No grita, ni gesticula, ni se ríe y pone cara de póquer para jugar. Tampoco tiene presencia de líder clásico en un deporte de conjunto, pero es líder. A veces fastidia con su lentitud física, aunque deslumbra con su velocidad mental.

Todo eso se vio el domingo en "La Bombonera", cuando Boca perdía ante Independiente por 0-1 y tenía diez jugadores en el campo por la expulsión del defensa Gabriel Paletta. Román se hizo cargo de la situación, marcó el tanto del empate y puso al equipo cerca de la victoria.

Faltaba en la cancha el goleador Martín Palermo, suspendido por acumulación de amonestaciones; el otro punta, Rodrigo Palacio, no estuvo fino en la realización, y el portero del conjunto de Avellaneda, Walter Fabián Assmann, evitó de derrota.

Estaba Riquelme, que juega sin presiones, sin posición fija en el campo, que hace lo que quiere sin que ningún Louis van Gaal lo condicione desde el banquillo.

"Para mí, en el fútbol está todo inventado y la verdad es que no sé qué es el trabajo táctico", dijo el mes pasado el muchacho que parece mirar y no ver y que frunce el ceño de manera permanente, en una frase que no todos pueden hacer suya.

Pocos días después, el entrenador del Atlas de México, Miguel Angel Brindisi, dijo que "marcar hombre a hombre a Román no tiene sentido porque cuenta con uno o dos segundos de adelanto mental con respecto a quien se le acerque, y el que intente marcarlo a presión llegará siempre tarde".

En Argentina, hay quienes dicen que es el futbolista que mejor entiende el juego y otros que no aceptan su condición de librepensador, de jugador cuya única responsabilidad es crear, jugar y hacer jugar.

En estos días, los elogios a Riquelme surgen como un torrente y no son pocos los que se atreven a decir que Boca Juniors depende casi exclusivamente de su impronta.

Se afirma sin reparos que Boca Juniors, el equipo más popular de su país y siempre candidato a los títulos de los torneos en que participa, es Riquelme y varios más.

Por esa razón, los boquenses ruegan que a Román no le duela nada, que esté siempre listo para salir al campo, porque tanta "riquelmedependencia" asusta un poco.

Con Riquelme la tan mentada disciplina táctica se rinde ante sus recursos. En el fútbol argentino todavía hay lugar para eso, aunque no sean muchos los que puedan ocuparlo.