El Polaris World Murcia necesitaba un triunfo para resucitar tras tres derrotas consecutivas y cerrar la vuelta con una dinámica positiva. Daba igual el rival que estuviera enfrente, sobre todo después de los fracasos frente al Fuenlabrada y el Capitol Valladolid. No había excusas pese a que el rival que visitaba el Palacio era el Barcelona. Ganar o ganar era la consigna y al final salió cara, ahuyentando de esta forma los fantasmas del descenso, esos que atenazan a cualquiera.

El baloncesto no es tan complicado como muchos piensan. Es sencillo y en muchas ocasiones sólo hace falta aplicar el sentido común para lograr victorias. Eso fue lo que ocurrió ayer tras el descanso. El Polaris, después de un desastroso segundo cuarto plagado de errores en la dirección de su entrenador, rectificó en el tercero. Hussein se dio cuenta de que tenía que apostar sin fisuras por el quinteto formado por Thomas, Hunter, Risacher, Kammerichs y Triguero. Y acertó porque sacó adelante el encuentro cuando pintaban bastos, borrando de la pista a su rival en la segunda parte, en la que el parcial lo dice todo: 55-34. Fue uno de esos triunfos que recuperan la autoestima de cualquier equipo, aunque también es cierto que el Barça de ayer no es el auténtico Barça. De su quinteto inicial sólo se salvó Jaka Lakovic, aunque necesitó muchos más tiros de los habituales para sumar 22 puntos (falló seis triples).

Las mejores prestaciones las ofrecieron jugadores de banquillo como Alex Acker y Roger Grimau. De Fran Vázquez nadie tuvo noticias. Jugó los primeros cinco minutos y desapareció del choque hasta el punto de que su entrenador no lo volvió a utilizar.

El partido dejó, además, otras dos buenas noticias: Kammerichs por fin fue Kammerichs y Risacher demostró que es un lujo para un equipo como el Polaris que esté relegado a un papel secundario, como ha ocurrido durante casi toda la primera vuelta del campeonato.

El argentino es un jugador singular. Sus estados de ánimo se reflejan en su rostro. No lo puede evitar. Ayer quedó claro que disfrutó en el primer cuarto. Él fue el artífice de la renta de 10 puntos que alcanzó el Polaris (20-10 y 23-13) con sus potentes y espectaculares entradas a canasta, además de varios rebotes portentosos. El ala pívot, un pura sangre que esta temporada no sonríe como antes, hizo olvidar la segunda falta de Chris Thomas cuando sólo se habían jugado cuatro minutos, pero no pudo evitar que los azulgranas, gracias a varias alternativas defensivas, llegaran al final del primer acto con sólo cuatro puntos de desventaja tras un triple de Basile sobre la bocina (25-21).

La tendencia a la baja se mantuvo en el segundo cuarto. Hussein puso en pista un quinteto descompensado y su equipo lo pagó. El descalabro pudo ser mayor, pero algunas acciones individuales de Gavel, Opacak y Robles lo evitaron. Con un limitadísimo poder ofensivo y errores de bulto en defensa, el Barcelona se vino arriba y le dio la vuelta al tanteo (34-35, min. 18) en medio de un desconcierto arbitral con dos errores que perjudicaron sensiblemente a los locales. Las protestas de uno de ellos -una clara falta en un triple de Robles- le costaron una técnica al madrileño. Pero no acabó ahí el desaguisado arbitral en una jugada que le costó siete puntos al Polaris en los últimos cuatro segundos. Fue tras una falta en el centro del campo a Grimau. Reiner sujetó al catalán para que no se cayera al suelo y los árbitros señalaron antideportiva al estadounidense. Hussein, que ya estaba advertido por los colegiados, se ganó una técnica por sus protestas a destiempo. Grimau anotó cuatro tiros libres y Acker un triple en el último segundo. En resumen, de un 40-41 se pasó a un 40-48 en sólo 4 segundos. La grada se encendió como hacía mucho tiempo que no ocurría en el Palacio de los Deportes.

Al técnico canario le dio un ataque de sentido común en el tercero cuarto, en el que arrancó con el quinteto inicial, el mejor para oponerse ayer al Barça. Un parcial de 9-0 le dio la vuelta al marcador (49-48), pero la tendencia positiva no se frenó ni con la cuarta falta personal de Thomas. El parcial llegó a ser de 21-6 (61-54, min 29), pero otra vez los locales jugaron mal los últimos segundos del cuarto y los azulgranas lograron acercarse a sólo tres puntos (63-60).

El triángulo Thomas-Hunter-Risacher y un parcial de 5-0 (68-60) aportaron la tranquilidad necesaria en el inicio del último cuarto para luchar contra un equipo con los recursos del Barcelona. El alero francés se reivindicó ayer, demostrando que estaba relegado de forma injusta a un papel secundario. Dos acciones suyas, además de su efectividad en los tiros libres, salvaron otro momento comprometido cuando le cayó la cuarta falta a Triguero. Y entonces empezó el recital Thomas, quien contrarrestó con sus eléctricas acciones los triples a la desesperada de Lakovic y Grimau. El base se permitió el lujo de cerrar el triunfo con un espectacular mate. Casi nada.