La era de noche cuando los 'Kiss' atronaban en Albert Park. La banda de rock americana, grandiosa en los setenta, pivotó alrededor del Gran Premio todo el fin de semana. Hubo una foto que dio la vuelta al mundo. Lewis Hamilton, sonriente y vestido de piloto, posaba con el grupo, caracterizados sus miembros con su peculiar maquillaje, máscaras, cuero, y gesto agresivo. 'Hard rock' en estado puro. Duro como la carrera de la primera cita del año que sólo terminaron siete coches. Sobraron puntos para los supervivientes y hubo que mirar a los abandonos para entregar uno a Sebastien Bourdais, el último que dejó la pista antes de tiempo, sorprendente por su buen rendimiento con un Toro Rosso.

Abandonos, accidentes, tres intervenciones del coche de seguridad, adelantamientos, fallos mecánicos entre los favoritos... A la carrera no le faltó de nada, rebosante de emoción por todos los poros salvo por uno, el del liderato. Hamilton aprovechó su pole para dar un repaso al resto. Dominó de principio a fin y hace suyo el mando en la lista de pilotos. Gran carrera del inglés, que dejó a sus espaldas una cruenta batalla de la que nadie pudo quedar al margen.

Entre los héroes que vieron la bandera a cuadros, Fernando Alonso. Sacó petróleo del R-28 y lo llevó mucho más arriba de lo que le corresponde por potencial. Espaldarazo importante el día que Ferrari se estrelló con dos roturas de motor. El asturiano tiene muy poco coche y necesita carreras locas para brillar.

En Australia hubo una así y se quedó a las puertas del podium.Y eso que había dicho que no era realista pensar en él.

Apretaba el sol y la emoción en Albert Park. Treinta y siete grados de ansiedad ante la primera salida de la temporada. El proceso ahora es manual, ya no hay control de tracción para que no patinen las ruedas. Pero apenas pasó nada. Hamilton enfiló la primera curva y tapó bien a Kubica.

El polaco lo intentó sin demasiada convicción y se guardó en la segunda plaza a la espera de acontecimientos. La genialidad del día la enseñó Kimi Raikkonen. La misma inconsciencia que luego le sacó de la pista por intentar pasar a tumba abierta a Kovalainen fue la que le ayudó a dejar boquiabierto al circuito. Se comió ocho puestos de golpe, -Alonso incluido- y pasó del decimoquinto al séptimo con una maniobra inverosímil.

Con el piloto de Ferrari en medio del pelotón, la emoción estaba por detrás. En la cabeza no pasaba nada, con Hamilton al mando. Pero en el pelotón había tortas. Casi tantas como en el arranque, cuando Fisichella se tocó con Vettel, salió por los aires con su Force India y los dos acabaron en la cuneta.

En el trance inicial, cinco pilotos dieron con sus huesos fuera del asfalto: además de los anteriores, Webber, Button y Davidson.

Massa tuvo también su susto, pero pudo volver a la pista. Pero sólo tuvo tiempo para chocar con Coulthard y mandar al escocés fuera, antes de sufrir una inoportuna roturade motor.

Pasaba el tiempo y el día se convertía en una competición de supervivencia. Había que evitar las trampas de un circuito muy bacheado y no forzar más de la cuenta. Estaba claro que no era el día de Ferrari. Raikkonen, el único en pista, se obcecó primero con Kovalainen, le pasó, pero perdió el control y se dio un paseo por la grava. Otra vez tenía que recuperar terreno. Ardua tarea que retomó con entusiasmo, sin contar con la rotura de motor que sufriría a cuatro vueltas del final.

Un fin de semana muy complicado terminó mejor de lo esperado para Fernando Alonso. Cinco puntos muy trabajados para el saco y algunas dosis de genialidad para regalar a la retina de los aficionados.

Kovalainen acosaba a Raikkonen y el asturiano los vigilaba de cerca, a diez giros para el final.

Los finlandeses estaban tan centrados en lo suyo que no repararon en la jugada del piloto de Renault. El McLaren superó al Ferrari, pero Alonso llegó por detrás y les robó a ambos la cartera. Bonita forma de colocarse en quinta posición y recuperarse del mal momento en que le llegaron dos de las tres salidas del coche de seguridad, justo cuando tenía que repostar. Antes del final, y tras el abandono de Bourdais, Alonso aguantó otra embestida de Kovalainen. El finlandés le llegó a adelantar pero en la recta de meta, cuando iniciaban la última vuelta, el español recuperó su puesto.

Posteriormente, Kovalainen confesó que había tocado "accidentalmente en botón del limitador de velocidad". "He tenido que dejar pasar a Fernando cuando al quitarme un protector de la visera he accionado accidentalmente el botón del limitador de velocidad, con lo que me ha pasado", explicó el finlandés a la conclusión de la carrera.