Artes escénicas
‘Cría cuerdos’ o el elogio del éxito en los Premios Azahar
La obra de Rocío Bernal y Cía. Deconné se impuso con seis galardones –incluidos los dos principales– en la octava edición de los Premios Azahar, la noche de los productores murcianos

Las imágenes de los Premios Azahar 2025 en Murcia / Israel Sánchez
No es que estuviera todo el pescado vendido, como quien dice, pero lo cierto es que la de ayer parecía, a priori, la noche de María Herrero y Flexión Producciones. Lo parecía porque su candidata en los Azahar –los premios de MurciaaEscena, la Asociación de Empresas Productoras de Artes Escénicas de la Región de Murcia– acumulaba trece nominaciones de quince posibles, y a una de ellas, a la de Mejor Espectáculo Infantil, es evidente que Cassandra o el elogio del fracaso no concurría. Pero cuando uno va al teatro debe ser consciente de que cualquier cosa puede pasar sobre las tablas, y aunque lo de este martes en el Romea no fue una obra como tal, es evidente que mantuvo esa esencia y, para lamento de Herrero y compañía, la capacidad de sorprender de los mejores dramaturgos, directores y actores.
Porque a ellos es a quienes se homenajeaba en los Azahar: a los autores, a los intérpretes y a aquellos que, bajo el escenario o entre bastidores, sirven las condiciones para que pueda brotar la magia del teatro. Y es obvio que los responsables de Cassandra o el elogio del fracaso lo consiguieron –si no, no hubieran estado ahí, como los favoritos–, pero la distopía de Cría cuerdos se impuso con claridad a la opereta bufa de Herrero. Ojo, el original montaje de la murciana –autora, directora y hasta compositora de la música de esta producción– se llevó cuatro premios, convirtiéndose en la segunda propuesta más laureada de esta edición, pero la de Rocío Bernal y Cía. Deconné se alzó con seis –de once a los que optaba–, incluidos los dos principales.
Porque, como en cualquier otra gala de este tipo, hay premios técnicos, interpretativos, a los autores y, por último, los que reconocen a una obra en su conjunto; ya saben: el Oscar a Mejor Película, el Grammy al Álbum del año o, más cercanos a lo que nos atañe, los Max a Mejor Espectáculo (en sus diferentes categorías). En el caso de los Azahar, hablamos de los premios al Mejor Espectáculo de Teatro y a Mejor Empresa o Diseño de Producción, y en ambos casos fueron los chicos de Cía. Deconné, para alegría de Susi Espín –conductora de esta gala junto a Alejandro Rodríguez–, quienes subieron a la tarima para recoger sendos galardones. Porque Espín forma parte del elenco de Cría cuerdos y, no solo eso, también contribuyó al triunfo de sus compañeros con un éxito particular: el Azahar a Mejor Actriz Femenina de Reparto.
Las otras tres categorías en las que se impuso esta distopía no tan lejana fueron: Mejor Diseño de Iluminación, responsabilidad de Jesús Palazón, y dos que reconocen el desempeño particular pero que, en el fondo, suponen un espaldarazo al buen hacer de los artífices del proyecto, Mejor Dirección Escénica y Mejor Intérprete Femenina Protagonista. Porque el primero fue a parar a manos de Javier Mateo y, sobre todo, Pepe Galera, mientras que el segundo se lo llevó a casa Rocío Bernal, ambos fundadores de la compañía y garantes de una filosofía que les empuja a ir más allá del teatro, a plantearse cuestiones como quiénes somos, quiénes soñábamos ser o en qué nos convertimos influidos por los acontecimientos que nos rodean. Y es que de eso va, en el fondo, Cría cuerdos, en cuyo reparto también figuran Javier Ruano y Mª Jesús Baeza, intérprete murciana con síndrome de Down que ya coprotagonizó la anterior producción de Deconné, La perspectiva del suricato.
Otros premios
En lo que respecta al resto de premios, Cassandra o el elogio del fracaso se hizo con el Azahar al Mejor Espectáculo Musical o Lírico, por delante de El pequeño mundo de la música, de La Caja de Expresiones, y Las nueve y cuarenta y tres, de Representainment & Iraty, otra de las sorpresas (negativas) de la noche. Y es que el musical de Andrés Alemán y Manuel Soler contaba con un total de nueve nominaciones, entre ellas a una de las principales, Mejor Espectáculo de Teatro, pero sus responsables se fueron de vacío.
Pero, volviendo a Cassandra, la producción de Flexión se hizo fuerte en los técnicos –María Zanotti se llevó el premio a Mejor Diseño de Vestuario y Pulpas Studio el de Mejor Escenografía– y María Herrero, eso sí, se llevó un merecido Azahar a la Mejor Dramaturgia, Versión o Autoría Murciana, categoría protagonizada por un trío de mujeres completado por la propia Rocío Bernal, de Deconné, y su tocaya María Rodríguez, responsable de la hilarante adaptación de Las tres hermanas de Chéjov que le valió a José Ortuño la distinción al Mejor Intérprete Masculino de Reparto.
Por cierto, el coronado como mejor actor protagonista fue David Terol, por su papel en Olympics, de Yllana y Nacho Vilar Producciones, y Bobo, de Periferia Teatro, fue reconocido como el Mejor Espectáculo Infantil y el de Mejor Música, a cargo de Pedro Guirao. Por último, Jesús Victoria sirvió a Teatro Silfo el Azahar al Mejor Espacio Sonoro por Historia de una muñeca abandonada.
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