La nómina de grandes velocistas que han pasado por la Vuelta a Murcia en sus veintiocho años de historia es amplia y variada. Muchos aún tienen grabado en su mente a Abdoujaparov o Blijlevens, corredores que sumaron un buen número de triunfos en nuestra tierra, o incluso Adriano Baffi, quien llegó a ganar la general en 1995. En los dos últimos años ha irrumpido con fuerza un australiano con un exquisito palmarés que adornan dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas. Es Graeme Brown, un sprinter de 28 años de edad forjado en la pista, donde se suelen curtir los mejores velocistas. En las olimpiadas griegas se colgó dos oros, uno en la prueba por equipos en la que España logró un bronce, y otra en Madison formaron pareja con otro ilustre, Stuart O'Grady.

Brown, que pertenece al Rabobank y que en muchas ocasiones actúa de lanzador de Óscar Freire, no parecía a cuatrocientos metros de la meta que iba a ser el ganador. Los rusos del Tinkoff eran, en esos momentos en la Avenida Europa de Lorca, los mejor situados. Hasta cuatro corredores del conjunto patrocinado por un magnate mosvocita estaban tratando de lanzar a Nikolay Trussov. Pero entonces apareció Brown para robarle la cartera y anotarse su tercer triunfo de la temporada -los anteriores también los logró en España, concretamente en Mallorca y Andalucía- y enfundarse el primer jersey amarillo de la Vuelta 2008.

El australiano se llevó el premio gordo de una jornada inaugural marcada por la fuga que progatonizaron el ruso Alexander Serov (Tinkoff) y el malagueño José Antonio López Gil (Andalucía), un especialista en largas escapadas al que se le podría apodar 'el llanero solitario', y por el viento, que sopló casi desde el inicio y que minó las fuerzas del pelotón.

Los 'reyes de la Vuelta', es decir, Alberto Contador, Alejandro Valverde, Carlos Sastre y Denis Menchov, cumplieron con el guión. Todos ellos llegaron en el grupo principal, aunque tuvieron que gastar más fuerzas de las previstas por culpa del viento, que hicieron más duros los casi doscientos kilómetros de recorrido entre San Pedro del Pinatar y Lorca. Quien pretendió esconderse de cara a la jornada de hoy, que se presume muy emocionante, no lo pudo hacer.

La escapada, como era de esperar, cayó después rodar en buena armonía durante 188 kilómetros Serov y López Gil. Pero se lo pusieron muy difícil al grupo, ya que llegaron a cobrar una renta espectacular de más de quince minutos. Por detrás no hubo ningún equipo que tomara la iniciativa, pero prácticamente todos los equipos pusieron a uno de sus corredores el servicio de la causa. En el tramo final voló el grupo y el malagueño y el ruso se entregaron a su suerte. Ya en las calles de la Ciudad del Sol, donde volvió la Vuelta después de varios años, Brown derrotó al gran favorito, el argentino Haedo, del CSC, y a otros dos que siempre lo intentan, Koldo Fernández (Euskaltel) y Aitor Pérez (Extremadura). La historia de hoy será diferente y también los protagonistas.