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DANZA

Antonio Najarro: «Falta muchísimo baile, en todos los sentidos»

El bailarín y coreógrafo madrileño regresa mañana a Murcia con su compañía para inaugurar el ciclo de danza del Auditorio Regional Víctor Villegas. Lo hará con ‘Romance sonámbulo’, su octava producción, articulada en torno a los poemas más oscuros de Lorca.

El bailarín y coreógrafo Antonio Najarro

El bailarín y coreógrafo Antonio Najarro / L.O.

Karmentxu Marín

Bailarín y coreógrafo, ex director del Ballet Nacional de España, Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes en 2023, dirige la compañía de danza que lleva su nombre, con la que interpretará mañana en el Víctor Villegas Romance sonámbulo, su octava producción, sobre poemas de Lorca. Será la apertura del ciclo de danza del Auditorio Regional, por el que en los próximos meses pasará el Ballet de Kiev, el Ballet Clásico Internacional y el Ballet Español de Murcia, la compañía de Carmen y Matilde Rubio.

En concreto, la más reciente creación de Najarro parte del poema que da nombre al espectáculo, en el que se intuye una historia de amor de un joven contrabandista que, malherido, busca refugio en casa de su amada, una muchacha gitana, a la que encuentran muerta en un aljibe antes de que también él fallezca. A partir de ahí, el madrileño se sumerge en otros textos de Lorca en los que prima lo nocturno para crear un corpus de cinco cuadros en los que aprecia la huella de las tres culturas que conformaron la Granada del poeta: la hispanoárabe, la judía y la cristiana.

Y es que a Najarro nunca le ha incomodado la mezcla: música, teatro, danza, patinaje artístico, natación sincronizada o moda son algunos de los ámbitos que abarca su creación. Y le apasiona lo que hace, aunque, a sus 49 años, dice que lo que más le satisface, fuera de su profesión, es viajar por placer y tumbarse en el sofá. Porque a veces no se aguanta a sí mismo, confiesa.

Una imagen del espectáculo ‘Romance sonábulo’, que será el que Najarro presente en el Villegas

Una imagen del espectáculo ‘Romance sonábulo’, que será el que Najarro presente en el Villegas / @lalodeho

¿Hay que ver qué cantera de inspiración, qué chollo son Lorca y Falla para la danza española.

Así es. Son un chollo y una inspiración constante. Hay muchísimas versiones de danza de ambos.

Siempre cuenta que Toñín -usted- era un niño enfermizo e introvertido que se desinhibió y liberó con el movimiento. ¿Ahora no hay quién le pare?

Es que ahora ya la danza se ha metido en mi cuerpo desde pequeñito y es mi motor de cada día. Todo lo que hago está vinculado a la danza: cuando hablo, los proyectos que hago en todo el mundo... La danza está en mi sangre.

¿Tiene algo de Billy Elliot?

Pues he vivido de pequeñito momentos bastante complicados con mi entorno, pero no tanto como Billy. Por esta no aceptación que sigue existiendo, aunque cada vez menos. Aunque a partir de esto he tenido experiencias muy bonitas.

Le han llamado ‘el Antonio Banderas de la danza’. Supongo que se lo habrá inventado su madre.

No [Ríe]. Mi madre es una mujer muy discreta, que siempre ve todo lo que hago, pero desde la distancia, y eso lo agradezco mucho. ¿A qué se refieren? Creo que el camino que ha hecho Antonio Banderas es excelente, llevando la ‘Marca España’ no solo en la interpretación de las películas, sino también en otros proyectos, como el que tiene ahora, que tiene Málaga patas arriba, revolucionada. Yo también he hecho un trabajo de divulgación de la danza española en todo el mundo muy importante, y lo sigo haciendo.

Dice que la danza es indispensable en la sociedad actual. ¿Falta mucho baile en este patio?

Falta muchísimo baile. En todos los sentidos. Falta baile para desinhibirse, que es muy bonito y muy bueno, y falta baile también porque la danza nos aporta una disciplina, una constancia, un tesón, unos valores que creo que sería muy bueno que la sociedad los experimentara.

«Vivo con las castañuelas puestas». ¿Ha tenido problemas con la comunidad de vecinos?

A veces sí, ¿eh? [Ríe]. Ahora vivo en un séptimo en el Rastro de Madrid y todos los días estoy tracatrá, tracatrá, practicando. Me tengo que poner unas sordinas, unas gomas para que no hagan tanto ruido. La castañuela es un instrumento muy sonoro.

¿De mayor querría ser Lucero Tena?

Yo sigo sus pasos. De hecho, ahora mismo soy uno de los más destacados castañuelistas y sigo su sendero. Es maravillosa.

«Lo que todo el mundo dice y lo que a mí me encanta que digan que me caracteriza es la elegancia»

Disciplina férrea. Pide piruetas perfectas y teatralidad. Le preocupan la estética, la elegancia y la sofisticación. Debe de ser como para aguantarle en casa.

Fíjate, en mi vida personal y en mi vida laboral soy muy diferente. Es verdad que soy muy disciplinado, muy exigente, pero también soy muy cercano, una persona con los pies en la tierra. Humano, intento siempre empatizar con la gente con la que trabajo. Y en casa intento cada vez más no llevarme el trabajo, aunque es muy difícil, porque es mi pasión. Pero estoy aprendiendo con la vida, ya a mis casi 50 años.

Intenta poner en su convivencia la misma sordina que a las castañuelas.

Exactamente. Lo has definido perfectamente.

¿Qué identifica a su compañía? ¿En qué se nota que está bailando Antonio Najarro?

Lo que todo el mundo dice y lo que a mí me encanta que digan que me caracteriza es la elegancia. Es una técnica muy precisa, muy pulcra, muy, muy trabajada, para luego olvidarnos de ella, dar rienda suelta a lo que es la expresión, a todo lo que emana de la danza española. Pero sobre todo con una pátina de elegancia.

Afirma que entre los bailarines hay mucho ego. ¿Cómo se maneja? ¿Cómo bajar los humos a quien se cree Nureyev?

Yo creo que al bailarín, al profesional lo que hay que hacerle ver es que somos personas, personas que tenemos que saber convivir, porque siempre estamos en grupo, en equipo, viajando por todo el mundo, muchos días, mucho tiempo juntos. Hay que ser persona y tener la cabeza amueblada. Ser un gran bailarín no significa ser una persona ni mejor ni peor. Simplemente que desarrollas mejor tu profesión. Y sobre todo respeto, mucho respeto. Respeto al maestro, al coreógrafo, a tus compañeros. Es lo que más pido. Y muchas veces lo consigo. Hablar mucho, comunicar con tus bailarines; que ellos te expresen por qué se pueden sentir mejor o peor, e intentar guiarles de la mejor manera posible, porque es una profesión muy dura.

¿Usted se cree Nureyev? Puesto a ser Antonio Banderas…

No, para nada. Yo me creo Antonio Najarro, gran admirador de Nureyev.

¿Y Gades o Antonio Ruiz Soler?

No me creo ninguno de ellos. La suerte que tenemos en la danza española es que cada uno marcamos una personalidad muy diferente. Tenemos la posibilidad de expresar nuestra personalidad a través de la danza, de las coreografías. Antonio Ruiz Soler para mí es un gran referente, Antonio Gades, también. Cada uno de ellos ha marcado historia de la danza y veremos si, en un futuro, conmigo ocurre lo mismo.

¿Cuando dice que la danza española está actualizada a qué se refiere, a meterle unos pasitos de hip-hop?

Me refiero simplemente a que yo tengo que ser consciente de que estoy caminando por la vida en el año 2025, y que el público que asiste a un teatro tiene que entender y sentirse atraído por una imagen o por un concepto con el que se siente identificado en el 2025. Con total respeto a la esencia y a nuestros antecesores, que han hecho un trabajo maravilloso. Ese respeto a las bases y a la tradición tiene que estar.

Se atrevió a coreografiar flamenco en el agua, con el equipo español de natación sincronizada, y en patinaje artístico para Francia, que quedó campeona del mundo. Luego lo ha hecho para Rusia, Suiza, Japón.

En el agua fue una experiencia maravillosa, porque además tienes que pensar en o solo coreografiar el cuerpo o solo las piernas, porque siempre tienen la mitad debajo del agua. Me metí en el agua con las nadadoras, hacíamos sonidos golpeando el agua a ritmo de flamenco… En el hielo, Francia quedó campeona del mundo. Y he estado con los estadounidenses, que entrenan en Canadá y son tres veces campeones del mundo. Les he montado un nuevo programa que van a presentar en los Juegos Olímpicos de febrero del año que viene con esencia flamenca.

¿Se nota mucho con los norteamericanos que Trump va de prima ballerina assoluta?

Eh… Un poquito. Hay que tener la mentalidad abierta. Cuando hablamos de inmigración hay que pensar que los españoles hemos sido unos grandes emigrantes en todo el mundo. Yo no paro de viajar y no paro de encontrarme españoles que han hecho su vida en diferentes países del mundo.

¿Qué significa para usted darse una alegría para el cuerpo: hacer más barra, matarse a piruetas?

Darme una alegría para el cuerpo es conseguir desconectar y sentirme tranquilo cuando estoy sin hacer nada, que me cuesta mucho. Eso para mí ya es un gran logro.

Cuenta que los bailarines pasan seis o siete horas diarias ante un espejo. Y también que son muy narcisistas. ¿En su caso, le gusta lo que ve?

Tengo el defecto, aunque cada vez menos, de que soy excesivamente crítico conmigo mismo. Y en general los bailarines somos así, nunca llegamos a ver cuando realmente hacemos algo bien, y eso es algo que tenemos que conseguir, porque desgraciadamente somos excesivamente exigentes.

¿No se puede decir que esté encantado de haberse conocido?

Casi nunca. A veces sí. Ahora, por ejemplo, cuando veo un vídeo de hace muchos años, digo: «Pues no estaba tan mal como creía en el momento». Somos muy exigentes.

«Si Almodóvar me quiere llamar para una película, estaré encantado». Igual no tiene corazón y no le llama.

Bueno [Ríe], tienen que surgir muchas cosas para que le pueda encajar. Pero me encantaría, por supuesto. Me gustaría mucho hacer cine. Sobre todo es que me gusta llevar la danza a todo: a la pintura, a la moda, a la poesía, al cine.

¿Es capaz de ponerse ‘al borde de un ataque de nervios’? Por dar pistas al director.

Soy capaz de ponerme al borde de lo que sea. Almodóvar también es ‘Marca España’. Es un referente en todo el mundo. Tiene una casa construida en espiral. Le imagino teniendo que practicar sin parar las piruetas. Me costó al principio hacerme a la casa, sí. Empieza con un punto en el centro, que es el baño, y hace una espiral completa. Todas las paredes de la casa son curvas. Me la diseñó maravillosamente el arquitecto Raúl Almenara y ya me he hecho a ella. Me siento muy identificado.

¿Usted se aguanta a sí mismo?

Yo a veces ni me aguanto a mí mismo. Cuando estoy con la cabeza con mil proyectos, y estoy hablando, y estoy con mi pareja, que es el director de Producción de mi compañía, y me dice tienes que hacer eso, y esto otro, y tengo muchas cosas a la vez y muy diferentes. Y entonces me digo: Mira, Antonio, relájate. La gente muy cercana de mi alrededor lo sabe. Pero cuando ven el resultado dicen que merece la pena.

Que se le puede aguantar.

Que se me puede aguantar.

Romancero sonámbulo

  • ¿Cuándo? Mañana, 20.00 horas
  • ¿Dónde? Auditorio Víctor Villegas, Murcia
  • ¿Precio? 30-35 euros
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