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Entrevista | Jonatan Jair López Historiador del arte

Jonatan Jair López: "Habría que invertir más en cultura para evitar casos como el del Louvre"

El caravaqueño, profesor en la Universidad Complutense de Madrid, acaba de publicar ‘Mujeres, museos y patrimonio’, un libro en el que recupera la historia de cerca de una veintena de pioneras en este ámbito y sus historias durante la Guerra Civil

El investigador e historiador del arte Jonatan Jair López en la Casa de la Cultura de Caravaca de la Cruz, donde esta semana ha presentado su libro.

El investigador e historiador del arte Jonatan Jair López en la Casa de la Cultura de Caravaca de la Cruz, donde esta semana ha presentado su libro. / Enrique Soler

Enrique Soler

Enrique Soler

Muchas de las primeras mujeres profesionales de la conservación del patrimonio cultural de España han sido hasta ahora desconocidas para la historiografía. Sin embargo, poco a poco, estudios como el que ha realizado recientemente el caravaqueño Jonatan Jair López aportan nueva información acerca del papel que desempeñaron durante sus carreras.

Profesor del Departamento de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, Jair López es autor del libro 'Mujeres, museos y patrimonio', que esta semana presentaba en la Casa de la Cultura de su localidad natal. En él se recogen solo algunos nombres de estas pioneras del mundo de los museos y del patrimonio, mujeres que accedieron al ejercicio profesional en los inicios del siglo XX, una época y un panorama laboral dominados por los hombres.

Este título analiza sus relatos para dar a conocer los logros conseguidos con su trabajo y dedicación. Fueron especialistas de la conservación —por pasión o por profesión— y persiguieron el estudio y la protección del patrimonio español. Ahora, este ensayo examina el papel que desempeñaron en nuestras instituciones culturales, antes y durante la Guerra Civil española, y se divide en dos partes: la primera se ocupa de las pioneras de la museología, mientras que la segunda trata sobre los episodios de salvaguarda del patrimonio cultural de España durante la contienda fratricida de principios del siglo XX; relatos recuperados que son así devueltos a la memoria colectiva.

¿Cuál es el germen de este proyecto, Jonatan?

Una de las cuestiones que me planteé antes de comenzar este libro fue que, en mi disciplina, conocemos los nombres y la historia de multitud de hombres que han trabajado en pos de la conservación del patrimonio, pero no así de mujeres que, desde el ámbito profesional, hayan contribuido a esa labor de salvaguarda de nuestro arte, especialmente durante la Guerra Civil, que es una de las grandes etapas en la que se centra este libro.

Y se propuso recuperar las historias de esas mujeres olvidadas.

Me propuse recuperar sus nombres y trazar una línea cronológica con el trabajo que han realizado y darlo a conocer, por supuesto.

¿Ha sido complejo ese proceso de investigación?

La verdad es que sí. Sobre todo ha sido muy largo. Comencé este proyecto en 2017, cuando estaba haciendo todavía el doctorado; pero fue gracias a mi directora de tesis, la catedrática de Historia del Arte Beatriz Blasco, que tenía entre manos un proyecto nacional del Ministerio de Economía, que pude ocuparme – de forma paralela, claro – de esta investigación. Y estuve documentándome y recopilando información desde ese año hasta finales de 2023, que fue cuando comencé a escribir el libro. En total, he recogido unas diecisiete historias de mujeres, pioneras en la gestión museística y en la salvaguarda del patrimonio, durante la Guerra Civil española.

¿Cómo era el papel de esas mujeres?

El abanico es de lo más variopinto; y esto va desde la procedencia de estas mujeres a sus situaciones familiares. Encontramos, por ejemplo, mujeres que gozaron de un buen estatus social, lo que sin duda les ayudó a que pudieran dedicarse a la arqueología, como menciono en el libro, "bien por pasión o por profesión". En cambio, esta situación no se reflejó en otras. Imaginemos, en la época de 1920, a mujeres de pueblos de lo que ahora llamamos la "España Vaciada" —de Palencia o Valladolid— que tuvieran que desplazarse a la entonces Universidad Central de Madrid, hoy la Complutense, para realizar estudios de licenciatura. Parece imposible, pero las hubo. Y hablamos de las primeras mujeres que habitaron las aulas de este centro, que con pequeños trabajos de colaboraciones docentes o en residencias de estudiantes se pudieron costear sus estudios.

Y más difícil todavía cuando estalló la guerra...

Ahí su rutina cambia por completo, la de cualquiera, en realidad. Y el trabajo de estas mujeres se vio alterado, claro. Incluso tuvieron que ocuparse de labores urgentes —aunque igual no tan relacionadas con su formación— como poner a salvo las obras de arte. Pero, gracias a ese trabajo, hoy podemos seguir disfrutando de lugares como el Museo del Prado o el Museo Arqueológico Nacional, ya que todas las obras y piezas que allí se guardaban tuvieron que ser trasladadas a diferentes almacenes ante el riesgo de que fueran destruidas; y todo ese operativo contó con la colaboración de estas mujeres. Pero este trabajo no solo abarca pintura y escultura, sino también colecciones de libros y documentos de archivo, que también fueron puestos a salvo por sus protagonistas.

Descúbrenos algún caso de estas mujeres desconocidas.

Uno de esos nombres es el de María Teresa León, mujer de Rafael Alberti. Mientras realicé la investigación, me di cuenta de que su figura, precisamente por ser la mujer del poeta, pasaba desapercibida. Una de las labores más importantes que realizó fue la evacuación, durante cuatro días, de las obras maestras del Museo del Prado, organizando su viaje de Madrid a Valencia. En diciembre de 1936, en tan solo una noche, cayeron más de doce bombas sobre el Museo del Prado, por lo que la urgencia era máxima y el tiempo apremiaba.

Este libro, que está dividido en dos partes, ¿no?

Sí. Incluso se podrían leer de forma independiente. La primera parte está centrada en la gestión; es decir, en las pioneras en la museología, en aquellas mujeres que realizaron su trabajo en instituciones museísticas. De ellas se presenta una pequeña biografía para conocerlas en detalle y que el lector entienda cómo tenían que hacer frente a estos trabajos. También queda muy claro cómo tenían que hacer frente a una desconsideración constante por el simple hecho de ser mujeres, algo que lamentablemente era una constante. Y la segunda parte está compuesta por una serie de relatos de salvaguarda del patrimonio durante la Guerra Civil: se continúa la historia de las protagonistas del apartado anterior y se presenta a otras que no habían sido aún mencionadas, pero que también tienen episodios dignos de recuperar.

¿Tendría cabida un segundo volumen que amplíe lo que cuentas en este?

Es uno de mis proyectos actualmente; estoy trabajando ya en ello, de hecho. Voy a analizar el papel que tuvieron y cómo pudieron desarrollar su carrera más allá de la Guerra Civil, hasta su jubilación, incluso hasta su muerte.

Tengo entendido que, antes de llegar a Madrid, desarrolló su trayectoria postdoctoral como investigador en la Universidad de Zaragoza.

Eso es. Entre 2023 y 2024 logré un contrato —el más competitivo— del Ministerio de Universidades para desarrollar mi investigación. Allí tuve la gran suerte de estar bajo la supervisión de Concha Lomba Serrano, también catedrática de Historia del Arte. Me encontré muy bien en Zaragoza, la verdad; particularmente, en el Instituto de Patrimonio y Humanidades, donde me ocupé de un proyecto sobre la construcción de las identidades europeas en el siglo XIX a partir de sus museos nacionales. Y, de forma paralela, terminé de cerrar todos los flecos de este otro proyecto; de hecho, allí fue donde escribí el libro.

¿Cómo le lleva el destino a Madrid? ¿Qué trabajo está realizando ahora?

Pues aquel contrato posdoctoral fue una suerte, pero también tenía el miedo lógico de que era realmente algo de temporada. Así que tomé la decisión de optar a la plaza en Madrid, a la que nos presentamos 57 candidatos y que se resolvía por concurso de méritos. Ahora soy profesor en la especialidad de Museos y Patrimonio Histórico-Artístico; además, paralelamente, continuo con mis investigaciones, cuando el tiempo de la burocracia y la investigación académica me lo permiten. Tengo también entre manos un proyecto en el que estoy trabajando con el profesor David García, de la Universidad de Murcia, sobre los panteones de ‘Hombres Ilustres’ de nuestro país; yo estudio el caso particular del que hay ubicado en Valencia.

¿Por qué momento pasan los museos, especialmente tras el robo en el Louvre?

En algunos momentos la realidad supera a la ficción. En general, creo que desde las administraciones se tiene que invertir más en la cultura para tratar de impedir sucesos como el del Louvre. Por otro lado, el Museo del Prado, que tiene que ser nuestra referencia, es un museo que está en continua transformación. Su director, Miguel Falomir, está capitaneando un proyecto, a mi parecer, muy acertado, acercando este bastión de la cultura de España a todos los públicos; porque no tenemos que pensar en el visitante como un perfil único, y no puede haber ‘barreras’ que impidan a nadie disfrutar de nuestro patrimonio. Otros museos que están haciendo también un fuerte esfuerzo de relectura son el Antropológico y el de América. El museo, entendido como elemento cultural, tiene que ser de todos y accesible, y, en este sentido, creo que en España estamos en un buen momento, museológicamente hablando; pero se tiene que seguir trabajando: hablamos de instituciones que tienen siglos y que necesitan estar en evolución continua, ya que las necesidades de las personas cambian.

¿Cómo está la inversión dedicada a la investigación en este campo?

También hace falta más inversión. Pero es que siempre va a ser necesaria más investigación, y, lamentablemente, creo que la educación y la cultura son cuestiones que se acaban dejando para lo último y a las que se destina menos PIB en España. Es cierto que poco a poco se van moviendo más iniciativas gubernamentales para el crecimiento de cultura y universidad, pero en cuanto a investigación... Somos menos los que nos ocupamos de estas cuestiones, y trabajamos juntos para dar visibilidad a nuestro trabajo y a cómo proyectos como el que hoy presento pueden ayudar, en este caso, a los estudios de género, desde una perspectiva feminista. Por otro lado, he llegado a la Universidad en un momento complicado, pero hay que mantener la esperanza. Confiamos en la ayuda de las instituciones y en que nos den el apoyo financiero que necesitamos para que los más de 60.000 estudiantes puedan continuar sus estudios, sobre todo en lo que respecta a ciertos grados, másteres o cursos de doctorado que en España solo se ofertan en la Complutense.

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