Todo se conjugó a favor de Nadal. Más calor que el primer día de su partido contra el serbio Viktor Troicki, que acabó de madrugada, luz natural y un soberbio servicio que firmaría para todos sus encuentros, además de un rival que salió prácticamente derrotado a la Rod Laver Arena. Y el resultado llegó cómodo, 6-0, 6-2 y 6-2, y el español, a dos pasos de igualar su mejor actuación en Melbourne, los cuartos del año pasado.

Tiene Nadal una ventaja sobre muchos de sus rivales, sale lanzado y como si llevara ya media hora de precalentamiento inicial. Y eso le hace temible porque al menor descuido de su oponente ha puesto ya la directa hacia el triunfo. Así le sucedió a Serra, que cuando quiso darse cuenta, llevaba ocho juegos encajados, cedido el primer set en apenas 22 minutos en los que el español solo dejó escapar 10 puntos y había cometido cuatro errores no forzados.

Serra apenas se enteraba y además el servicio del español funcionaba como nunca, variándolo, usando diferentes velocidades y abriendo ángulos, tal y como había planeado antes con su tío y entrenador Toni Nadal. El resultado se hizo palpable, nueve saques directos, una cifra que pocas veces logra Nadal, y un 72 por ciento de efectividad con el primer servicio. Era lógica la desesperación de Serra ante esa avalancha, porque además se sintió maltratado por la derecha del de Manacor.

Además Nadal jugó sin los nervios del primer partido, cuando todo estaba por demostrar. "He estado mucho mejor que el otro día, sin nada de nervios, y con otra mentalidad", admitió. "He tocado la bola más hacia delante, con más agresividad. Me sentía más abierto para hacer más cosas. La diferencia es que el otro día salvaba las pelotas, no restaba, y hoy he aguantado muy bien, e incluso no he sacado a piñón fijo, he variado mucho más el saque", explicó.

También aclaró que prefiere actuar de día que de noche. "Si juegas un partido muy largo en la sesión nocturna te puedes ir a dormir a las cinco o seis de la mañana. El año pasado me acostaba casi cuando amanecía y es difícil luego estar al cien por cien.

Prefiero jugar de día".

Luego, dejó claro que no está jugando en Australia por ser el número uno del mundo, aunque si le llegase esa oportunidad seguro que lucharía a muerte. "Sé que Roger ha hecho 15 Grand Slams sin perder antes de las semifinales o algo así. Yo nunca he ganado un grande que no sea de tierra, y me encantaría hacerme con uno de ellos. Este año lo que quiero es jugar mi mejor tenis y preocuparme sólo por mi y tratar de llegar lo más lejos posible. Prefiero ganar este torneo y no ser el número uno".

Para serlo Nadal debe ganar el domingo día 28 en la final y que Federer no llegue a las semifinales. Nadal solo piensa en su próximo adversario, el francés Gilles Simon que derrotó al alemán Rainer Schuettler, finalista en 2003 contra Andre Agassi, por 6-2, 6-2 y 6-1. "He jugado ya antes con él y varía mucho su ritmo, pero juega de fondo y te deja jugar, pero lo más importante es que yo juegue bien", apuntó.

Su situación actual le proporciona tranquilidad, "me encantaría ser número dos del mundo en los próximos cien años", ironizó, aunque seguro que para quitarse presión y jugar tan natural y libre como hizo hoy contra Serra.