El fútbol regional vivió ayer una jornada de luto por el fallecimiento por muerte súbita de Esteban L.M., futbolista en edad juvenil de 16 años de edad que pertenecía al Espinardo, el sábado por la noche en un encuentro amistoso entre su equipo local y el Caravaca. El suceso, que tuvo lugar alrededor de las ocho y media de la tarde del sábado en el campo Gabriel Serrano, causó un gran impacto en el fútbol más modesto y ayer se guardó un minuto de silencio en todos los encuentros que se disputaron, incluido el de Segunda B que el UCAM disputó en el campo del Villanovense, en Villanueva de la Serena (Badajoz).

El joven cayó al suelo durante la disputa del encuentro, poco antes de finalizar la primera parte, y al lugar acudió una ambulancia que trató de reanimar al chico durante casi una hora. En el campo se encontraba tanto el presidente del Espinardo, Antonio Martínez, como el padre del joven jugador, que será enterrado esta tarde, a las cinco menos cuarto, en el Tanatorio de Jesús, en Espinardo. «Vi cómo cayó fulminado al terreno de juego», afirmó el máximo mandatario de un club modesto, que esta temporada cuenta con seis equipos, cinco en categorías inferiores y uno en senior que ayer no jugó el encuentro que tenía previsto disputar en Beniel tras aplazarse el mismo en señal de duelo. «Nunca había visto tanta consternación en un grupo de chavales como el que forman sus compañeros», añadió Martínez, quien apuntó que será «algo que jamás se me va a olvidar».

Martínez denunció que los servicios médicos no actuaron con la celeridad esperada porque la ambulancia que se trasladó hasta Espinardo procedía desde Molina de Segura. «Aunque llamamos a la ambulancia, que tardó 20 minutos en llegar, no pudimos salvarle la vida y eso que, recibiendo instrucciones por teléfono, se le hizo de inmediato un masaje cardiaco y el boca a boca. Todo fue en vano», relató el presidente del club, quien también aseguró que el joven fallecido no sufría ninguna dolencia de otro tipo. «Por suerte o por desgracia ahí estaba su padre y vio lo que le pasó. Fue algo terrible y enseguida fueron llegando su madre y sus hermanos», explicó Martínez.

Esteban L. M., quien residía en el barrio murciano El Ranero, había llegado a este equipo tras militar en el Puente Tocinos y era «un gran chico dentro de un grupo extraordinario, que siente mucho su pérdida», comentó el presidente.

«El vestuario está destrozado, no he visto en mi vida tanta consternación en jóvenes que ya son 'hombrecicos'», declaró, también para a continuación echar en falta un desfibrilador, «pues debería haber en todos los lugares en los que se practicara deporte. Con ese aparato nos quedaría la duda de qué habría pasado en este caso».