La lista de atractivos que la última jornada de Liga regular ofrecía al UCAM Murcia dejaba espacio a muy pocos lujos. Con la salvación garantizada tres semanas antes, los alicientes que arrojaba la visita del CAI Zaragoza se reducían a la posibilidad de dejar un buen sabor de boca a su afición. Al menos en el capítulo deportivo. Porque el encuentro también llegaba cargado de unas altas dosis de emotividad. Todas las miradas apuntaban a José Ángel Antelo, que regresaba a escena unos meses después de ajustar cuentas con el siempre caprichoso destino. La grave lesión que sufrió frente al Laboral Kutxa el pasado mes de diciembre ya era parte de la historia y el gallego no tardó en demostrarlo.

Irrumpió en el parqué cuando restaban 7 minutos y 46 segundos para que finalizara el segundo cuarto. Ése fue el momento elegido por Marcelo Nicola para que el ala-pívot volviera a sentirse jugador. Atrás quedaron la operación y un larguísimo periodo de recuperación. Esos momentos de soledad que tanto curten a los deportistas. Por delante sólo tenía la opción de disfrutar de su gran pasión: el baloncesto.

La ovación que le tributó el Palacio de los Deportes se erigió el mejor botón de muestra posible. Todo el público se puso en pie para darle la bienvenida. «Antelo. Jugador Franquicia 2014-2015», rezaba una pancarta que vio la luz en la grada de la mano de la peña de los Sufridores. Y el ídolo respondió con la intensidad y el compromiso de siempre. Los poco más de cinco minutos que permaneció en la pista le valieron, incluso, para dejar su sello en ataque anotando una canasta con la izquierda que volvió a levantar a los aficionados de sus butacas.

Fue, sin duda, la nota más destacada de un choque en el que había muy poco en juego para los murcianos y en el que su adversario, por contra, necesitaba ganar para evitar al Real Madrid en la primera ronda del play off.

En medio de un clima ajeno a la tensión de otros finales de campaña, el intercambio de canastas presidió el inicio de la contienda. La intensidad defensiva brilló por su ausencia en los primeros minutos y el acierto del UCAM le permitió llevar la delantera hasta el final del primer cuarto (20-14).

Las ganas de agradar de los universitarios encontraron su reflejo en el marcador. Un parcial de 7-0 elevó a los trece puntos la diferencia a su favor y la sensación que se respiró, de repente, era de que la temporada 2013-2014 tenía que concluir con un triunfo. También hubo tiempo para que Nicola incrementara el número de rotaciones y concediera minutos a jugadores menos habituales.

El equipo de la capital del Segura no bajó la guardia. Prueba de ello es que mantuvo a raya a su adversario, que no encontró la forma de hacerle daño en ninguna de las facetas del juego. Lo que sí pudo hacer el UCAM fue imponer el ritmo que más le convenía para llegar al intermedio con una ventaja considerable (42-28).

La esperada reacción del cuadro zaragozano llegó a lo largo del tercer cuarto, en el que consiguió situar su desventaja por debajo de los psicológicos diez puntos. Pero tampoco le sirvió para intimidar a su oponente, que supo oponer resistencia para seguir dominando el marcador con solvencia.

El UCAM llevó la voz cantante en el rebote, que multiplicó su producción en tareas ofensivas. Pero también presumió de puntería en los lanzamientos exteriores, sobre todo cuando las dificultades amenazaban sus opciones de victoria. Así sucedió, por ejemplo, en el tramo inicial del último cuarto, cuando el CAI apeló a su potencial para intentar darle la vuelta a la tortilla. En pleno asalto a la remontada (un parcial de 0-5 liderado por Roll colocó el 60-52 en el electrónico), Wood y Davis entraron en escena para restablecer el orden.

Los visitantes no escatimaron esfuerzos en su intento de remar hacia la orilla, circunstancia que provocó que la tensión (ausente hasta el momento) presidiera la práctica totalidad de las acciones de ambas escuadras. A falta de seis minutos para el final, los pupilos de José Luis Abós se colocaron a tiro de cuatro puntos (66-62), pero fue otro espejismo. Porque la respuesta de los anfitriones se escenificó de inmediato, y de nuevo en forma de triples. Kelati, que anotó dos consecutivos, San Miguel y Wood entorpecieron cualquier maniobra del equipo maño, que acabó doblando la rodilla.

El Palacio de los Deportes acabó celebrando un buen resultado (90-82), con un murciano (Ballesta) en la pista y con Antelo disputando los segundos finales para estampar su firma en el último aprobado del curso.