Estela Cardoso ha vuelto por sus fueros y lo ha hecho un lustro después de la última vez. La joven billarista acumula ya tres títulos de campeona de España a tres bandas, el primero fue a los quince años, de eso ya han pasado diez, pero la deportista cartagenera se mantiene en forma y así lo demostró hace unas semanas en Gandía al conquistar el título nacional de una modalidad deportiva tan compleja como poco practicada por las mujeres.

El hecho de estar toda una vida rodeada de mesas de billar le ha hecho concebir esto no sólo como un deporte, sino como el vehículo laboral con el que se ha soportado en parte su familia. Por ello mantiene el club ubicado en el paseo Alfonso XIII, que heredó de su padre, y lo hace junto a su madre. Es una superviviente en un mundo eminentemente masculino, en el que ha resultado completamente extraño ver a una mujer tratando de dibujar una carambola sobre el tapete verde de la mesa de billar.

Es la única mujer con carné de federada en la Región y son cinco en toda España las que participan en los campeonatos nacionales.

Este año le ha tocado a ella, pero son pocas las candidatas a llevarse el título. Todas se conocen y saben perfectamente las cualidades de unas y otras. La tradición en la familia suele ser el vínculo que les une al billar, porque es el sexo masculino el que se ha ligado desde siempre a los billares de los barrios. "Hemos cambiado poco, apenas hay caras nuevas temporada tras temporada cuando nos enfrentamos somos las mismas. Después de diez años compitiendo en este tipo de torneos, ha evolucionado poco", admite Estela.

La deportista considera que hay un problema de raíz, que es la escasa promoción que se puede hacer del billar entre las chicas. "No hay una difusión adecuada para las chicas, porque es una tradición que ha pasado de padres a hijos y las niñas casi siempre lo han visto como un deporte para el sexo masculino y les da mucha pereza practicarlo. Cuando nos juntamos en los campeonatos lo comentamos, pero nadie sabe cómo solucionarlo".

Hace unos años intentaron estimular a los jóvenes con la implantación de unos créditos de libre configuración para la universidad, pero al no dotarlo de continuidad, la afición acabó por desaparecer. Ahora lo intentan en los colegios, aunque la dificultad que entraña esta especialidad la hace tan poco practicada como apasionante.

A esta licenciada en Matemáticas le toca ahora empezar a prepararse para la Copa del Mundo y el Europeo, derecho que tiene al haber sido campeona de España. Deberá dedicarle más horas para tratar de superar ese noveno puesto que lograra en el Mundial de Valencia en el año 2003.