El Murcia, con el descenso a Segunda B, inicia una nueva etapa en su centenaria historia que supone dar un giro radical a la situación vivida en la última década tanto en el aspecto deportivo como, sobre todo, en el económico.

El fatídico descuento vivido por los granas en Gerona, en el que le señalaron un penalti y encajó el gol que supuso su salida del fútbol profesional después de diez años, marcará un antes y un después en la trayectoria de la entidad, pues la pérdida de la categoría conlleva una serie de problemas que se añaden a la delicada situación financiera del club, inmerso en un concurso de acreedores para tratar de solucionar una deuda que ronda los treinta millones de euros.

De momento, el Murcia, sólo por su vuelta a Segunda B, puede deja de ingresar alrededor de seis millones de euros al perder partidas tan notables como las de televisión, quinielas y los previsibles descensos en abonos, taquillas y publicidad.

El club presupuestó diez millones de euros para la temporada en curso, y los cálculos de los responsables murcianistas es que el ejercicio podría cerrarse con unas pérdidas de cerca de un millón de euros. Las previsiones de ingresos más optimistas para la próxima campaña en Segunda B se mueven en una horquilla de entre tres y tres millones y medio de euros, cantidad que no se acerca ni a la mitad de los salarios de los más de veinte futbolistas con contrato en vigor. Deshacerse de la mayoría de los jugadores será el primer caballo de batalla de los propietarios del Murcia, que confían en conseguir acuerdos satisfactorios entre las partes para resolver la situación antes que acogerse a un Expediente de Regulación de Empleo, figura que el pasado verano le sirvió para liquidar a media docena de futbolistas que no entraban en los planes del equipo.

La segunda parte será conseguir una plantilla con las mayores garantías posibles de regresar a la Segunda División en sólo una campaña, antes de que el Murcia tuviera que comenzar a pagar las importantes cantidades contempladas en el convenio que espera sacar adelante con sus acreedores.

En este apartado, los planes del accionista mayoritario, Jesús Samper, pasan por contratar una persona -secretario técnico o director deportivo- que teóricamente sería la encargada de designar al entrenador y realizar los fichajes. Parece claro que José González no continuará al frente del primer equipo, y también que el actual consejero delegado y director general del club, Santiago del Río, será sustituido por un gerente, una vez planificada la temporada, para asumir nuevas funciones en Madrid dentro de las empresas de Samper.