El FC Cartagena sigue sin encontrar la fórmula para sumar una victoria esta temporada. Su empate, casi en el último instante, en el encuentro que disputó ayer ante el Melilla (2-2), demuestra que va a tener que trabajar mucho este año para que las cosas le funcionen como espera.

El tanto anotado por el centrocampista Gato cuando el choque languidecía, venía a premiar en parte la mejoría experimentada por los albinegros en su juego.

Los futbolistas entrenados por Ribas -quien por cierto sigue en Uruguay-, han encontrado algo de luz al final del túnel y sobre el perfecto césped del estadio Cartagonova representaron ayer una función más interesante de los aburridos monólogos inventados por su entrenador ante sus anteriores rivales.

La de ayer fue una obra más estudiada y mejor interpretada por todos sus actores, empezando por Limones -quien volvía a estar espectacular por momentos- y acabando por Gato, que anotaba un magnífico tanto en el tiempo añadido para empatar la contienda, tras un fallo en el despeje del meta Jesús y un fantástico disparo que se colaba por la escuadra.

El público se marchó a casa con otra sensación. El aficionado del FC Cartagena quería ver otra versión más animosa, mejor trabajada y más entretenida que antes y al menos eso es lo que se llevó. Es cierto que este equipo camina aún en puestos de descenso -cuatro puntos en cinco jornadas-, pero el consuelo es que el sol brilla de nuevo y ahora la esperanza es que sobre esta base, el FC Cartagena siga evolucionando a mejor.

La causa principal del cambio se debe a una vuelta en la fórmula de su juego. El conjunto albinegro quiso bajar el balón al suelo y mimarlo mucho más. Quizá al esférico no le estaba sentando bien tanto zarandeo al que se veía sometido y lo que pedía era pausa, elegir mejor el momento del pase y que lo tuvieran entre sus pies los que mejor lo entienden. Ahí es donde cobró especial protagonismo la figura de Jorge Luque. Si bien es cierto que aún no hemos visto su mejor versión, el mediocentro fue mucho más protagonista que en otros partidos y su equipo se lo agradeció. Casi todo lo hizo bien, aunque a veces jugara demasiado lejos de la posición donde puede hacer daño.

El delantero Seba Ribas fue otra de las gratas sorpresas de la mañana. El atacante jugó los 90 minutos íntegros y ofreció chispazos de lo que es capaz de hacer. Fue el un pivote que ejerció casi a la perfección su papel. Casi todo lo hacía con sentido de ataque. Tiene buena colocación, buen golpeo en el salto y rapidez en sus acciones. Le va a venir muy bien este tipo de futbolista al equipo, porque ha demostrado que debe ser el referente en el ataque albinegro.

Sergio Jiménez estuvo fantástico por momentos. Se convertía en el capitán general del medio campo anticipándose, corrigiendo la posición y tocando. Fue su mejor partido esta temporada. Al final se marchó con un fuerte golpe en la pierna.

El lunar sigue estando en la defensa. Un error en la marca en el minuto 45, al filo del descanso, provocó que Guille anotara el 0-1 en una de las escasas aproximaciones de los melillenses.

Error entre Neira y Germán, que dejaron el hueco justo para que el balón centrado desde la izquierda por el incombustible Chota llegara hasta él, que empujó solo a la red.

El varapalo fue enorme tras los méritos contraídos por el FC Cartagena, que había ganado terreno en esos primeros cuarenta y cinco minutos, aupado por las subidas de Abenza, los pases de Luque o las combinaciones de Seba Ribas.

En la segunda parte el equipo albinegro no acusó el golpe que le infligía el conjunto melillense en ese minuto fatídico. Confiaba aún en sus opciones, aunque en esta segunda parte dejó demasiados huecos para incluso haber recibido una sonora derrota.

Pallarés tuvo en su cabeza la opción de igualar a los cuatro minutos, con un remate que salvó Jesús de un manotazo. La réplica la puso Chota con un disparo dentro del área pequeña que el cancerbero Limones supo sacar 'in extremis' cuando ya se cantaba el 0-2.

Carlos Martínez lograba igualar el encuentro en el minuto 61, en una combinación iniciada por Seba Ribas, que Pallarés alargaba para que el ex de la Hoya Lorca mandara a la red.

Pero el FC Cartagena no supo aprovecharse de ese tirón que da anotar e igualar el choque y fue el Melilla el equipo que se creció, hasta el punto que tuvo en al menos dos oportunidades más para haber dilapidado el encuentro casi definitivamente.

Ni Chota con un remate alto de cabeza (63'), ni Amarito en una rápida contra que desperdiciaba incomprensiblemente (65') o Mahanan en un disparo flojo y a las manos de Limones (78') dieron la puntilla. Sí que unas claras manos de Neira en el saque de esquina en el 84' se convirtieron en penalti y David Sánchez hizo el 1-2, que parecía más que definitivo por lo escaso del tiempo y el mínimo empuje que se veía entre los albinegros.

Gato, que saltó al campo en el 76', tuvo su oportunidad para igualar el choque y adecentar un partido lleno de luces y sombras. El claro error en el despeje del balón lo convertía en un gran chut el futbolista cartagenerista para que el 2-2 fuera el mal menor.

El resultado no acaba de convencer a nadie, porque a este FC Cartagena, aunque ha empezado a encontrar la senda, la ceguera le impide caminar con seguridad en el campeonato. Cinco jornadas y cuatro puntos es un paupérrimo bagaje. Las distancias son aún cortas, pero ya empieza a nadar a contracorriente.