­José Antonio Lucas Albaladejo (Santiago de la Ribera, 8 de febrero de 1956) se proclamó campeón del mundo de piragüismo de veteranos en Roma en K-1 y K-2. Lleva remando 44 años a una media de 3.500 kilómetros anuales. En 2009 ya subió a lo más alto del podio en K-1 y K-2 en Crestuma (Portugal).

A estas alturas todo el mundo que le guste remar le conoce, ¿pero quién es Lucas Albaladejo?

Una persona normal y sencilla a la que le gusta remar.

¿Que tal fue la experiencia en sus terceros Campeonatos del Mundo?

Esta fue mejor que en Portugal. Aquí no sabía cómo llegaba y me quedé muy satisfecho con la regata. Después del Campeonato de Europa de 2010, me tomé un año sabático y me quedé a la expectativa. Salió muy bien. Quiero dar las gracias a dos chavales, Borja y Edu, dos amigos de la Escuela de Piragüismo Mar Menor, campeones de España en K-4, que sufrieron conmigo los últimos 15 días.

¿Notó la presión de ser el campeón de la edición anterior, el favorito?

Cuando terminé la regata, pegué un grito muy fuerte... Necesitaba desahogarme. Yo mismo me presiono.

¿Está en uno de sus mejores momentos?

En el año 81 estuve en el equipo nacional de maratón absoluto, pero realmente ahora estoy igual de fuerte o más después de 30 años.

¿Si no compitiese, remaría?

Sí, pero haría bicicleta, saldría a correr...

¿Qué es lo mejor de competir?

Hacer amigos. Aunque tengo muchos.

45 años remando, ¿dan para ganar muchas medallas?

Más de 300.

Y en casa... ¿qué le dicen cuando viene con otra?

A mi mujer le encanta.

¿Cuál recuerda con más cariño?

Puede ser el oro de Valladolid en el 2003. Fue en la Copa del Mundo, la primera.

¿Un bicampeón del mundo nace o se hace?

Se hace. Tus virtudes tienes que buscarlas. Cuando empecé a remar, todo el mundo me ganaba.

Después de tanto tiempo ganando, ¿que es el deporte para usted?

Mi vida. Es mi pasión. Hoy día sigo disfrutando. Además, los chavales que vienen detrás se fijan en mí, eso es un gran estímulo.

¿Cuántas millas ha remado en su vida?

Unos 3.500 kilómetros por año durante 44 años.

Su fisioterapeuta me dijo que tenía la piel pegada al músculo, que no tenía ni un gramo de grasa.

Sí, es cierto. Apenas tenía grasa. Bajé tres kilos para la competición. Terminaba de remar y me iba a correr una hora, para entrenar los porteos...

¿Y dieta?

Ninguna. Controlo un poco las comidas. Nada más.

¿Pero se permite caprichos?

No. Ni siquiera una cerveza antes de la competición. Dos meses antes de la competición no pruebo el alcohol. Helados sí.

¿Cuál es su secreto?

Cuidarme. Nada de excesos. Evito las grasas, nada más.

¿Recomienda alguna actividad física a la gente de su edad?

Sí, andar, bicicleta, cualquiera, pero siempre hacer algo.

¿Reconoce el talento cuando ve a un joven?

Sí, pero realmente los más jóvenes no tienen el mismo espíritu de sacrificio que mi generación.

¿Se hacían mejores deportistas antes o ahora?

El deporte ha cambiado para bien. Hay muchos más medios que antes. Cuando yo empecé a remar no había campaña. Ahora duermes en hoteles, los materiales son excelentes y hay muchos más métodos de aprendizaje.

Para terminar, ¿qué anécdota recuerda con más cariño?

Hace unos años crucé el Estrecho de Gibraltar. Salimos de Algeciras a Ceuta en K-1 y en medio del mar, entraron las corrientes del Atlántico al Mediterráneo, y aquello empezó a hervir; se levantaban más de 3 metros. Fue una experiencia única.