he jugado ahí arriba y se me ha dado bien lo de meter goles, soy muy ofensiva.

Su ritmo de vida tiene que ser frenético. ¿Cómo lo hace para llevarlo todo adelante?

La verdad es que sí, pero es cuestión de organización. Es cierto que podría llevarlo mejor, pero como la carrera que estudié es muy vocacional, el tiempo que le tenía que dedicar no me resultaba agobiante. Eso sí, cuando había que estudiar los fines de semana tenía que hacerlo en el autobús en los desplazamientos del equipo y organizarme muy bien.

Y por si le faltaba algo, ahora a la selección. ¿Esperaba que la llamaran?

No lo esperaba, la verdad. Siempre trabajas para llegar, pero es muy difícil y complicado. Cuando te llaman no te lo esperas, te sorprende aunque las cosas te estén saliendo bien, y no terminas de asimilarlo.

Encima marcó en su debut.

Sí, en los dos partidos amistosos que jugamos en Hungría marqué, en el primero un gol y en el segundo dos.

Ahora ya es más normal que las chicas jueguen al fútbol o al fútbol sala, pero cuando usted empezó era inusual. ¿Le miraban raro por eso?

Raro no, pero no era muy normal, no era lo común. Sigue siendo un poco raro que a una chica le guste el fútbol y juegue, pero yo tuve suerte porque empecé con los chicos y en ningún momento hubo falta de respeto por nada y estaba bien valorada. Me facilitaron las cosas tanto los compañeros como los entrenadores. Es cierto que siempre te encuentras gente que se extraña de que juegues al fútbol sala, pero yo creo que es porque no conocen el deporte, no saben que las chicas también podemos jugar al fútbol sala, se piensan que estamos ahí pasándonos el balón para no rompernos las uñas, pero somos cañeras.

¿La gente se sorprende cuando ve sus partidos?

Sí, todo el mundo se sorprende porque no se espera que juegues bien o que le pegues al balón fuerte. Siempre se esperan mucho menos de lo que es.

Pues en Roldán les apoyan mucho.

Sí, la verdad es que se está llenando el pabellón en todos los partidos y la gente nos apoya, pero luego está el tema económico, que encontrar patrocinadores está muy difícil.

¿Cuánto ganan?

Nada, nada, nada, no cobramos nosotras.

Pero hay clubes que sí pagan.

En algunos sitios sí que dan un pequeño sueldo, pero nosotras no tenemos esa suerte. Vamos, que nos cuesta dinero de nuestro bolsillo jugar al fútbol sala.

¿Y por ir a la selección no le pagan nada?

Sí, en la selección sí, pero es deporte femenino y fútbol sala, que va por detrás. Vamos, que tengo que seguir estudiando y si me sale un trabajo, intentar cogerlo porque no gano mucho, es algo simbólico.

Y el Mundial, se ve jugándolo?

Es complicado porque hay mucho nivel y muchas chicas que están trabajando como yo. Después de dos convocatorias, de estar a gusto, no lo quiero pensar, pero voy a seguir trabajando porque soy joven, me quedan muchos años. Yo soy de las más jóvenes de la selección, es algo que no me preocupa en estos momentos.

Lo que será imposible para usted es salir de fiesta con los amigos.

Hombre, me tengo que cuidar mucho. Si fuera un hobby vale, pero jugando en Primera y con la selección, tienes que controlar la alimentación. Los días que no entreno debo salir a correr, no puedo llevar el mismo ritmo de vida que la gente normal.

Las amigas pasarán ya de usted.

Mira, hace unos días quedé con las amigas a tomar café, acababa de llegar de Hungría y ese día me iba a Galicia a jugar con el Roldán. Me decían que estaba loca, y es verdad que no estoy muy bien de la cabeza, pero es que es otro ritmo de vida. Pero palos con gusto no duelen.

¿Quién ha sido su jugador referencia?

En el fútbol sala es Miguelín, pero mi referencia siempre la he tomado del fútbol y es Raúl González Blanco, currante, trabajador.

Vamos, intuyo que es del Real Madrid.

Sí, muy madridista, no hay duda.

Se ha sacado una carrera y ahora va a por otra. Vamos, que tiene que ser un coco.

No te creas, tampoco es eso, soy normal. Cuando me tengo que poner a estudiar, me pongo, y si me tengo que privar de algo lo hago, es cuestión de ser constante. No creo que sea más lista que la media ni tampoco más tonta. Es cuestión de organizarte un poco y hacer algo que te gusta, porque no es el mismo esfuerzo.

¿Y por qué fisioterapia?

Porque cuando estudié CAFD me di cuenta que me gustaba la rama de la salud. Llevaba la idea de opositar, pero ahora mismo, como están las cosas y que no me veo a día de hoy siendo profesora, me decanté por fisioterapia porque también tiene asignaturas en común.

Pero entrar en esa carrera es complicado.

Sí, pero entré por ser deportista de alto rendimiento y por titulada, porque la media está super alta. El deporte me ha dado la facilidad para entrar a estudiar algo que me gusta, porque nos dejan un número de plazas.