Portando banderas sudafricanas y de los "Springboks", los aficionados se apelotonaron frente a la terminal aérea, dando gritos de bienvenida, bailando y coreando lemas en apoyo de un equipo que se coronó campeón tras ganar a Inglaterra por 15-6.

"Lo que hemos visto está más allá de lo que habíamos imaginado", dijo el capitán del equipo, John Smit, en una rueda de prensa que ofrecieron integrantes del equipo y dirigentes deportivos en el mismo aeropuerto de Johannesburgo.

En la rueda de prensa, las declaraciones no aportaron mucho a las dos grandes incógnitas que flotan sobre el rugby local: el futuro del entrenador Jack White, que termina este año en sus funciones, y las presiones para aplicar cuotas raciales en la selección nacional.

White, de 43 años, que fue contratado hace cuatro años para preparar a la selección con vistas a este mundial, dijo que iba a tomarse un tiempo libre "para reflexionar y ver qué viene después".

"Tenemos que buscar una decisión que satisfaga el interés de todas las partes", agregó, enigmático, el entrenador, nacido en Johannesburgo.

Los dirigentes del rugby sudafricano no han aclarado cuál será el futuro de White. El presidente sudafricano, Thabo Mbeki, dijo anoche en declaraciones radiales que prefería quedarse al margen de este tema, aunque expresó su apoyo a White.

"Sería raro que en el momento de victoria, que llega después de un largo período de preparación, dijéramos gracias por tus servicios, White, y adiós", agregó el gobernante, que estuvo en la final del sábado y fue alzado en los hombros por los jugadores.

La alegría por la llegada del equipo también permitió aplazar el debate surgido en Sudáfrica sobre la necesidad de que haya más representantes negros en el equipo nacional, integrado en su mayoría por blancos.

El responsable de política deportiva en el Parlamento, Buthana Komphela, llegó a decir que los "Springboks" eran "demasiado blancos" y que el rugby sudafricano debería intensificar su "transformación" para incorporar más jugadores negros.

En la rueda de prensa de hoy, White, más conciliador que en las fechas previas, dijo que Sudáfrica tiene que "aprovechar las ventajas" a partir del triunfo del sábado.

También señaló que no se pueden "repetir los errores" de 1995, cuando Sudáfrica se coronó campeona del mundo de rugby por primera vez y, según líderes políticos, no se adoptaron medidas más intensas para asegurar una mayor representación racial en el deporte.

Según datos oficiales, los negros sudafricanos, que representan el 78 por ciento de la población, representan un 61 por ciento del deporte nacional, mientras que los blancos, que son el 11 por ciento de los habitantes, tienen una representación del 21 por ciento.

Pero en el rugby, al contrario que en el fútbol, el deporte más popular de Sudáfrica, la presencia de los blancos es mayoritaria.

White, que se ha venido resistiendo a aceptar cuotas raciales en el equipo, ha incluido más jugadores negros y mulatos en la selección que se coronó campeona en Francia el pasado fin de semana respecto a la que ganó en 1995 la Copa Mundial.

En declaraciones al diario británico "The Guardian", White dijo la semana pasada que después del torneo de Francia iba a haber en Sudáfrica una "masiva presión política para que se elijan jugadores de los 'springboks' de acuerdo con su color y no por sus méritos".

El pasado domingo, el ministro de Deportes, Makhenkesi Stofile, afirmó que la victoria del sábado debe abrir una "nueva era en la que todos respalden el cambio y hagan frente a los desafíos a lo que se enfrenta el rugby y el deporte en general" en este país.

A partir del regreso a Sudáfrica de los "Springboks", las autoridades deportivas han preparado una gira por varias ciudades para presentar la copa a la población, que incluirá actos en Pretoria, Johannesburgo, Soweto, Ciudad del Cabo y otros lugares.