Si la madera se convirtió ayer en el peor enemigo del Real Murcia, Acciari, como si de una carcoma se tratase, se convirtió en el principal enemigo de la madera. Corría el minuto 90 y, pese a no bajar los brazos, pocos creían que los granas podrían sacar algo más de un punto.

Cuando el palo no se cruzaba en el camino del balón, lo hacía el larguero, y cuando no, el meta Javi. Parecía imposible que los de Aira gritaran gol y celebraran la primera victoria con su afición. Pero si hay alguien dispuesto a hacer de héroe ese es Acciari. El futbolista al que muchos quisieron retirar en 2012, cuando firmó su vuelta a la capital del Segura, volvió a atraer ayer a todos los focos. No lo hizo en el minuto 25 cuando peinó fuera un balón procedente de un córner ni en el minuto 75 cuando, aprovechando otro saque de esquina, veía como Javi rozaba el esférico, que salía directo al larguero. Pero como a cabezota no le gana nadie, el argentino volvía a estar pasado el minuto 90 en el mismo sitio, preparado para rematar otra pelota lanzada por la pierna de Albiol. Nadie se atrevió a cruzarse en esta ocasión en su camino, menos la madera. Cabezazo, gol y alegría absoluta para cerrar un partido en el que la falta de acierto volvió a pasar factura al Real Murcia, obligándole a esperar hasta el tiempo de descuento para sumar el primer triunfo en Nueva Condomina en este inicio de temporada.

Acciari fue el que logró el gol que hoy será recordado por todos los aficionados, el tanto que copará la portada de los medios regionales y que coleará estos días, pero cualquier otro vestido de grana, da igual su nombre, su edad o su lugar de nacimiento, lo podría haber conseguido.

El argentino es el ejemplo a seguir, ya lo dijo Aira, y todos se esfuerzan por mantener ese compromiso. Por eso, pese a los fallos y a los palos, los locales nunca bajaron los brazos. El técnico tampoco. Para la madera, más madera, debió pensar. Por ello, conforme pasaban los minutos y el electrónico no se movía, el entrenador reforzaba la línea ofensiva. Retrasaba a Albiol para sacar a Jairo, probaba a Gerard Oliva como sustituto de Carrillo y hacía debutar a un Javi Flores que dejó detalles esperanzadores.

Fue un final de partido en el que el Real Murcia se volcó, en el que no especuló y con sus armas, que todavía no están afiladas del todo por la falta de ritmo de muchos de los futbolistas, acabó definitivamente con un Lealtad que si aguantaba con vida era gracias a su portero y al apoyo de los palos de las dos porterías de Nueva Condomina, que ayer fueron completamente leales a los de negro.

A ello también contribuyó un equipo poco agresivo, al que posiblemente le pudo la timidez. Pocas veces hasta hoy habrán ´bailado´ sus jugadores en un estadio como Nueva Condomina. Las fotos que se hicieron antes del calentamiento lo decían todo. El árbitro pitó, y el Murcia marcó el ritmo. Saura era la gran novedad. Ocupó el puesto de un Arturo que se había quedado en casa con gripe. Se mostró activo el centrocampista, aunque el peligro grana llegó sobre todo por bandas. Carrillo no aprovechaba en el minuto 9 un centro de Rubén Sánchez, mientras que se encontraba con Javi en un balón puesto por Albiol (11´).

Al Lealtad le costaba un mundo todo. No era capaz de combinar y menos de llegar al área de Fernando. Sus balones largos siempre se marchaban fuera. Fue en el minuto 21 cuando se produjo el primer acercamiento. El disparo de Espina se marchó muy desviado. Dos minutos después, a la salida de un córner, Piniella aprovechó un balón de esos que nadie sabe dónde acaba, pero fue tal la sorpresa que cabeceó fuera.

Ahí se acabó el ataque del cuadro asturiano. Los intentos de Piniella, Yosu y Jorge por ganar el centro del campo nunca obtuvieron resultado. A lo que contribuyó el nuevo paso dado por la defensa. Tanto David Prieto como Satrústegui completaron un buen partido, no pasando apuros y solucionando con total comodidad cualquier intento de los norteños.

El intento de despertar del Lealtad apenas duró cinco minutos. A la media hora llegaba la primera gran ocasión de los granas. Carrillo abría a la banda donde esperaba un Rubén Sánchez más práctico en la primera parte que en la segunda. El albaceteño vio a Saura solo en el centro del área y allí envió en balón, pero el canterano no cantó gol. Su disparo se estrelló en el larguero. Era el comienzo del festival de palos.

Ni uno ni otro equipo aprovecharon el cuarto de hora que restaba para el descanso. Era tal la monotonía en el juego que el colegiado no dio ni un segundo de tiempo extra. Todos a la caseta. El inicio de la segunda parte no varió mucho. El Murcia controlaba el juego ante un rival incapaz de crear y más preocupado a partir de ese instante en salvar un punto de su visita a Nueva Condomina.

Aira vio el panorama y no tardó en reaccionar. Gerard Oliva saltaba al campo en sustitución de Carrillo, y no había tocado todavía el césped cuando disfrutó de una oportunidad única. Aprovechándose de una pérdida de balón en esa línea que marca el cielo para el atacante y el infierno para el defensor, el catalán se marchó con el balón y se presentó delante de Javi, pero llegó tan forzado que su flojo remate fue desviado a córner por el meta visitante.

Viéndose superior, Aira puso más madera. Retiró a José Martínez, retrasó a Albiol al lateral y dio entrada a Jairo, para ganar velocidad en banda y sorprender a la defensa asturiana. Precisamente al tinerfeño le hicieron una falta que Albiol aprovechó para sorprender a amigos y enemigos. No centró ni buscó cabezas, disparó directo y solo la cruceta se cruzó en su camino. No sería la última vez. Acciari, en el 74, también lamentaría la insistencia de la madera en fastidiar a los de casa.

Pero para testarudo el Real Murcia. La salida de Javi Flores también ayudó. El atacante, que ayer debutaba como grana, dejó detalles que la afición agradeció. Uno de sus disparos lo sacó Javi, luego envió otro fuera después de un rechace en un saque de córner y por último vio como la defensa sacaba una combinación entre él y Pumar.

Quedaban cinco minutos. Los cinco minutos en los que los protagonistas del cuento se abrazan y se besan. En los que Acciari se convierte en el rey del baile al sacar a la pista a la más guapa. Pero eso ya lo han leído. Es lo que tiene comenzar las historias por el final.