Por quinta vez en su carrera, a Alejandro Valverde se le escapó el oro en un Mundial de ciclismo. Su gran sueño y su principal objetivo de cada año. Logró su tercer bronce a los que hay que añadir otras dos platas. Una medalla que supo a poco al tener, una vez más, la victoria al alcance de su mano. Pero la falta de entendimiento con 'Purito' Rodríguez y, probablemente, ese exceso de conservadurismo del que suele pecar le acabó dejando con el metal más amargo.

El protagonismo en los últimos kilómetros lo asumió 'Purito' con una serie continuada de ataques que trató de neutralizar por todos los medios el italiano Vincenzo Nibali al que seguían Valverde y Rui Costa, para ser éste último el que terminó recogiendo el premio final del triunfo.

Tras los grandes esfuerzos del 'Tiburón de Mesina', el ciclista luso remachó a sus dos acompañantes y se fue en busca de Purito al que alcanzó dentro del último kilómetro y terminó superando en la misma línea de llegada. La indecisión de Valverde de seguir a Rui Costa acabó resultando fatal para los intereses del murciano y del propio combinado nacional. Los reproches llegar on en línea de meta. Tanto el seleccionador Javier Mínguez como el propio 'Purito' no dudaron en culpar a Valverde del desenlace final.

«El oro era nuestro y por un despiste se nos ha ido el caballo. Si no era de Purito, era de Valverde. Nos ha faltado atención en un momento dado. Si Purito va delante, Alejandro tiene que salir hasta a por el motorista», señaló Mínguez nada más finalizar la prueba en Florencia.

Los españoles no pudieron redondear su buena actuación mundialista, sobre la parte decisiva a la que llegaron con las reservas suficientes para aparecer cuando se desencadenó la lucha por las medallas y por el jersey arco iris.

La imagen de Purito llorando desconsoladamente marcó el desenlace de una carrera en la que al catalán y al murciano se les escurrió de las manos el que hubiera sido sexto título mundial del ciclismo español, tras los tres conseguidos por Óscar Freire y los de Igor Astarloa y Abraham Olano, que fue el que abrió el palmarés hispano en Colombia en 1995.

El sueño de protagonizar el doblete, oro y plata, de Olano y Miguel Indurain en Duitama (Colombia) e Igor Astarloa y el propio Valverde en Hamilton (Canadá), en 2003, se escapó por muy poco.

La última vuelta, con una ascensión a velocidad de vértigo en los más de cuatro kilómetros de la cota de Fiesole en la que se produjo la selección definitiva, fue la clave que todos habían presagiado y en la que los españoles, que supieron reservar fuerzas para llegar allí en las mejores condiciones.

Los dos líderes nacionales estuvieron donde debían estar en la parte final. Tal vez el murciano se cebó excesivamente en un Nibali que parecía inagotable, pero no salió al único latigazo que soltó el portugués que también disponía de la fuerza necesaria para primero coger a Purito y después batirle.

Valverde se defiende

El ciclista de Las Lumbreras reconoció que al ataque del portugués Rui Costa tenía que haber respondido pero «no podía más». «Lo suyo era que saliese pero tampoco podía más. Ha salido en una curva bastante complicada y Nibali ha hecho el amago de ir a por él y se ha parado y cuando he querido reaccionar ya me llevaba diez metros», afirmó.

El murciano era consciente de que el luso, compañero suyo en el equipo Movistar las últimas temporadas, era peligroso pero también pensaba que Purito «iba a ganar», aunque en esos momentos «todos queríamos ganar, Nibali también, pero las fuerzas iban justas y cuando no se puede, no se puede».