Música

La ‘gran noche’ de Arde Bogotá

El cuarteto cartagenero, con Pedro Quesada como guitarrista de apoyo, hizo vibrar a los fans con uno de los conciertos más especiales de su meteórica carrera: en casa, ante más de 18.000 personas y con sus ‘hits’ como único pretexto

Arde Bogotá actuando en Cartagena.

Arde Bogotá actuando en Cartagena. / Iván J. Urquízar

L. O.

Más que ‘la noche’, como se titulaba su primer largo, la de ayer fue –con el permiso de Raphael– la ‘gran noche’ de Arde Bogotá. Porque esta vez jugaban de local, y se les notó. También lo hicieron el pasado mes de noviembre con aquellos dos conciertos apoteósicos en el Palacio de los Deportes de Murcia –donde siempre han dicho que se sienten como en casa, solo faltaría–, pero en la Cuesta de El Batel no hubo ‘comos’, solo casa, familia, y una especialmente numerosa: en torno a 18.000 personas –algo más–, según la organización, y otras tantas hoy, para el segundo de los conciertos de Antonio, Dani, Pepe y Jota en Cartagena.

Y sí, conviene ahorrarse los apellidos de estos ‘cowboys de la A3’, porque en la ciudad portuaria la gente les conoce por su nombre de pila. Al fin y al cabo, antes que Arde Bogotá fueron (y siguen siendo) vecinos de la trimilenaria, y para otros habitantes de la vieja Cartago –aunque a la fiesta se ‘coló’ mucho visitante– fue dedicado el concierto de ayer, el que abría la nueva gira de la banda de moda. Porque sí, todo eran alicientes y alimento para los nervios; nervios que a buen seguro subieron con ellos al gran escenario que dejó para la ocasión el Rock Imperium –celebrado la semana pasada–, pero que apenas se dejaron ver entre los miembros de una formación que cuenta con más tablas de las que cualquiera esperaría tanto por edad como por trayectoria.

Pues no hace tanto de Antiaéreo y de aquel Big Up! capital que les puso en órbita en 2019, pero Arde Bogotá llevan casi desde el día uno con velocidad de crucero. De hecho, eso es, quizá, lo que ha dificultado que estos cuatro orgullosos cartageneros hayan actuado con menor frecuencia de la deseable en su ciudad: después de aquella primera experiencia en la ya extinta Sala Coyote, pronto los escenarios de su hogar se les quedaron pequeños, y solo de la mano de La Mar –hace ahora un par de años– pudieron volver convertidos en las estrellas que son hoy en día: fue el 19 de julio de 2023 en la explanada del puerto, y las 9.000 personas que se reunieron allí parecían marcar un récord difícil de batir. Pero solo ayer casi duplicaron esa cifra, y con el concierto de mañana la cuadruplicarán.

Y es que había ganas de verles jugar en casa, de que quemaran el Cartagonova junto a su gente. Y lo hicieron. Y no solo el estadio del Efesé, sino la ciudad entera, que ardió más que Bogotá de la mano de sus hijos pródigos. Lo hicieron junto a Pedro Quesada, su guitarrista de apoyo, con un show similar al del fin de gira de Cowboys de la A3 (2023), su segundo álbum, todavía más aclamado que el primero. Tampoco era necesario cambiar demasiado: aquello –lo de entonces y lo de anoche– se sintió y se siente como algo grande, un espectáculo a la altura de los de las mayores bandas de rock del país.

Así, con una vistosa puesta en escena, repasaron los grandes éxitos de su primer y de su segundo disco; también los dos singles que han sacado desde entonces, Flores de venganza y La Torre Picasso, que se sintió como una catarsis colectiva. También La salvación y, por supuesto, Los perros, un hit que es ya casi más grande que ellos mismos (lo que ya es decir). Pero, insistimos: esto es solo el principio, y por muchos motivos. Porque hoy tocan de nuevo en casa, porque esto es solo el arranque de la gira y porque, además, ya están trabajando en su tercer álbum, y no tiene pinta de que lo de estos cuatro chavales de Cartagena sea un fenómeno puntual...

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